Estado Islámico y audiovisual: sin difusión no hay terror
Dentro del grupo terrorista más avanzado del mundo en tecnologías de la información, los altos mandos y los propagandistas tienen más o menos el mismo estatus. El EI ha aprovechado mejor que todos sus predecesores o rivales la posibilidad de dar forma a un mensaje mediante los medios de comunicación.
Su última producción audiovisual, que incluye el asesinato de cinco rehenes y amenazas directas al Reino Unido, enfatiza temas que el EI mantiene invariables en los últimos 18 meses. Si bien esta fue pensada para una audiencia angloparlante, antes ya habían emitido vídeos en francés, ruso y hasta hebreo. Los produjeron los integrantes del EI que de otras partes del mundo acuden en manada al llamado del autodenominado califato.
“Aquellos que vivían entre vosotros ahora quieren haceros daño”, se escucha en el último vídeo. Y para que queden bien claras las amenazas utilizan una filmación muy real con claridad de alta definición, usando varios encuadres y con criterios de producción que otorgan a la barbarie la apariencia de un reality de televisión.
Gracias al relato de desertores del EI y de algunos miembros que aún siguen en la organización, se conoce el esfuerzo que el grupo dedica a su división de medios, con horarios y cargas de trabajo similares a los de las cadenas de televisión tradicionales. Según un exmiembro del equipo de medios entrevistado por el periódico The Washington Post, en un día cualquiera pueden ser hasta 100 las personas que trabajan en la cobertura de enfrentamientos, masacres, o lo que sea que consideren digno de ser mostrado. Dentro de ese equipo, los de mayor rango alcanzan la categoría de emires (príncipes), un título venerado en una organización tan preocupada por el estatus como el EI.
Por lo general, las instrucciones con el lugar y la hora de grabación le llegan al equipo de medios por escrito y de la mano de un mensajero. Normalmente, no tienen idea de qué es lo que van a grabar. Las escenas de ejecuciones son las que mejor se planean. A menudo, su filmación sólo termina tras numerosos ensayos, durante los que asesinos y víctimas leen textos de tarjetas cuidadosamente guionadas por los miembros de la banda empleados como escritores.
Ningún aspecto del armado de un mensaje mediático es pasado por alto. Los directores deciden el ángulo de las cámaras; los editores bocetan los guiones; los traductores se aseguran de que el texto final transmite los matices precisos; los trabajadores de post-producción transforman lo filmado en impactantes y profesionales mini documentales y, finalmente, los profesionales de las tecnologías de información se aseguran de que los vídeos llegan a Internet y son difundidos sin delatar el lugar desde el que se suben a la Red.
A finales del año pasado, un ex miembro del EI contó al periódico The Guardian cómo la jefatura de la banda en Raqqa (Siria) a menudo consultaba con los altos cargos del equipo de medios antes de decidir temas operativos como el mejor momento para publicar las amenazas o llevar a cabo las ejecuciones: “Llegaron a preocuparse por la luz en un par de ocasiones (...) También tienen en cuenta el ánimo general y el estado de la opinión pública. Los extranjeros les resultan muy útiles para eso. Muchos de ellos conocen los ciclos políticos de sus países de origen y dan consejos sobre las mejores fechas para producir un impacto con los vídeos”.
La última andanada de vídeos del EI coincidió con los progresos de su campaña militar y con la guerra librada en su contra. El último, del domingo, fue una respuesta a la decisión del Reino Unido de extender los bombardeos desde Irak hasta Siria. Un vídeo anterior, en ruso, se había referido a la decisión de Moscú de intervenir en apoyo del presidente de Siria, Bashar al-Assad. También hubo numerosos vídeos en francés tras los ataques terroristas coordinados en París. En todos se hablaba de la “impotencia” de los que arremetían contra el EI, a pesar de las graves pérdidas de territorios y personal que los terroristas sufrieron en los últimos meses, y que pusieron en evidencia que el califato no es infalible.
La Legión Extranjera del EI es la principal responsable de su división de medios, aunque al menos nominalmente sigue bajo el control de veteranos de alto rango de Irak. Los miembros del EI están convencidos de que las tan reales series de horror que producen han sido fundamentales para el terror que provocan. Uno de ellos, miembro de la banda desde los primeros días, así lo describió: “Han aprendido muchísimo. Zarqawi no sabía usar los medios. En el pasado eran lentos para reaccionar y no sabían qué botones había que pulsar en la psicología occidental (...) La grabación del piloto jordano quemándose les encantó. Incluso la pusieron en las pantallas de Raqqa. Todos los puestos de avanzada van a empezar a hacer lo mismo. En Libia ya comenzaron. Están haciendo chistes sobre los premios que reciben sus películas”.
Traducción de: Francisco de Zárate