Estonia, Letonia y Lituania no han registrado por el momento un aumento en el número de ciudadanos rusos que tratan de cruzar sus fronteras con el fin de evadirse de la movilización parcial decretada el miércoles por el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
Todos ellos comparten frontera con Rusia -en el caso de Lituania, con el enclave de Kaliningrado- y sus Gobiernos se mantienen escépticos en lo que respecta a la posibilidad de admitir a posibles desertores rusos y firmes en su negativa a aceptar a turistas de ese país.
Kristine Petersone, portavoz del Servicio de Guardia de Fronteras letón, declaró a Efe que en los últimos cuatro días han entrado en Letonia de forma legal 1.132 ciudadanos rusos, mientras que 23 han sido rechazados.
Todos los admitidos lo fueron bajo alguna de las excepciones previstas por la ley, que exime a los residentes legales en el país báltico, sus familiares, así como a diplomáticos y trabajadores de ciertas categorías, como los marinos.
Donde sí ha aumentado la llegada de ciudadanos rusos es en Finlandia, que ha anunciado su intención de bloquear totalmente la entrada al país de turistas aunque tengan visado, alegando que estos pueden causar “un grave perjuicio” para su posición internacional. El país nórdico comparte con Rusia más de 1.300 kilómetros de frontera.