“Sánchez a prisión”: la polarización revienta el espíritu de la Constitución en su 47º aniversario
El Congreso acoge este sábado la habitual celebración del Día de la Constitución en un clima de polarización casi inédito en los 47 años de historia de la ley fundamental. La tensión entre los menguantes apoyos parlamentarios del Gobierno y la oposición de derechas no deja de aumentar, azuzada por la supuesta ruptura de Junts con el PSOE. PP y Vox hablan ya de un futuro en la cárcel para Pedro Sánchez, mientras una nueva gymkana electoral que repartirá todo el poder político en España arranca en Extremadura.
La idea de que el presidente del Gobierno acabará en prisión no es original de Alberto Núñez Feijóo. Antes que el líder del PP lo dijo el de Vox, Santiago Abascal. Y antes otros, como el agitador ultra Alvise Pérez. Pero Feijóo ha asumido ahora la tesis, y la ha convertido en una de sus frases recurrentes en sus discursos públicos.
La primera vez que la pronunció fue el pasado domingo, en la concentración para pedir elecciones anticipadas que convocó el PP en el madrileño Templo de Debod. “El ‘sanchismo’ es corrupción institucional, el ‘sanchismo’ es corrupción social y el ‘sanchismo’ es corrupción moral”, dijo Feijóo. “El ‘sanchismo’ está en la cárcel y tiene que salir del Gobierno”, añadió. Y zanjó: “Cuatro cogieron ese coche para llegar al poder, y tres ya conocen la cárcel. Falta ‘el uno’, el presidente del Gobierno”.
La frase fue explícita. Aun así, desde el equipo de Feijóo intentaron negar la evidencia de lo dicho por su jefe de filas. Pero no fue un lapsus, un patinazo o una improvisación. Este jueves, en las horas previas al inicio de la campaña electoral en Extremadura, el líder del PP insistió.
“Aquí empezó la decadencia ‘sanchista’. Don Benito fue una de las primeras paradas del coche de las primarias. Pues bien, de ese coche, insisto, tres ya han pasado por la cárcel. Falta ‘el uno'”.
Traspaso de líneas rojas
El endurecimiento del discurso de Feijóo sigue la senda marcada por Abascal. En el PP no saben cómo parar la transferencia de voto hacia Vox, que supera el millón de personas, según diferentes encuestas publicadas en las últimas semanas. Si tras la irrupción de SALF en las europeas de 2024 la orden fue aumentar la presencia en redes sociales para pelear por el voto joven, sin mucho éxito, ahora el PP asume las líneas discursivas de la extrema derecha: tilda las políticas verdes de “fundamentalismo ideológico” y relaciona expresamente seguridad con inmigración.
Feijóo también ha insinuado problemas mentales del presidente del Gobierno. En un acto organizado por el medio ‘The Objective’ que clausuró el líder del PP, citó un artículo de Ignacio Varela, quien fuera en tiempos asesor de Felipe González, que apuntaba que “lo importante es que en Moncloa haya una persona clínicamente cuerda”. “Yo les aseguro que hay mucha gente sin diagnosticar y que el consumo de ansiolíticos está disparado”, bromeó. Y, por si había dudas, dijo: “Yo me encuentro orientado y consciente, creo que soy una persona cuerda”.
“Cada vez que oigo a la derecha hablar de ‘Sánchez a prisión’, me estremezco”, reconocía hace unos días un alto cargo gubernamental, que recordaba los casos de Lula da Silva en Brasil o la dimisión de António Costa en Portugal por una decisión judicial que implicó al ex primer ministro en una causa judicial de corrupción que luego resultó ser una confusión con otra persona.
Conflicto entre poderes
En el Gobierno se revuelven contra lo que denominan el “ciclo del bulo” que ha llegado al máximo exponente en la última etapa, y que reconocen que es un fenómeno global del que se beneficia la ultraderecha, pero no ocultan la preocupación por la especificidad de lo que está ocurriendo en la política interna. Tras meses en los que el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, se dedicó a pronosticar decisiones judiciales, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, cuestionó el martes en el Senado si el PP tiene información privilegiada de jueces, fiscales u otros funcionarios públicos, como la Policía o la Guardia Civil.
“¿Quién le pasa la información al Partido Popular? ¿Me lo puede usted decir? ¿Tiene el Partido Popular alguna información subterránea por parte de alguien que conoce los procedimientos judiciales, por parte de la UCO, por parte de la Fiscalía, por parte de la judicatura, por parte de la Policía Nacional? ¿Por dónde viene esa información de la que usted hace gala hoy aquí en el Senado? ¿Son ustedes beneficiarios de algún delito de revelación de secretos, señorías del Partido Popular?”, le preguntó Bolaños al senador del PP Luis Javier Santamaría después de que este le adelantara que le pedirá que cese “a alguno de sus compañeros dentro de las próximas semanas, cuando se hagan públicas determinadas informaciones”.
Aunque el ala socialista evita hablar expresamente de lawfare, la alusión de Bolaños a la revelación de secretos no es baladí apenas dos semanas después de que el Tribunal Supremo condenara al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por un asunto relacionado con ese delito por la filtración de información sobre el fraude fiscal cometido por el novio de la presidenta madrileña, Alberto González Amador.
Ese fallo, cuya argumentación aún se desconoce, ha profundizado la brecha entre el Gobierno y un Poder Judicial escorado a la derecha, y ha encarnizado la guerra de la derecha contra el Ejecutivo progresista que preside Sánchez.
La Constitución, ni renovada ni cumplida
Con esos mimbres llega la celebración del aniversario de la Constitución, que está a punto de ser incumplida de nuevo ante la falta de acuerdo entre los dos grandes partidos para renovar el mandato de los magistrados del Tribunal Constitucional que caduca este mes de diciembre, entre ellos el del presidente, Cándido Conde Pumpido, que envió en verano una carta al presidente del Senado, Pedro Rollán, para que pusiera en marcha el proceso, pero que ha desoído. Ni el PSOE ni el PP tienen intención de acometer esa renovación.
No es el único precepto que se incumple. Los políticos apelan a la Carta Magna, especialmente en estas fechas, obviando que algunos de sus principios se vulneran a diario, más allá de la nueva prórroga presupuestaria: desigualdad, una vivienda inaccesible, discriminación… Ni se cumple ni hay ninguna voluntad de reformarla por mucho que durante años se habla de la necesidad de actualización.
La reivindicación de la Constitución será de nuevo la coletilla del aniversario que se celebra este sábado en el Congreso con presencia de todos los poderes del Estado, entre ellos los miembros del Gobierno, incluidos todos los ministros de Sumar, encabezados por Yolanda Díaz. Estarán ausentes los representantes de las fuerzas nacionalistas e independentistas. También plantará el líder de Vox, Santiago Abascal. En principio, no estará el presidente de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa, por la gestión de la peste porcina, explican en su equipo. El año pasado, Illa puso fin a 14 años de falta de representación de esa comunidad en los fastos de la Constitución.
La normalización de la relación con Catalunya es precisamente una de las cuestiones que Sánchez lleva a gala tras años de ruptura total y ocho años después de la declaración unilateral de independencia que supuso la activación del artículo 155 de la Constitución. Aquel acuerdo de PP y PSOE queda ya muy lejos y nadie espera un acercamiento, por muchos llamamientos al espíritu de la Transición que se hagan, especialmente coincidiendo con el 50º aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco.
“No tenemos a la espalda una guerra civil, afortunadamente, en este momento; pero tenemos una cantidad ingente de polarizaciones que nos están dividiendo y podemos encontrar muchos elementos comunes que compartir. Como entonces, la mayoría de españoles estaríamos a favor del acuerdo, la concordia, el consenso y no de las discrepancias, las polarizaciones y el estirar el cuanto peor, mejor”, expresó la filósofa Adela Cortina en la conmemoración de esa efemérides el pasado 21 de noviembre en el Congreso: “Es el momento para buscar lo que nos une y no lo que nos separa”.
Pero el entendimiento, la vocación de acuerdo e incluso el fairplay ni están ni se esperan, y mucho menos a dos semanas del nuevo ciclo electoral.
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