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Greenpeace es una organización ecologista y pacifista, económica y políticamente independiente, no acepta donaciones ni presiones de gobiernos o empresas

Probo Koala Connection

Un grupo de activistas pintan el casco del Probo Koala en el mar Béltico

Sara del Río, responsable de la Campaña de Tóxicos de Greenpeace España y Gerardo Ríos, responsable de Empresas de Amnistía Internacional España

Hoy, tanto Amnistía Internacional como Greenpeace publicamos en nuestros blogs de eldiario.es este mismo post. La razón es que se presenta en Dakar, la capital de Senegal, el informe The Toxic True, elaborado conjuntamente por investigadores de ambas organizaciones. Dicho informe detalla cómo la compañía Trafigura realizó vertidos ilegales de basura tóxica en Abiyán, Costa de Marfil, en agosto de 2006. A consecuencia de dichos vertidos, varias decenas de personas fallecieron y decenas de miles resultaron damnificadas. No estamos hablando de una película, aunque pudiera parecerlo. Estamos hablando de hechos reales.

Podríamos pensar que la historia del Probo Kola es el guion de una película de esas tristes que parece que van a tener un final feliz que no termina de llegar. Pero una vez más, la realidad supera a la ficción y este caso, lamentablemente, de película tiene bien poco.

Pero si pensáramos que hablamos de una ficción, la historia del Probo Koala sería simplemente la recreación de un nuevo crimen corporativo, ocurrido en 2006, con abusos de los derechos humanos como hilo conductor y con el fracaso de los Gobiernos para proteger a las personas y al medio ambiente como telón de fondo.

El argumento demostraría una vez más que el cumplimiento del derecho internacional es una quimera, sobre todo cuando hay países pobres de por medio y empresas sin escrúpulos que tienen abogados caros.

El malo de la peli no sería el Probo Koala, un simple barco, sino la empresa que lo fletó, Trafigura, quien produjo una gran cantidad de residuos altamente tóxicos y los embarcó a bordo del buque para llevarlos a tratar, pero claro, todo tiene un precio, y a Trafigura el precio que le pedían en los Países Bajos le pareció muy alto, por lo que decidió que ese precio lo podrían pagar otras personas, aunque fuera con su salud. Esas “otras” las encontró Trafigura en Costa de Marfil. Trafigura sabía que en la empresa que contrató en el país africano no tenía capacidad para la correcta gestión de los residuos, pero aún así lo hizo.

La víctima es la gente de Abiyán en Costa de Marfil, cuya pesadilla comenzó cuando el 20 de agosto de 2006 se despertaron con por un mal olor que procedía de los desechos altamente tóxicos que habían sido arrojados ilegalmente y sin tratar en numerosos lugares alrededor de su ciudad. La empresa llevó allí su basura aportando documentación falsa o engañosa.

Más de 100.000 personas tuvieron que ser atendidas por náuseas, dolores de cabeza, dificultad para respirar, picazón en los ojos y en la piel. El pánico se extendió por la ciudad y las autoridades locales se vieron desbordadas. Al menos 15 personas murieron. El miedo y las secuelas en la salud de la población aún persisten hoy en día.

Una investigación de tres años de Amnistía Internacional y Greenpeace ha puesto de manifiesto que la razón central de la tragedia no fue otra que la ambición de la empresa. Investigación en la que España también ha sido escenario. Parte de las operaciones ocurrieron en aguas españolas, de Gibraltar y aguas internacionales cercanas al Estrecho en las que se produjeron a lo largo de más de dos meses operaciones de transferencia barco a barco y de suministro de las materias primas que llevaron a la generación de los residuos. Aunque Trafigura fue condenada en un tribunal holandés por exportación ilegal de residuos desde los Países Bajos, la empresa nunca se ha enfrentado a cargos por el vertido en Costa de Marfil. Trafigura, haciendo un alarde de cinismo, afirma que el vertido y sus consecuencias no fueron culpa suya, algo que la investigación ha demostrado que no es cierto.

Como una buena película, el Gobierno de Costa de Marfil concedió entonces total inmunidad a Trafigura y la libró de un juicio penal a cambio de un acuerdo económico, y Países Bajos, el país en mejores condiciones para haber garantizado que los residuos se tratasen correctamente, miró para otro lado y no actuó legalmente. Además, Trafigura Ltd., la filial del Reino Unido que dirigió las operaciones a bordo del Probo Koala, nunca ha sido investigada.

Lamentablemente, esta historia que no termina de acabar, no ha servido para que se tomen las medidas adecuadas y prevenir así nuevos crímenes corporativos en el futuro. Así que igual algún día vamos al cine y nos encontramos en la cartelera con la película Probo Koala Connection II, o simplemente la vemos en el telediario mientras comemos, sin actores, con personas de carne y hueso que se mueren intoxicadas en algún país pobre y lejano de la África más olvidada.

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