La matanza de palestinos hambrientos abre los ojos del mundo ante la crisis provocada por Israel en Gaza

El mundo entero ha quedado conmocionado por la muerte de más de cien palestinos durante la entrega de ayuda humanitaria en las afueras de la Ciudad de Gaza este jueves, cuando se vivieron escenas de caos, pánico y desesperación. Centenares de palestinos se congregaron en el punto donde sabían que pasarían los camiones de ayuda humanitaria –que rara vez desde principios del año llegan hasta la mitad norte de la Franja, donde permanecen unos 700.000 residentes que están pasando hambre–.

Aún no queda claro cómo perdieron la vida las 115 víctimas mortales, pero testigos, médicos y las autoridades locales denuncian que recibieron disparos directos de las tropas israelíes desplegadas en la zona. Algunos podrían haber fallecido atropellados por los mismos camiones que transportaban la ayuda vital para ellos y sus hijos. En la oscuridad de la madrugada, los camiones fueron rodeados y asaltados por una multitud hambrienta que sólo quería un saco de harina de trigo o unas latas de comida donadas por ONG árabes.

El doctor Mohammed Salha, el director en funciones del hospital Al Awda, en la Ciudad de Gaza, explica a elDiario.es que el día de la tragedia 176 heridos llegaron a ese centro y 142 de ellos tenían heridas de bala; algunos estaban en estado grave y 27 necesitaban ser operados, pero el departamento de cirugía sólo contaba con baterías eléctricas de emergencia para llevar a cabo “operaciones vitales”. Siete pudieron ser intervenidos el jueves, pero los otros 20 no han podido ser operados porque no hay combustible, lamenta el doctor en una conversación por WhatsApp con Olga Rodríguez.

El Gobierno gazatí (controlado por el grupo islamista Hamás) habla de una matanza deliberada de civiles y la ha denominado “la masacre de la harina”; los países árabes y musulmanes, y otros como Brasil y Sudáfrica han responsabilizado a Israel. Por su parte, el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en español afirma a elDiario.es que “los soldados intentaron de forma cuidadosa dispersar a la multitud con varios disparos al aire”. El comandante Roni Kaplan agrega que las fuerzas israelíes “estaban allí para asegurar el corredor humanitario y permitirle al convoy arribar al punto de descarga y de distribución designado”. Asegura que cuatro noches antes de la tragedia se llevó a cabo una operación similar “sin problema”.

Presión para una investigación independiente

Para esclarecer lo ocurrido, muchas voces han pedido una investigación independiente: desde la Unión Europea, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha exigido transparencia; y el presidente del Consejo, Charles Michel, ha pedido que los responsables rindan cuentas. El Gobierno francés ha anunciado que “apoyará la petición de la ONU de una investigación independiente” y el Ejecutivo alemán ha dicho que “el Ejército israelí debe explicar plenamente cómo pudo haber ocurrido un pánico masivo y los tiroteos”. Ambos países europeos han sido de los menos críticos con la brutal ofensiva de Israel sobre Gaza, al igual que la Administración estadounidense, principal aliado de Tel Aviv, que ha asegurado que “presionará para [obtener] respuestas” sobre lo sucedido.

Pero incluso sin conocer todos los detalles de la matanza, esta pone en evidencia la dramática y desesperada situación que vive la población de Gaza, después de casi cinco meses de conflicto y de un férreo bloqueo impuesto por Israel, que desde octubre impide el flujo de suministros comerciales, combustible, agua y luz a la Franja –en lo que las organizaciones humanitarias califican de “castigo colectivo” contra los gazatíes–. “Los civiles desesperados en Gaza necesitan ayuda urgente, incluidos los del norte, donde la ONU no ha podido entregar ayuda en más de una semana”, ha dicho en la red social X el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien también ha solicitado una investigación independiente y efectiva.

La comunidad internacional parece haber abierto los ojos ante la crisis que se viene fraguando en Gaza desde hace semanas y ha pedido casi al unísono la entrada de más ayuda y su entrega a los habitantes más necesitados de la Franja, sobre todo en la mitad norte.

Desde la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA), han alertado este viernes de que toda la población de Gaza (2,3 millones de personas) padece el nivel 3 de inseguridad alimentaria, según los estándares internacionales, 1,7 millones ya están en el nivel 4 y un cuarto de la población se sitúa en el peor nivel, que corresponde a la hambruna. El portavoz de la OCHA en Ginebra, Jens Laerke, ha afirmado que “si las cosas no cambian rápidamente, la hambruna es inevitable en Gaza”. Además, ha recordado que es casi imposible producir comida en Gaza, además no hay un flujo comercial de alimentos y los camiones de ayuda humanitaria entran a cuentagotas, y están expuestos a graves riesgos.

Más ayuda y con más seguridad

El Gobierno gazatí acusa a Israel de impedir la llegada de la ayuda a las dos provincias del norte de Gaza, que fueron arrasadas por la campaña militar israelí entre octubre y diciembre, y donde las tropas siguen operando y controlando el territorio, y el movimientos de las personas, así como de los vehículos. El portavoz de las FDI asegura a elDiario.es que “Israel no limita la cantidad de ayuda humanitaria que puede ingresar en Gaza” y que el Ejército está “buscando la manera de expandir los esfuerzos humanitarios” e “incrementando las operaciones humanitarias, como la del jueves”. Sin embargo, el capitán Kaplan admite que existe un problema con la entrega y distribución dentro de la Franja: “No hay ningún problema respecto a la cantidad de ayuda humanitaria (...) el único problema es la capacidad de distribuir esa ayuda para que llegue a la gente que la necesita y que no se la robe Hamás”.

Los cargamentos de ayuda suelen llegar desde Egipto, a través del paso fronterizo de Rafah, a territorio israelí, donde son descargados, inspeccionados por el Ejército y cargados de nuevo en los camiones. Finalmente, entran a Gaza desde el cruce israelí de Kerem Shalom y la asistencia es distribuida en el interior de la Franja. Las agencias de la ONU y organizaciones humanitarias han asegurado que los controles de seguridad retrasan y complican la llegada de la ayuda, y toneladas de ésta enviada por decenas de países se encuentran bloqueadas en el lado egipcio de la frontera.

Después de la tragedia del jueves, los dirigentes de la UE, así como numerosos Gobiernos de todo el mundo, han apuntado a que hay que garantizar el acceso a la ayuda humanitaria y a la necesidad de un alto el fuego para que la distribución de esa ayuda sea segura. Desde Washington, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, ha afirmado que siguen presionando a Israel para que abra el paso fronterizo de Erez, en el norte de la Franja, lo cual facilitaría la entrega en la zona más devastada y más necesitada. “La situación en el norte ha sido muy difícil debido a la dificultad de los camiones para recorrer la distancia del sur al norte y la dificultad de custodiar esos camiones (...) Por ello, seguimos presionando para que se abra un cruce en el norte. Sigue siendo una de nuestras prioridades”, ha declarado Miller.

Los trabajadores humanitarios subrayan que las carreteras principales están destrozadas por meses de bombardeos y un conflicto que ha dejado la infraestructura de la Franja en ruinas. El coordinador humanitario de la ONU para los Territorios Palestinos, Jamie McGoldrick, dijo recientemente en una rueda de prensa online que llevar comida al norte es un “verdadero reto”, debido a “la falta de orden y la congestión que hay en el sur” de la Franja, donde parte de los camiones son asaltados y saqueados antes de llegar al norte, y antes de que la ayuda pueda ser distribuida. Asimismo, consideró que no es fácil que se abra uno de los pasos fronterizos del norte, pero esa sería la única forma de poder llegar a la población de esa zona. “Necesitamos inundar el norte de comida”, afirmó McGoldrick desde Jerusalén.

Ayuda por aire

Debido a las dificultades para entregar la ayuda por tierra, varios países ya han recurrido al lanzamiento de ayuda humanitaria desde el aire. El presidente Joe Biden ha confirmado este sábado el primer lanzamiento aéreo de ayuda humanitaria sobre Gaza por parte de EEUU, en colaboración con Jordania. Esa opción no está exenta de polémica, tal y como ha señalado Laerke, de la OCHA: “La entrega de ayuda estable por tierra sería más eficiente y menos costosa”, pero lo cierto es que hasta el momento la cantidad de ayuda que está llegando en camiones es “insuficiente y, sin duda, inadecuada para hacer frente a la actual crisis alimentaria en Gaza”.

Bélgica ha sido el último país en sumarse a la iniciativa de Jordania de lanzar ayuda desde aviones, algo que el Ejército jordano ha hecho desde hace tiempo para proveer de suministros médicos a su hospital de campaña levantado en la Franja hace meses. Esta semana, Jordania, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Francia y EEUU realizaron una entrega aérea de 160 paquetes de comida y equipamiento médico en el sur de Gaza, en coordinación con las FDI, que anunciaron el fin de dicha operación el miércoles.

“En los pasados dos días, aproximadamente 160 paquetes de comida fueron lanzados desde el aire sobre 17 puntos diferentes a lo largo de la costa de la Franja de Gaza, desde aviones jordanos, egipcios, emiratíes, franceses y americanos”, explicó en un comunicado, en el que agregó que también se entregaron suministros médicos y combustible desde el aire al hospital jordano en Jan Yunis (la principal ciudad del sur, donde se concentran los combates entre las tropas israelíes y los milicianos de Hamás). Según medios egipcios, los aviones del Ejército han llevado hasta ahora 50 toneladas de ayuda a Gaza y se disponen a lanzar otras 6,7 toneladas sobre el norte de la Franja, a partir del sábado.

Por supuesto, también el envío de ayuda por aire debe contar con el visto bueno de las FDI, que controlan el espacio aéreo de Gaza y siguen bombardeando la Franja a diario. Más de 30.200 gazatíes han muerto por la violencia israelí y, en los últimos días, el Ministerio de Sanidad ha anunciado la muerte de los diez primeros niños por deshidratación y desnutrición.