El Gobierno de España solemniza en Gernika que el Estado legítimo fue atacado por nazis y fascistas

El aniversario de 2023 del bombardeo de Gernika, el octogésimo sexto, ha llegado con dos novedades. Por un lado, la voluntad del Gobierno de Pedro Sánchez de declarar Gernika como “lugar de memoria” al abrigo de la nueva ley -aunque hace años que allí existe ya un Museo de la Paz- y, por otro lado, con la visita por vez primera de un ministro, en este caso de Félix Bolaños, que ha participado “con orgullo” en los actos en reconocimiento de las víctimas y ha departido con supervivientes. El Gobierno de España, ante algunos emplazamientos para que pida “perdón” o para que reconozca el daño causado, ha recalcado desde allí que fue un ataque nazi y fascista, que operaban al servicio de los golpistas, y no del Estado. El bombardeo constituyó igualmente un ataque “contra el Gobierno legítimo de la República”, ha enfatizado Bolaños, titular de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.

“Hoy aquí nos acordamos de todas aquellas personas, cientos de personas que perdieron la vida”, ha manifestado también. “Aquel bombardeo brutal que se sufrió en Gernika, como se sufrió en otras poblaciones, no consiguió el objetivo, no consiguió que evitar que España sea lo que es: una democracia avanzada, una democracia europea, una democracia de valores, de libertades, de derechos”, ha seguido. Ha recordado que al igual que el roble que simboliza los fueros vascos quedó en pie el Gobierno legítimo también continuó operando dos años más. “Cada día estamos más orgullosos de pertenecer a un país como es España, que hoy está a la cabeza en tantas cosas en el mundo”, ha remachado citando, como hito, la ley de memoria democrática.

La villa de Gernika, como es costumbre cada 26 de abril, ha hecho sonar hacia las 16.00 horas las sirenas que recuerdan que en 1937 los aviones de la Legión Cóndor de la Alemania nazi y de la Aviazione Legionaria de la Italia fascista, todos ellos al servicio de los franquistas en la Guerra Civil, descargaron sus bombas sobre una población de 7.000 habitantes, a los que se sumaban refugiados de guerra. Aún quedan algunos supervivientes 86 años después y siguen guardando la costumbre de comer juntos en el frontón antes de los actos de homenaje. También se recuerda cada año al alcalde entonces, José de Labauria, del PNV, o al corresponsal de 'The Times' George Steer, quien envió una de las primeras crónicas del ataque. Se han guardado cuatro minutos de silencio.

Gernika, símbolo internacional de la barbarie franquista, nazi y fascista durante la Guerra Civil merced al cuadro de Pablo Picasso, no está exenta en el presente de los debates políticos. El PNV, de manera recurrente, emplaza al Estado a que pida “perdón” por estos hechos. Se pone el ejemplo de Alemania, que hace tres décadas admitió su participación en el ataque. Sin embargo, la España legítima era la republicana e incluso el propio PNV tenía un ministro en el Gobierno español de abril de 1937, el navarro Manuel de Irujo. Es la primera y la única vez en la historia en que ha ocurrido. En paralelo, otras instituciones locales sí controladas ya por los golpistas, particularmente el Ayuntamiento de Vitoria, sí tuvieron un papel decisivo al permitir que los enviados de Adolf Hitler y Benito Mussolini se instalaran en la ciudad y emplearan sus campos de aviación, de donde partieron muchos de los bombarderos. En Vitoria, la placa en memoria de las víctimas de Gernika, ubicada junto a la réplica de un avión en los terrenos del viejo aeropuerto General Mola, en Salburua, languidece descuidada.

Conocida la presencia de Bolaños -solamente en 2022 un alto cargo del Estado acudió también a Gernika en esta fecha-, el Gobierno de Iñigo Urkullu lo ha considerado un “paso positivo”. Pero también entiende que “este gesto tenía que haber llegado antes” y que el Gobierno central tiene pendientes para con Gernika “reconocer el daño causado” y “la reparación moral e institucional a la ciudadanía que sufrió esta barbarie”. No se ha demandado un “perdón” como tal, pero sí se defiende que “corresponde a un Estado democrático asumir ese reconocimiento”. “Se lo debe a las víctimas”, ha indicado el lehendakari en un mensaje hecho público este miércoles. El alcalde de Gernika, José María Gorroño, también ha pedido pasos al Estado pero acotados a que se determine la “responsabilidad franquista”. EH Bildu también verbalizó un mensaje similar.

“Rechazo con toda la contundencia cualquier intento burdo de manipular la historia con la demanda de peticiones de perdón poco rigurosas, dirigidas a un Gobierno víctima de la sublevación fascista de 1936 y heredero de la legalidad democrática de la República”, ha terciado en este debate el líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza. “Nadie puede adueñarse de la memoria colectiva ni asumir en exclusiva el papel de víctima”, ha añadido Denis Itxaso, delegado del Gobierno, también socialista.

El año pasado, el Ejecutivo de Sánchez emitió un comunicado de “condena” de las acciones de nazis y fascistas. Destacó que era la primera vez que eso ocurría si bien, en puridad, el Gobierno de 1937 ya se posicionó de manera muy contundente contra el ataque de los “facciosos” y realizó una labor internacional de denuncia. La embajada republicana en Londres, por ejemplo, recopiló abundante documentación al respecto. También el recién creado Gobierno de Euzkadi, con José Antonio de Aguirre al frente, se esforzó en denunciar el ataque. Entretanto, la propaganda franquista culpó a los “rojos” de la destrucción de la villa, cuando fue una operación dirigida desde Vitoria por el alto mando nazi Wolfram von Richthofen, muy cercano a Hitler.

Bolaños, que no ha respondido a preguntas de los periodistas, ha departido con supervivientes y acudido a la ofrenda floral. Urkullu también ha remarcado que “Gernika es exponente de todas las poblaciones del mundo que han sufrido un bombardeo indiscriminado”. No fue ni el primero ni el último en la Guerra Civil -solamente unos días antes los fascistas italianos atacaron Durango y hubo acciones similares en Eibar u Otxandio- pero sí el “más conocido y cruel contra la población civil”, en palabras del lehendakari.

Desde el PP vasco, Carlos Iturgaiz ha aprovechado el aniversario para criticar que EH Bildu participe en los homenajes cuando no condena a ETA. “Nos sorprende que en esos actos haya algunos partidos políticos que son antidemocráticos en esta tierra. Me refiero a EH Bildu, que sigue justificando la violencia y el terrorismo de ETA, que coloca a 'Txapote' como víctima y lo aplaude. Por tanto, ellos sí eligen ir a unos actos y no a otros, defender unas cosas y no defender otras”, ha manifestado.