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La amiga que iba con Samuel declara que dos de los acusados le llamaron “maricón de mierda” antes de la agresión

Declaración de la amiga que estaba con Samuel Luiz cuando empezó la agresión.

Beatriz Muñoz

A Coruña —
18 de octubre de 2024 11:38 h

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Lina es la amiga con la que Samuel Luiz se encontraba en la madrugada del 3 de julio de 2021, cuando sufrió una brutal agresión en grupo que acabó con su vida. Ha declarado en la tercera sesión del juicio por asesinato y ha afirmado que tanto Diego M.M., el acusado que supuestamente empezó a darle golpes, como la que entonces era su pareja, Catherine S.B. llamaron a la víctima “maricón de mierda” antes de que empezase la paliza. Ambos, insistió ante el jurado, les reclamaban que dejasen de grabar, pese a que tanto ella como Samuel les dijeron que estaban haciendo una videollamada.

Además, Lina contradijo la versión dada por Catherine S.B. en su declaración, en la que aseguró que ella trató de frenar la agresión, que separó a Diego M.M. cuanto este estaba sobre Samuel golpeándolo y que lo abofeteó para tratar de que le hiciese caso. La amiga que estaba con la víctima, que se echó a llorar durante su testimonio, relató que estaban en la parte superior de la bancada del paseo marítimo, cerca del local de ocio nocturno al que habían salido y que hacían una videollamada con otra amiga cuando vieron a una pareja los increpaba y les decía que dejasen de grabar. La homosexualidad de Samuel, sostuvo, se podía percibir por sus gestos, su forma de vestir y su propia voz, que calificó de “dulce” y “fina”.

Relató que Diego M.M. “se lanzó” sobre Samuel y se unieron rápidamente otras personas. Uno de ellos lo agarraba del cuello, contó. Ella trató de parar la agresión y, según su versión, fue entonces cuando se acercó Catherine S.B. para apartarla y decir: “Lárgate de aquí, que no pintas nada”. Recalcó que está “segurísima” de que se lo dijo a ella, no a Diego M.M. y de que su intención no era “proteger” a Lina o frenar la paliza, sino facilitar que la víctima siguiese recibiendo golpes. La actitud era “agresiva”.

Lina expuso que cayó al suelo por el empujón y una pareja, un chico y una chica a los que dijo no recordar, la ayudó a levantarse. A partir de ahí, vio una marabunta de gente golpeando a Samuel, que solo salió de ahí con la ayuda de uno de los senegaleses que trataron de ayudar. Para entonces, explicó, su amigo ya no se tenía en pie por sí mismo. Le insistió para que ella tratase de localizar su móvil y ella retrocedió un poco: “Pensamos que ahí se iba a acabar todo”. Mientras pedía ayuda para encontrar el aparato, vio que un grupo de gente se echaba a correr. “Intuí que iban a por él otra vez”, contó. Entonces, añadió, echó a correr ella también, pero cuando alcanzó a Samuel este estaba ya tendido en el suelo inconsciente, con gente alrededor. Un hombre y una mujer, dijo, estaban ya en el punto y les pidió que llamasen a una ambulancia.

Las videollamadas

A continuación declaró Vanesa, la amiga a la que Lina y Samuel hacían la videollamada. Contó que ella vio acercarse a la pareja a sus amigos, que habían hecho un movimiento con el móvil para enseñarle la cantidad de gente que había salido aquella noche. Escuchó a sus amigos decir que no estaban grabando y la voz del hombre (a quien identificó en la sala como Diego M.M.) que se acercaba: “Deja de grabarme, a ver si te voy a matar, maricón”. Después, contó, la cámara empezó “a moverse muy rápido” y lo único que escuchó fueron ruidos y la voz de Lina gritando: “Dejadlo en paz, por favor, que es mi amigo”.

La llamada, según expuso Vanesa, se cortó y no pudo volver a conctactar con sus amigos hasta pasados unos minutos: fue otra videollamada, hecha de nuevo por Lina, en la que vio a Samuel en pie, agarrado a uno de los senegaleses que lo ayudaron. Le oyó pedirle a Lina que buscase su móvil. Su amiga, continuó, estaba “muy agitada, llorando, como con un ataque de ansiedad” y le contó que le habían pegado a Samuel. Ahí, Vanesa asegura que vio a gente correr y a su amiga salir también en la misma dirección. Se volvió a cortar la comunicación y lo siguiente que supo, de nuevo por Lina, era que su amigo estaba “muy mal” y se lo había llevado una ambulancia.

Las dos personas que trataron de parar la agresión

En la tercera sesión del juicio por el asesinato de Samuel Luiz han comparecido también como testigos los dos migrantes senegaleses que trataron de ayudar a la víctima aquella madrugada. Ambos explicaron que iban caminando por el paseo marítimo y vieron a un grupo de personas golpeando a un chico que estaba en el suelo. Uno de ellos, Ibrahima Diack, explicó que agarró al joven al que golpeaban y lo sacó del tumulto. Magatte N'Diaye se colocó a su espalda para tratar de frenar al grupo, que asegura que los rodeaban lanzando golpes “continuamente” a Samuel y también a Ibrahima. “No podía haber salido él solo”, afirmó y añadió después que “ni siquiera pudo defenderse”.

Cruzaron la calle, explicó, para intentar alejarse de los agresores, pero alguien le dio un golpe a Samuel que provocó que se cayese al suelo. “Estaba sangrando”, dijo. Desde ese momento, según su relato, los agresores se dispersaron rápidamente. También él y Magatte dejaron la zona: “Nosotros éramos ilegales, no teníamos papeles en ese momento y teníamos mucho miedo” (el Gobierno se los concedió a ambos después de su intervención). “Yo lo hice porque me salió del corazón”, manifestó.

En la sala, Ibrahima Diack reconoció a uno de los integrantes del grupo de agresores. Señaló a Alejandro F.G., conocido como Yumba. Magatte N'Diaye, sin embargo, dijo identificar a los cinco acusados. Los abogados de las defensas trataron de hacer ver al jurado que existe una contradicción entre esta afirmación y la rueda de reconocimiento en la que identificó a tres personas.

En la jornada de este viernes declaró también otro testigo, un joven que estaba en el lugar de los hechos y vio la paliza, Alexandre. Manifestó haber visto a un grupo superior numéricamente dar golpes a alguien más. Dijo también que vio a alguien con una botella haciendo el gesto de ir a utilizarla para agredir y aseguró haber oído el ruido de cristales al romperse. También, que no se le pasó siquiera por la cabeza intentar frenar el linchamiento porque el nivel de violencia le dio miedo. Cuando Samuel estaba ya desplomado en el suelo, contó que se acercó para tratar de auxiliarlo y que llamó la atención de una patrulla de policía que se acercaba al lugar.

Son cinco los acusados de asesinato. Para dos de ellos, Alejandro M.R. y Alejandro F.G. la petición es de 22 años de cárcel, mientras que para Catherine S.B. y Diego M.M. se solicitan 25 años al considerar que hay una agravante de discriminación por orientación sexual. Para Kaio A.S.C. la petición se eleva a 27 años porque, además de asesinato, está acusado de robo con violencia por haberse hecho con el móvil de la víctima.

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