Miles de personas con discapacidad intelectual están confinadas sin poder ni siquiera entenderlo
El coronavirus obliga también estos días a que más de 3.500 discapacitados intelectuales en Extremadura se hayan visto forzados a dejar sus centros ocupacionales, de día o de atención temprana y tengan que permanecer en sus casas encerrados sin llegar a entenderlo, lo que se hace muy difícil para ellos y para sus familias.
Especialmente complicada es la situación para muchos que tienen asociada a su discapacidad problemas de salud mental o trastornos que les hacen presentar conductas disruptivas y para los que el encierro hace que literalmente estén que “se suban por las paredes”. Por ello Plena Inclusión de Extremadura ha pedido que se autoricen paseos terapéuticos para ellos, como ha explicado Sebastián González, gerente de esta entidad, que agrupa a 27 asociaciones en la comunidad autónoma y al 80% de las personas con discapacidad intelectual de la región.
Cierre de los centros
Más de 120 centros que prestaban servicios a este colectivo se han visto obligados a cerrar por la crisis del Covid-19. Así, además de los destinados a puntos de encuentro y ocio, han clausurado temporalmente sus puertas los 24 centros ocupacionales de Plena Inclusión; 19 de día; 15 de atención temprana, para niños de 0 a 6 años; 16 de habilitación funcional, para chicos de 6 a 16 años; y once centros de Educación Especial.
Permanecen abiertos, sin embargo, las 17 residencias y 7 viviendas tuteladas con que cuenta la entidad, aunque en estos casos se trata de minimizar al máximo las visitas que puedan llegar de fuera y éstas quedan limitadas a las zonas comunes siempre que se adopten las medidas de higiene y de separación necesaria por parte de los familiares.
En estos centros, según González, no se ha producido hasta ahora ningún contagio, pero falta material, mascarillas y batas impermeabilizadas, por lo que hacen un llamamiento a las autoridades sanitarias para que les faciliten estos equipos.
“No entienden qué pasa”
Especialmente duros están resultando estos días para Pedro Calderón, policía de profesión, presidente de Plena Inclusión Extremadura y padre de Blanca, una chica con discapacidad intelectual, que “no entiende qué está pasando” y “por qué no hay cole”.
Según Pedro Calderón, para estas personas más que para nadie “la rutina es esencial para su equilibrio emocional”, por lo que el confinamiento al que nos obliga el coronavirus las hace especialmente vulnerables y genera en sus familias “situaciones realmente dramáticas” y que requieren “grandes necesidades de apoyo”.
Por ello, desde el primer momento de la crisis, Plena Inclusión Extremadura lanzó la propuesta de crear “redes de apoyo” que han tenido “una respuesta realmente increíble”.
Así, conformada por directivos, trabajadores de la entidad, familias y voluntarios se han montado estas redes con el objetivo de que “nadie esté solo, ni se sienta solo” en una emergencia que “si a todos nos cuesta entender, imaginaté a una persona con discapacidad intelectual”.
Esta red, según Calderón, está permitiendo “tutelar la vida de las familias”, pues a través de ella se facilitan herramientas para mejorar la vida de las personas con discapacidad durante los días de encierro. Se trata de sigan con las labores rutinarias que hacían en los centros de día o en los centros ocupacionales, además de prestar apoyo emocional y psicológico permanentemente o atender a cualquier demanda puntual que surja.
El presidente de Plena Inclusión Extremadura reconoce que el suyo es un movimiento muy articulado y cohesionado desde siempre, con una “gran unión” de las familias, lo que en momentos de crisis como ésta le da un “gran valor”.
Mientras tanto, a su hija, a Blanca, que le sigue a todos lados sin entender por qué no puede ir al cole, le repite constantemente que “está de vacaciones” y le explica qué van a hacer en cada momento, porque ellos necesitan que “se les genere seguridad y tranquilidad para ser felices”.
Ellos, más que nadie, requieren “certezas y seguridad” también en un momento como el actual de gran incertidumbre. Es una “tarea dura y difícil” pero Pedro Calderón está convencido de que saldrán de ésta, “unidos, como siempre”.
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