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'La beata', la empleada bancaria que vestía santos, acusada por los vecinos de Valle de la Serena de dejarlos sin ahorros

Santiago Manchado

Valle de la Serena —

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De la noche a la mañana sin los ahorros de media vida trabajando fuera de España y con préstamos, amenazas de embargo, dinero en fondos de inversión y pagos realizados con tarjetas de crédito fantasma en lugares que nunca han visitado. Esta es la situación que desde finales de julio viven los vecinos de Valle de la Serena, un pueblo de algo más de un millar de habitantes en la provincia de Badajoz. Denuncian que una agente colaboradora de la oficina del Banco Santander se ha quedado con todo su dinero.

Los clientes de la sucursal bancaria se la encontraron cerrada una mañana de este pasado verano sin previo aviso y se temieron lo peor. Algunos de ellos llevaban un tiempo sospechando que “algo raro” pasaba en sus cuentas, pero todas las explicaciones que recibían por parte de 'la beata', el apodo con el que era conocida la agente externa en el pueblo, las daban por buenas, dada la relación y la confianza con la agente externa, que también es vecina de Valle de la Serena. Dos décadas confiando sus ahorros a la misma persona y con ellos muchos sueños.

La inmensa mayoría de los afectados por el desfalco son personas mayores, sin cultura financiera, que no accedían a sus datos bancarios por Internet y tan solo disponían de una cartilla, que de poco les servía porque, según denuncian, la mayoría estaban duplicadas, eran falsas y muchas de ellas estaban escritas a máquina.

Pero la confianza en la agente era suficiente para convencerse de que era la central del banco la que cometía innumerables errores. Allí estaba ella para restarles importancia y, aparentemente, solucionarlos de inmediato.

“Un huracán económico”

“Quien iba a pensar que nos podía hacer algo así. Es muy conocida en el pueblo, la hemos visto crecer, vestía a los santos, salía en Semana Santa... Vive muy cerca de la iglesia y en su casa hasta tiene una estatua muy grande de la virgen”, lamenta una de las afectadas señalando por encima de su cadera mientras participa en la protesta que cada lunes, miércoles y viernes realizan de 10 a 11 de la mañana en la puerta de la sucursal para reclamar al Banco Santander la devolución de todo el dinero que han perdido.

La presidenta de la asociación de afectados, María José Carrasco, califica la situación como “huracán económico”, dada las cifras que maneja. Según los cálculos del colectivo al que representa, “el 90% de los vallejos” podrían haber sido víctimas de este fraude, que podría alcanzar “entre 2 y 3 millones de euros”.

Sin embargo, la entidad financiera rebaja diez veces el número de afectados y de dinero. Según el banco, desde que comenzaron las reclamaciones han recibido alrededor de 70 y ya han devuelto unos 300.000 euros. “Bueno, devolver no porque el Santander nunca se quedó ese dinero”, subrayan desde la entidad, desde donde consideran que no habrá muchas más reclamaciones “si no se han recibido ya desde agosto”.

Pero es que uno de los principales problemas que están teniendo los perjudicados es cómo conseguir la documentación que el banco les pide para acreditar que han sido víctimas del fraude. “Esta mujer falsificó nuestra firma, operaba con tarjetas que no sabíamos que teníamos, íbamos a ingresar dinero y lo apuntaba en un post it porque decía que ese día el ordenador no funcionaba, nos daba rentas de nuestros fondos que en realidad sacaba de nuestros ahorros, adjudicaba préstamos que nadie había pedido y que ahora tenemos que seguir pagando bajo la amenaza de entrar en un registro de morosos... ¿De verdad que en el Banco Santander no saltaron las alarmas cuando vieron que en un pueblo de 1.100 habitantes esta oficina había conseguido 2.000 préstamos?”. Lo cuentan casi al unísono las vecinas que sujetan la pancarta en la puerta de la sucursal mientras el resto pitan y reclaman a gritos soluciones.

Algunos han perdido todo

Y es que hay historias dramáticas. Entre los afectados aseguran que hay mujeres mayores que se han quedado con 50 euros en efectivo a las que los vecinos están ayudando en el día a día. También está la situación de Antonia: “Media vida trabajando en Alemania con la nieve que me cubría las piernas y ahora no hay nada, ha desaparecido. El banco me pide papeles, pero ¿qué papeles voy a tener yo si todo lo que nos daba era falso? ¿Cómo quieren que demuestre que me han robado?”.

En el caso de Bernardo, está afectada toda la familia, “mi mujer con 10.000 euros de un fondo, mi hija por un préstamo de 12.500 que pidió sin autorización y que estamos pagando desde hace 4 años, y yo, con otros 10.000 de otro fondo distinto, más 4.500 que sacó de mi cuenta sin autorización”. No obstante, la entidad ha respondido en este caso, aunque por debajo de las cifras reclamadas por las víctimas. “Por eso estamos aquí, para apoyar a mis vecinos y para reclamar todo lo que es nuestro”, subraya Bernardo.

Ángela es incapaz de reprimir las lágrimas, pero protegida por sus gafas de sol cuenta que en 2004 abrió un plan de pensiones en el que 18 años después solo quedan 1.200 euros: “Sé que no lo voy a recuperar”, se lamenta.

El Santander asegura que aún está investigando los hechos que denuncian los afectados al mismo tiempo que cuatro empleados desplazados de la Territorial atienden tres veces a la semana a los vecinos “para tranquilizarles y recoger sus demandas”. Las víctimas reconocen la atención recibida pero quieren que eso se traduzca en la devolución íntegra del dinero que han perdido. “Somos de pueblo, pero no somos tontos”, gritan al unísono.