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The Guardian en español

Las defensas aéreas de Ucrania podrían quedarse pronto sin misiles y otros detalles de la filtración del Pentágono

Un soldado ucraniano de la 57ª Brigada de Infantería Motorizada Separada Otaman Kost Hordiienko utiliza un binocular, buscando objetivos aéreos, en una posición no revelada cerca de las afueras de Bajmut.

The Guardian

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Ucrania podría quedarse sin misiles y munición para sus defensas aéreas en cuestión de semanas, según unos documentos del Pentágono con fecha de febrero que han sido aparentemente filtrados.

Los altos cargos del Departamento de Defensa de EEUU están tratando de averiguar cómo se hicieron públicos los archivos. Uno de ellos, clasificado como “secreto” y con fecha del 23 de febrero, detallaba que los sistemas ucranianos de defensa antiaérea S-300, de la era soviética, se agotarían el 2 de mayo si se mantenía el ritmo de uso. No está claro si ese ritmo ha cambiado desde entonces.

No ha sido posible confirmar la autenticidad de los documentos. El Pentágono dijo en un comunicado este domingo que está revisando la validez de los documentos fotografiados que “parecen contener material delicado y altamente clasificado”.

Los sistemas de defensa antiaérea Buk de Ucrania (de los que depende junto con los S-300 para proteger localizaciones esenciales de la fuerza aérea rusa), podrían sufrir dificultades para mediados de abril, según ha informado The New York Times, y las defensas antiaéreas que protegen a los soldados en el frente podrían verse “completamente mermadas” para el 23 de mayo.

Si los cazas y bombarderos rusos tienen nuevas oportunidades de atacar a las fuerzas ucranianas representaría un gran desafío para Kiev, recoge el diario estadounidense citando a altos cargos militares.

El portavoz de las Fuerzas Aéreas de Ucrania, el coronel Yuri Ihnat, no ha comentado concretamente la información que contienen los documentos, pero ha declarado a The Wall Street Journal que el país está teniendo muchas dificultades para encontrar munición de diseño soviético para sus cruciales baterías antiaéreas Buk y S-300.

“Si perdemos la batalla aérea, las consecuencias para Ucrania serán muy graves”, dice Ihnat al periódico. “No es el momento de posponer las cosas”, añade, pidiendo a los aliados occidentales que aceleren su ayuda militar.

Rastro estadounidense

Según creen algunos altos cargos de EEUU, la aparente filtración del gran número de documentos clasificados del Pentágono puede haber procedido de una fuente estadounidense. “La atención está puesta ahora en la posibilidad de una filtración estadounidense, ya que muchos de los documentos solo estaban en manos de Estados Unidos”, ha dicho en una entrevista a la agencia Reuters Michael Mulroy, que fue alto cargo del Pentágono.

Los cargos estadounidenses dicen que la amplitud de los temas tratados en los documentos, donde se habla de China, Oriente Medio, África y la guerra en Ucrania, sugieren que la filtración viene de una fuente en EEUU, y no de un aliado. También sostienen que la investigación está aún en su primera fase y que quienes la dirigen no han descartado la posibilidad de que haya elementos prorrusos detrás de la filtración, la cual se considera una de los fallos de seguridad más graves desde 2013, cuando aparecieron más de 700.000 documentos, vídeos y cables diplomáticos en la web de WikiLeaks.

Ni la embajada rusa en Washington ni el Kremlin han respondido a la solicitud de declaraciones.

La agencia Reuters ha revisado más de 50 documentos de la aparente filtración, etiquetados como “secretos” y como “top secret”, que aparecieron por primera vez en las redes sociales, empezando por Discord y 4Chan. Algunos de los documentos se publicaron hace semanas, pero The New York Times no informó hasta el pasado viernes de su existencia.

Estimaciones de bajas

Reuters no ha podido verificar de forma independiente la autenticidad de los documentos. En algunos de ellos se citan estimaciones de bajas en el campo de batalla en Ucrania, que parecían haber sido modificadas para minimizar las pérdidas sufridas por Rusia. 

No está claro aún por qué al menos uno de los documentos está clasificado como no clasificado pese a incluir información de alto secreto. Algunos documentos están marcados como “NOFORN”, lo que significa que no pueden ser entregados a ciudadanos extranjeros.

Dos altos cargos estadounidenses dijeron este domingo a Reuters que no descartaban que los documentos puedan haber sido manipulados para engañar a los investigadores sobre su origen o para difundir información falsa con el fin de perjudicar los intereses de seguridad de EEUU.

La Casa Blanca derivó las preguntas al Pentágono, que ha remitido la cuestión al Departamento de Justicia, donde ya se ha abierto una investigación penal.

Una información guardada tan bien protegida podría ser de gran utilidad para las fuerzas rusas. Ucrania ha dicho que su presidente se reunió el viernes con altos cargos de seguridad del país para debatir formas de evitar filtraciones.

De Israel a Corea del Sur

Las ramificaciones de esta aparente filtración han ido más allá de la guerra de Rusia en Ucrania. Según otro de los documentos, clasificado como “top secret” y perteneciente a una actualización de la CIA del 1 de marzo, la agencia israelí de espionaje Mossad estaba alentando las protestas contra la propuesta del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de ampliar los controles sobre el Tribunal Supremo del país.

“El Mossad y su personal superior en activo no se han involucrado en absoluto en las manifestaciones y están dedicados al valioso servicio al Estado que ha guiado al Mossad desde su creación”, dijo el domingo la oficina de Netanyahu. El Mossad no tiene un propósito definido por ley, pero la agencia de espionaje no debe inmiscuirse en asuntos de política interior.

En Corea del Sur, el principal partido de la oposición ha pedido a su Gobierno que verifique los documentos del Pentágono donde se dice que EEUU trató de espiar a altos cargos de Seúl en relación con la venta de armas.

Park Hong-keun, líder del Partido Demócrata, ha hecho la petición tras saberse que agentes de la CIA habrían espiado un debate interno sobre la posibilidad de que proyectiles de artillería que Corea del Sur tenía previsto vender a Estados Unidos acabaran en Ucrania, según la agencia de noticias Yonhap.

Aunque Corea del Sur respalda las sanciones internacionales contra Rusia y ha entregado ayuda no letal a Kiev, se ha abstenido de mandar armas. El país figura entre los principales exportadores de armas pero lleva tiempo manteniendo la política de no vender armas a países en guerra. La postura ha hecho que acusen a Corea del Sur de evitar enemistarse con Rusia, cuyo apoyo necesita para presionar a Corea del Norte para que abandone el armamento nuclear.

“Si la información es cierta, sería una acción intolerable entre aliados de 70 años, una violación de la soberanía y un juego sucio diplomático que rompe la confianza bilateral de manera frontal”, ha dicho Park sobre el artículo de The New York Times.

Los Ejércitos de Washington y de Seúl suelen hacer maniobras conjuntas y hay unos 28.500 soldados estadounidenses con base en Corea del Sur, como medida disuasoria contra Corea del Norte, que cuenta con armamento nuclear.

Según la agencia Yonhap, Park ha pedido a la Asamblea Nacional de Corea del Sur que convoque reuniones de sus comités de Asuntos Exteriores, Inteligencia y Defensa para estudiar las afirmaciones aún por confirmar. Y ha añadido que si resultan ser ciertas, Washington debe “disculparse cordialmente”, según la misma fuente.

El Pentágono no se ha referido al contenido de ningún documento en concreto, tampoco al supuesto espionaje contra sus aliados.

Bajo condición de anonimato, dos altos cargos estadounidenses han dicho que el Ejército de EEUU y sus agencias de espionaje están revisando sus procesos para determinar la amplitud con la que se comparte internamente parte de la información que obtienen.

Uno de los altos cargos ha dicho que los investigadores están barajando cuatro o cinco hipótesis, desde la del empleado descontento hasta la de la amenaza interna que trata activamente de socavar los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos.

Traducción de Francisco de Zárate.

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