La retención de dinero en la tarjeta, a modo de fianza, una práctica abusiva
El Consorcio de Información al Consumidor, dependiente del Instituto de Consumo de Extremadura (INCOEX), dirige su campaña informativa de julio a la contratación de servicios que requieren tarjetas de crédito, algunos de los cuales conllevan la retención a modo de fianza o garantía, y a su uso para compras o servicios por Internet.
Cada vez es más frecuente que a la hora de alquilar un viaje, un coche o un apartamento, la empresa que ofrece el servicio exija, para completar la reserva, y como garantía de pago, los datos de una tarjeta de crédito, incluso cuando el pago no va a ser cargado en ese mismo momento. Se pide una tarjeta de crédito porque así se puede hacer el bloqueo de una cantidad de dinero para garantizar la operación.
El bloqueo no es un cargo efectivo, sino sólo una reserva de una cantidad de la línea de crédito de la tarjeta, pero esto no sería posible con una tarjeta de débito, ya que en éstas no hay línea de crédito y sólo se pueden realizar cargos directos contra el saldo de una cuenta.
“Se incluye en el contrato unilateralmente”
Según un informe del Centro de Estudios Financieros, la exigencia de tarjeta de crédito constituye “una práctica abusiva entre otras razones porque la retención o bloqueo es una condición adicional que se incluye en el contrato unilateralmente”. “Nadie garantiza al consumidor que el servicio contratado se va a prestar en correctas condiciones”, advierte el INCOEX.
La campaña de información al consumidor también informa sobre las tarjetas virtuales que, desde finales de 2017, además de las entidades financieras, se pueden adquirir en los estancos como tarjetas de crédito prepago. Estas tarjetas son una de las opciones “más seguras, eficaces y más indicadas” para el bolsillo de los ciudadanos a la hora de efectuar compras por internet.
Adquirida en las entidades bancarias, es una tarjeta sin comisión de apertura ni coste de mantenimiento y tampoco hay comisiones por recarga, comisiones por operación ni mucho menos por descubierto ya que éste no se puede dar en la tarjeta. En los estancos, la tarjeta tiene las ventajas de una Visa aunque no está asociada a una cuenta bancaria.
El usuario llega al estanco, compra la tarjeta por 9,90 euros y a partir de ahí la recarga con la cantidad que estima oportuna hasta un máximo de 250 euros. Desde el INCOEX destacan que esta tarjeta presta un servicio importante en aquellas poblaciones que ya no tienen una entidad bancaria, así como para aquellas personas que tienen reparos a comprar online con su tarjeta, a turistas que puedan temer un robo o a padres que prefieren que sus hijos no lleven dinero en efectivo.
El Consorcio también informa que en el supuesto de que no se esté conforme con cualquier asunto relacionado con las tarjetas de crédito, el titular podrá presentar una reclamación formal ante el Servicio de Atención al Cliente y/o Defensor del Cliente de la entidad bancaria que, en un plazo de dos meses deberá contestar. La reclamación la puede presentar directamente el titular o a través de una oficina de consumo.
La campaña va dirigida a los municipios que pertenecen a las 17 mancomunidades adheridas al Consorcio Extremeño de Información al Consumidor y para llevarla a cabo, los técnicos de este organismo realizarán charlas informativas en cada zona.
0