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Obituario

José María Caneda, el presidente singular que llevó el Compostela a Primera y se peleó con Jesús Gil

El expresidente del Compostela José María Caneda

Alfonso Pato

24 de junio de 2024 17:48 h

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El histórico presidente de la Sociedad Deportiva Compostela, José María Caneda, ha fallecido este lunes a los 77 años, según ha dado a conocer a primera hora de la mañana la cuenta oficial del club. El ex presidente del histórico Compos de los años 90, luchaba en los últimos años de su vida contra un cáncer que no ha podido superar. Conocido mediáticamente por una trifulca con Jesús Gil, alabado por su tenacidad para levantar un club de la nada y enfrentado a los estamentos políticos después de una afiliación efímera al PP, José María Caneda no dejaba a nadie indiferente. En los últimos años ha dado entrevistas dónde hablaba sin tapujos del amaño de partidos en el fútbol, del dinero B en Suiza o del dopaje.

Caneda fue un dirigente singular. Después de conseguir la hazaña de sacar un Compostela de la bancarrota y ascenderlo en cuatro años de Tercera División a la primera categoría del fúbol, lograría mantener al club en lo más alto durante cinco temporadas inolvidables, entre los años 1994 y 1999. Nacido en Santiago de Compostela en 1947 en el seno de una familia de doce hermanos, Caneda comenzó una carrera como atleta primero y después como directivo de diversos clubes modestos de la ciudad. Con algunos de sus hermanos levantó una próspera empresa de electricidad a la que sumó diversos negocios inmobiliarios. Con estas credenciales entró en el Compostela en 1988, hasta llevarlo a codearse con los mejores equipos españoles.

Caneda se erigió en una voz discordante de los clubes más modestos contra le hegemonía económica de los grandes de la Liga. “Fue un adelantado en un período de modernización del fútbol. Caneda y Lendoiro ayudaron a cambiar una liga que tenía dos velocidades. Reclamaron para los equipos modestos mayor cuota en el reparto de las quinielas y algo hasta entonces inédito, como era que los clubes cobrasen por la cesión de futbolistas a las selecciones nacionales”, relata Terio Carrera, periodista deportivo de TVG, que trató de cerca a Caneda a lo largo de varios años.

Los derechos televisivos y la trifulca con Jesús Gil

Una de estas reinvidicaciones fue el aumento en los derechos de televisión, copado por los grandes clubes, que acabó en 1996 en uno de los episodios más lamentables y mediáticos del fútbol español. Un enfrentamiento con un cruce de insultos y una trifulca a las puertas de la Liga de Fútbol Profesional, entre Caneda, Jesús Gil , presidente del Atlético de Madrid y el entonces gerente del Compostela José Fidalgo. Gil era en aquel momento alcalde de Marbella y Caneda había caldeado el ambiente declarando que no sabía como podían “votar a semejante animal como alcalde”. Delante de numerosas cámaras se televisión, Caneda y Gil se insultaron sin pudor y el alcalde marbellí, protegido por sus guardaespaldas, acabó agrediendo a José Fidalgo. “Mamarracho, calamidad, montón de mierda”, le espetaba Caneda a Gil, mientras este replicaba: “Eres un ladrón y un chorizo y yo no”. Pocos años después Gil sería condenado a 28 años de inhabilitación por desviar 450 millones de pesetas de las arcas del Ayuntamiento de Marbella al Atlético de Madrid.

“Con el paso del tiempo, él se arrepentía mucho de ese episodio y lo recordaba con pena porque se llevaba bien con Gil y lo consideraba un amigo y un tipo parecido a él en la incontinencia verbal”, recuerda el realizador Alejandro Marzoa, director de la serie La Liga de los Hombres Extraordinarios protagonizada por José María Caneda junto a otros presidentes históricos y no menos singulares como Ruiz de Lopera, Teresa Rivero o Augusto César Lendoiro. La serie se emitió hace dos años y Caneda se mostró al principio remiso a participar. “Nos dijo que el prefería hacer directos siempre, porque según él siempre se manipulaban sus declaraciones y después su mujer le echaba la bronca por meterse en líos”, afirma Marzoa, que recuerda como justo en aquel momento les comenzó a decir que sentía unas molestias y no se encontraba bien.

Lo cierto es que buceando en la hemeroteca, en los últimos años cualquier entrevista que haya dado José María Caneda no tiene desperdicio, como la que concede Aníbal Malvar en Ctxt, dónde confiesa que los fichajes se pagaban en una época “con cuentas en Suíza”, desde donde ayudó a traer dinero B a otros presidentes, u otra reciente donde acusa al empresario Juan José Hidalgo, que fue presidente del Salamanca, de pagarle 500 millones de pesetas al Barcelona para dejarse perder y que se salvase su equipo.

Su popularidad creció también a raíz de muchas frases hechas que circulaban atribuídas a él y que encajaba con humor cuando le preguntaban por ellas. Algunas como “entre la espalda y la pared”, “resurgir como el Gato Félix” o “pataca minuta”, se han instalado en el acervo popular de los compostelanos. “Caneda era un talento incorrecto, poco ortodoxo y usaba un estilo que ninguna universidad de márketing y negocios firmarían pero a el le funcionó para subir un equipo de Tercera a competir con los más grandes”, dice el cantante y acérrimo compostelanista Carlos Pereiro, Carlangas, que además se crió en el barrio santiagués de San Lázaro, “donde toda la vida lo vi jugar al dominó en el Bar Melide”.

Caneda era, de siempre, una persona amante de su barrio. En los años dorados del Compostela, se le podía ver asiduamente en largas sobremesas en el Hostal San Lázaro. El Compos era un club familiar y accesible, donde el Presidente compartía mesa con periodistas, jugadores, directivos o con los que fueron entrenadores de la época dorada del Compos, Fernando Castro Santos y Fernando Vázquez. Allí cubría servilletas en las que escribía la teórica alineación del próximo partido o el borrador de un presupuesto. “Si se jugaban un título en un partido Barça-Madrid y al mismo tiempo había una opción de jugar un tute con los amigos en el barrio, él escogía el tute sin duda”, recuerda el periodista Terio Carrera.

Reclutado por el PP pero no duró demasiado

En pleno auge del Compos y con una enorme popularidad, a finales de los 90 Caneda fue reclutado para afiliarse al Partido Popular, donde no resistió demasiado. “Decía que no le habían dado lo que le habían prometido y en ese momento se convirtió en una persona incómoda para todo el mundo”, recuerda Terio Carrera, que define a Caneda como “una persona que le gustaba el Compos, pero no el fútbol”. En una de las entrevistas que concedió en los últimos años, en el diario La Voz de Galicia define la política como “un lugar de traidores y mentirosos donde todo el mundo te vende”. Asediado por las presión de las instituciones políticas y acuciado por las deudas de la Seguridad Social y diversos impagos, Caneda fue presionado para dejar el club en 2003, que ahora mismo deambula por la Segunda RFEF, cuarta categoría del fútbol español.

Carlangas fue el encargado de realizar el pasado año la campaña para que el Compostela tratase de recuperar su esplendor. “Lo llamamos Make Compos Great Again, para revivir ese sentimiento dormido de lo mucho que significó el Compos y Caneda se implicó mucho, fue muy generoso, aunque ya estaba enfermo”, recuerda con cariño Carlangas, que en la época dorada del Compos era un niño del barrio que vivía ese momento con intensidad, “siempre vestido con la camiseta del club y pidiendo autógrafos a los jugadores”.

Como el propio club escribió en sus redes sociales, “Caneda hizo realidad el sueño de la capital gallega de llevar a su equipo de fútbol a lo más alto”. En la serie de Movistar + La Liga de los Hombres Extraordinarios, Caneda accedió a hablar de todos los temas que le propusieron y a todas las peticiones, excepto una. “Quisimos hacer unos planos regresando con él al palco del Estadio de San Lázaro y paseando por el césped y se negó rotundamente. Fue el único de los presidentes que se negó a volver al estadio. Nos dijo que aquel ya no era su sitio”, explica el director Alejandro Marzoa. Quizá porque José María Caneda era de esas personas a las que nunca les gustaba regresar al lugar en el que un día fueron felices.

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