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Ucrania ha abierto más de 1.400 causas por traición y colaboración con el Ejército ruso

Un vehículo blindado a las afueras de Mykolaivka, en región de Donetsk, en el territorio controlado por militantes prorrusos, en el este de Ucrania, a finales de febrero.

Lorenzo Tondo / Shaun Walker

Járkov (Ucrania) —
11 de junio de 2022 21:25 h

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El tercer día de la invasión rusa en Ucrania, el alcalde de la ciudad de Kupyansk, Gennady Matsegora, recibió una llamada de un comandante del Ejército ruso que le pedía que hablaran. Las fuerzas de Moscú ya estaban en los alrededores de la ciudad, en el noreste de Járkov. Matsegora publicó un discurso en vídeo en el que explicaba que había aceptado una oferta de los rusos. “Tomé la decisión de formar parte de negociaciones para evitar muertes”, dijo. Matsegora entregó la ciudad sin dar batalla. Más tarde, supuestamente ofreció transporte, vivienda, combustible y comida a los soldados rusos. 

Matsegora es ahora uno de los cientos de ciudadanos ucranianos acusados de colaborar con el ejército invasor, y se enfrenta hasta a 15 años en la cárcel. Kupyansk sigue bajo ocupación rusa, de modo que el alcalde aún no ha sido arrestado, pero en los lugares que retomado por las fuerzas ucranianas, las autoridades ya han arrestado a los sospechosos de haber colaborado. 

La fiscal general de Ucrania, Iryna Venediktova, dijo a principios de mayo que había más de 700 causas abiertas por traición contra ciudadanos ucranianos, y otras 700 por colaboración. Tan solo en la región sitiada de Járkov, según los fiscales hay 50 casos abiertos, y entre los sospechosos están siete policías, cinco alcaldes y un juez. Todos están acusados de haber abierto el camino para que Moscú ocupara pueblos y matara a decenas de personas. 

“De esas 50 personas, la mitad han sido arrestadas. Las otras, por desgracia, siguen en territorios ocupados y aún no han sido capturadas”, dice Oleksandr Filchakov, el fiscal jefe de la región de Járkov. El gobernador de la región, Oleh Synehubov, asegura que hubo varias formas de colaboración, como la entrega de información. “Esto puede incluir dar a los rusos listas de los residentes que están en ejército, de las familias de los soldados o de veteranos de la guerra [de Donbás]”, explica. 

Filchakov dice que hubo casos de colaboradores que entregaron a los rusos listas de los ciudadanos acomodados. “Les explicaron a los invasores donde vivían y qué riquezas poseían. Luego los soldados rusos fueron a esas casas con los colaboradores y robaron sus posesiones”. En la ciudad de Pivdenne, el alcalde fue arrestado por intento de colaboración. Los fiscales dijeron haber encontrado pruebas de que había estado en contacto con agentes rusos. “Estaba preparando la ocupación. Pero los rusos nunca llegaron, y lo arrestamos unos días después de la invasión”, dijo Maksym Klymovets, fiscal de distrito de la región de Járkov. 

Obligados “a colaborar a punta de pistola”

Para las autoridades ucranianas, es importante mostrar que el castigo para las personas que hayan ayudado a la invasión rusa será rápido y severo. Pero al mismo tiempo, el proceso trae aparejadas muchas preguntas complejas. Como, por ejemplo, si se puede confiar en que los jueces y fiscales ucranianos, que se han enfrentado durante años a acusaciones de corrupción y nepotismo, no abusen del proceso. Numerosos funcionarios de alto rango pueden también que tener que contestar a preguntas acerca de su propia negligencia, e incluso traición, al principio de la invasión. 

El domingo, el presidente Volodímir Zelenski dijo que acusaciones de negligencia y otras peores podrían llegar hasta la cima de las estructuras gubernamentales, tras despedir al jefe de los servicios secretos en Járkov durante una visita a la ciudad. Zelenski acusó al hombre de “pensar sólo en sí mismo”, en lugar de ayudar a defender la ciudad durante los primeros días de la guerra. “Los órganos de las fuerzas del orden investigarán cuáles fueron sus motivos”, dijo Zelenski. 

Otro problema es cómo calificar diferentes formas de colaboración y asegurarse de que los castigos sean los apropiados. “Hay gente que estaba dispuesta a pasarse al otro ejército, hay gente que colaboró porque quería salvar su vida y hay gente que fue obligada a colaborar a punta de pistola”, dice Ilko Bozhko, funcionario del Ejército ucraniano del comando operativo este. 

Los fiscales ucranianos se enfrentan a una tarea particularmente compleja en las áreas ocupadas en el sur de Ucrania, que fueron tomadas por los rusos al principio de la guerra. Allí, los funcionarios rusos están tratando de imponer su dominio en todas las áreas de la vida cotidiana, implantando por ejemplo el plan de estudios ruso en las escuelas ucranianas. 

Si Ucrania recupera el control de estos territorios, podría haber miles de personas que cometieron actos que caen bajo la definición técnica de colaboración, por ejemplo maestros y profesores que siguieron trabajando bajo el nuevo plan de estudios. Pero muchos sienten que los fiscales deberían ser tolerantes en casos como estos. “Se trata de una pregunta difícil y dolorosa”, dice Sergii Gorbachov, el defensor del pueblo ocupado de la educación en Ucrania. “Es difícil decidir dónde trazar la línea. No creo que se pueda exigir heroísmo a los ciudadanos no armados. Lo más importante es no colaborar de manera voluntaria. Cuando expulsemos a los invasores, imagino que habrá muchos problemas a la hora de contestar esta pregunta”. 

Volodímir Ariev, un parlamentario del partido de Solidaridad Europea dirigido por el expresidente de Ucrania, Petro Poroshenko, dice que esperaba que el Parlamento redactara una nueva ley de colaboración que permitiera castigos rápidos y eficientes, pero que también evitará los abusos, y clasificará los casos por su nivel de seriedad. “Debemos ser capaces de verificar el nivel de colaboración y también el nivel de daños causados, y de diferenciar los casos”, subraya. “Algunas personas deben ir a la cárcel, pero otras sólo deben recibir multas o se les debe prohibir tener cargos públicos”. 

Traducción de Patricio Orellana

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