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The Guardian en español

Qué pinta Abramovich de mediador en la guerra y de qué lado está

El ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, el presidente turco, Tayyip Erdogan, y el magnate Roman Abramovich antes de las conversaciones ruso-ucranianas en Estambul.

Shaun Walker

Kiev —

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En las imágenes de las negociaciones entre Rusia y Ucrania este martes en Estambul, una cara llamaba la atención por lo sonriente cuando las conversaciones ni habían empezado. Era la de Roman Abramovich.

Aunque el multimillonario afectado por las sanciones occidentales no es un integrante oficial de la delegación rusa, su papel entre bastidores está siendo aparentemente clave, con varios viajes entre Moscú, Kiev y Estambul desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania.

El lunes surgieron más preguntas sobre lo que está haciendo Abramovich y por qué cuando el periódico The Wall Street Journal y el medio de investigación Bellingcat publicaron que el multimillonario ruso y un diputado ucraniano estaban entre las tres personas con síntomas de envenenamiento químico tras la ronda de negociaciones de principios de marzo en Kiev.

Una fuente confirmó a The Guardian que Abramovich cayó enfermo tras esa reunión y perdió la vista durante varias horas. Se recuperó pronto y pudo participar en posteriores rondas de las conversaciones.

La noticia del supuesto envenenamiento ha sido recibida con escepticismo. En el último mes es una de las pocas coincidencias entre Washington y Moscú: las dos capitales han dado señales de no creerla.

“Los servicios de inteligencia sugieren en gran medida que fue algo ambiental”, dijo el lunes un miembro del Gobierno estadounidense a la agencia Reuters. “Por ejemplo, no es un envenenamiento”, añadió.

Dmitri Peskov, portavoz del presidente ruso Vladímir Putin, hizo su propio desmentido el martes: “Esto forma parte del pánico informativo, del sabotaje informativo, de la guerra informativa; estas informaciones no son ciertas... es necesario cribar enérgicamente el flujo de información”.

“Solo hay que seguir la información oficial” fue, por su parte, el comentario del portavoz del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Christo Grozev, periodista de Bellingcat, dice que su medio se atiene a lo publicado. “No sabemos quién lo hizo, pero algo ocurrió”, dice. Grozev ha descubierto varios intentos de envenenamiento y fue el que identificó al escuadrón asesino ruso que supuestamente envenenó al opositor Alexei Navalni en 2020. 

El periodista dice que pronto podrá divulgar más detalles sobre el incidente. “Estamos tratando de encontrar un equilibrio entre dar la información exacta al público y proteger la seguridad de las personas y su privacidad”, dice.

Quién es Abramovich

Más allá del posible envenenamiento, la poco publicitada aparición del oligarca en el centro de las negociaciones de paz ha sorprendido a muchos.

En los últimos años, Abramovich se ha posicionado como alguien sin ambiciones políticas y retirado de lo más duro del día a día empresarial. Es conocido por financiar causas culturales y, en general, por llevar una vida lujosa. Aunque a veces es visto en galerías de arte, teatros o restaurantes de Moscú, el expropietario del Chelsea detesta la publicidad y no concede entrevistas.

La información sobre su riqueza y su vida suele venir de los casos judiciales, especialmente de la épica batalla que libró en 2012 con su antiguo benefactor, Boris Berezovsky, en los tribunales de Londres. Berezovsky alegaba que Abramovich le había estafado varios miles de millones de dólares por haberle obligado a vender su participación en la petrolera Sibneft a un precio reducido. El juez dio la razón a Abramovich.

Más recientemente, Abramovich presentó una demanda por difamación en Londres contra la periodista Catherine Belton, rebatiendo varias afirmaciones de su libro Putin's People (La gente de Putin), como la de que había comprado el Chelsea a petición de Putin. Abramovich llegó a un acuerdo extrajudicial con Belton después de que su editor aceptara que en el libro se reconociera que no era una afirmación confirmada.

“Abramovich es alguien lejano a Putin”, dijeron durante ese juicio sus abogados. Una afirmación que ha quedado en entredicho por su repentina aparición como enviado.

Una fuente de la delegación de Kiev dijo al ucraniano Ukrayinska Pravda que Abramovich se había posicionado como un intermediario neutral y que su papel principal era “transmitir nuestra posición a su jefe en un lenguaje humano”.

Alexander Rodnyansky, asesor económico de Zelenski, dijo a The Guardian que su padre, un productor de cine ucraniano que conoce bien a Abramovich, había sido el responsable de incorporar al millonario como intermediario.

De qué lado está

En Kiev, Abramovich es percibido como un interlocutor serio al que Putin escucha. En su mayoría, el equipo negociador oficial de Rusia está formado por funcionarios de segundo rango poco influyentes y Putin podría haber seleccionado a Abramovich como un interlocutor más serio para enviarlo a los ucranianos.

Según la veterana periodista rusa Yevgenia Albats, “Putin busca canales secundarios, no cree en nada que sea abierto, todo debe ser un poco en plan conspiración”.

Una fuente en Moscú asegura que durante el mes pasado Abramovich se reunió personalmente dos veces en Kiev con Zelenski. Los ucranianos no han confirmado esas afirmaciones. Según esa fuente, tras la visita en la que cayó enfermo, Abramovich hizo un nuevo viaje a la capital ucraniana.

En su entrevista del fin de semana con periodistas rusos, Zelenski dijo que Abramovich fue uno de los varios oligarcas rusos que lo habían contactado para ofrecerle inversiones en la economía del país. “Recibimos señales de él y de otros empresarios que decían 'dejadnos ayudar de alguna manera, intentemos hacer algo'”, explicó Zelenski. El presidente ucraniano también dijo que Abramovich había participado en conversaciones infructuosas para organizar corredores humanitarios. Pero no habló de visitas de Abramovich a Kiev ni de sus supuestas reuniones con el oligarca.

Según Albats, las ofertas de Abramovich y de los otros empresarios rusos para ayudar podrían provenir del horror que sienten frente a la guerra pero también del interés propio y del deseo de eludir las paralizantes sanciones occidentales. “Es la forma en que la gente está tratando de salvar sus villas, sus yates, y también la manera de estar en el lado correcto de la lucha”, dice. “Al menos algunos de ellos están horrorizados. Conozco a algunos que no pueden creer lo que ha pasado, luego hay otros que simplemente están preocupados por no poder pagar a sus señoras de la limpieza”.

Muchos dudan sobre la reencarnación como mediador de Abramovich. “¿Cómo han podido olvidar quién es? Es uno de los mayores patrocinadores del régimen de Putin”, dice Maria Pevchikh, colaboradora estrecha del encarcelado líder opositor Navalni y jefa de investigaciones en su Fundación Anticorrupción.

Pevchikh no cree que Abramovich pueda participar en las conversaciones como un agente independiente. “Estoy segura al 100% de que esto fue completamente coordinado por el Kremlin. Cuando llevas 22 años siendo una marioneta de Putin, no te vuelves rebelde de repente”, dice.

Traducción de Francisco de Zárate

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