Con un menor número de ejemplares que años atrás, pero con mucho interés entre ganaderos y curiosos, las subastas de la centenaria Feria Internacional Ganadera de Zafra mantienen la esencia de épocas pasadas, con pujas a mano alzada, gritos del subastador y aplausos de los asistentes al mejor postor.
Estas subastas han vivido la evolución de las diferentes razas, como la retinta, que “ha mejorado enormemente y no tiene nada que ver con la que se presentaba hace 30 o 40 años”, explica el comisario de ferias, Santiago Malpica. Esto se debe a que a lo largo de estos años, los ganaderos que participan en las subastas han llevado a cabo un proceso de selección de los animales.
Desde los años 60
Comenzaron a realizarse en los años sesenta, como una de las novedades que se incorporaban a raíz del cambio de denominación de la feria, que pasó de denominarse Feria de San Miguel para llamarse Feria Regional del Campo Extremeño. Durante los primeros años las ayudas del Ministerio y de la Consejería, que avalaban las subastas, contribuyeron a que éstas tuvieran “un éxito enorme” dentro de la feria.
Eran “el termómetro” de la cita ganadera, puesto que era lo que mayor importancia tenía y de ellas dependía el éxito de la feria. En la actualidad se subasta un número menor de animales y ya no tienen la misma importancia que años atrás, pero todavía suscitan el interés de los ganaderos, que acuden por la calidad de los ejemplares que se presentan.
Todavía tienen un impacto en este sector pero, “desde el punto de vista económico, hay otros negocios más importantes” en el marco de esta feria, que mueve en torno a 200 millones de euros en cada edición, asevera Malpica. Además, a estas subastas también se acercan curiosos atraídos por la peculiaridad de su tradicional procedimiento, en el que los participantes realizan pujas a mano alzada, entre los gritos del subastador y el aplauso de los asistentes.
Un espectáculo
Es un espectáculo “muy interesante y bonito, sobre todo cuando hay varios ganaderos interesados en un mismo animal, puesto que éste sale al final por un alto precio”, subraya el comisario. Para participar, los ganaderos deben solicitar una tarjeta con numeración, que les permite pujar por los animales que las diferentes asociaciones han llevado a la feria y que previamente han presentado a la organización, con un precio de salida para cada uno de ellos.
Como curiosidad, el ejemplar con el precio de salida más alto de la primera jornada de subastas es un charolé que comenzaba sus pujas en 5.000 euros. En total, en la edición de este año, más de seiscientos ejemplares, entre ganado vacuno, ovino y porcino, se subastarán durante los últimos tres días de feria. Concretamente, pasarán por la nave de subastas un total de 32 ejemplares de la raza chaloresa, 22 limusines y 8 retintos durante la primera jornada, el segundo día 504 ovejas de la raza merina y una quincena de ovinos precoces, y el último día se cerrarán las subastas con un centenar de cerdos.
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