Fermín Solís inaugura una nueva etapa en su trayectoria artística con Charles loves Josefa (Salamandra, 13 de noviembre de 2025), la novela gráfica que ha ganado el XVIII Premio Internacional Fnac–Salamandra Graphic. La obra, presentada en un formato compacto de 112 páginas, reconstruye una historia de posguerra centrada en la autonomía de una mujer y en las consecuencias de una carta-propuesta que llega desde Estados Unidos.
El punto de arranque documental es, precisamente, una imagen publicada en la revista Life en 1951: la foto de una joven rural —Josefa— que termina convirtiéndose en el detonante de una correspondencia unilateral, de un enamoramiento a distancia y de una presión social que obliga a plantear decisiones sobre el propio destino. Solís cuenta esa trama desde el respeto a la documentación —viajes, archivos, testimonios— pero también desde la libertad de la ficción: el cómic es un guion que reescribe, inventa y completa lo que las fuentes no pueden decir con certeza. Esa tensión entre testimonio y licencia narrativa es, según él, la esencia del libro.
De la investigación a la invención
La génesis de Charles loves Josefa está estrechamente ligada al célebre reportaje de William Smith sobre el pueblo cacereño de Deleitosa. El dibujante recuerda cómo aquellas imágenes —que ya habían pasado por una exposición en Cáceres— despertaron su fascinación por la mirada del fotógrafo y por las historias que capturó mientras recorría el mundo. En un inicio quiso reconstruir aquel episodio, incluido el intento del franquismo por requisar los carretes para evitar que se mostrara a Estados Unidos la realidad de la España rural. Pero, al hablar con vecinos de Deleitosa y su entorno, descubrió que la historia verdaderamente potente era la que vino después: la de Josefa y las cartas que recibía. Ese giro lo llevó a documentarse a fondo —entrevistas, trabajo de campo, fotografías, recuerdos familiares de Madroñera y referencias al cine de los años cincuenta— para equilibrar hechos reales y ficción. Aunque reconoce que es imposible reconstruir con exactitud la vida cotidiana de aquella mujer, Solís recrea la atmósfera de la época y se permite una licencia narrativa basada en un suceso histórico ocurrido en el pueblo, que sirve de punto de inflexión en el guion y da forma al desenlace de la novela gráfica.
Gráfica y atmósfera: la memoria cromática
Solís opta en esta ocasión por una paleta de color apagada que busca reproducir la grisura de la España rural de los años 50 y, al mismo tiempo, introduce recursos (páginas con apariencia envejecida, manchas tipográficas) que refuerzan la sensación de archivo recuperado. Confiesa que, si pudiera, haría muchas de sus obras en blanco y negro; pero la edición le pidió color para un mejor equilibrio comercial, de modo que el color se usa aquí como un efecto contrapuntístico: los envíos postales desde California —en alguna viñeta— explotan en azul y saturación, y sirven de contraste con la monotonía local. Esa decisión plástica acompaña una narración íntima que prioriza el punto de vista femenino: Josefa, su resistencia y sus deseos.
La continuidad de un autor que cambia de registro
El ilustrador no repite fórmulas gráficas: en su carrera ha alternado estilos, desde fanzines hasta novelas gráficas que le han valido reconocimientos: el primer gran empujón llegó con Los días más largos y el premio como autor revelación en el Salón del Cómic de Barcelona; más tarde Buñuel en el laberinto de las tortugas le abrió puertas en el circuito internacional. Desde este mismo mes ya se puede ver adaptada en Filmin su novela gráfica Medea a la deriva. Esta obra cobra vida en la pantalla bajo el formato de cortometraje, permitiendo disfrutar de la reinterpretación cinematográfica de la historia original de Solís, dirigida por Mary Cruz Leo y protagonizada por Paca Velardiez.
Su trabajo con diferentes soportes —papel, digital, exposiciones— y su uso habitual del iPad como herramienta de creación muestran a un autor que se adapta sin renunciar a la búsqueda de atmósferas y a la recuperación de lo cotidiano como materia prima narrativa. En Charles loves Josefa conviven esa mirada costumbrista y la voluntad de documentar para imaginar e imaginar para contar.
Y es que la novela gráfica funciona como un acto de reparación narrativa: rescata a una protagonista anónima de los archivos y le otorga voz y posibilidad de decisión en una época que limitaba severamente esas opciones. El enfoque de Solís —mezcla de cronista y fabulador— permite leer la obra como un ensayo visual sobre la libertad femenina en la posguerra y, a la vez, como un libro que dialoga con el presente: con la memoria, la ruralidad y las formas íntimas de resistencia. La recepción crítica inicial, en los pocos días desde su salida, ha sido muy positiva y su obra, sin duda, volverá desde Cáceres, a colocarlo en festivales y mesas de debate sobre cómic y memoria.
Trayectoria y ecos: Martin Mostaza y la música como otro relato
Pero este libro no agota la actualidad creativa de Solís: en paralelo a su obra gráfica, su alter ego Martín Mostaza ha dado un paso sólido hacia la música en solitario. Lo que nació como personaje recurrente en su obra —los ciclos protagonizados por Martín Mostaza marcaron hitos tempranos de su carrera— se ha transformado ahora en un nombre artístico con singles y actuaciones con las que Fermín está recorriendo salas y festivales. Solís forma parte también del trío Hombre Tigre, proyecto musical que convive con sus aventuras en solitario; bajo Martín Mostaza ha lanzado ya sencillos (como Verano del 83) y prepara un disco para la próxima primavera, mientras encadena fechas en directo. El proyecto musical funciona como una extensión narrativa: las canciones son pequeñas historias, a menudo sin estribillo tradicional, que dialogan con la poética de sus libros.
Con esta nueva faceta, el artista extremeño muestra una dualidad que no se contradice, sino que se complementa: la narrativa gráfica y la música como dos lenguajes distintos que continúan su misma mirada artística.
Martín Mostaza presentará su 'Tour de otoño' en dos citas destacadas los próximos días: mañana 26 de noviembre en la 'Fundación CB Badajoz' y el 18 de diciembre en 'Arte9' de Madrid, donde dará a conocer este proyecto musical que dialoga con su obra plástica y confirma la versatilidad de un creador que transita con naturalidad entre el dibujo y la canción.