Compromiso del G8 con la “primavera árabe”
Toca cierre de encuentro en Normandía y los líderes del G-8 sacan a debate los dos temas que quizás han marcado con más intensidad la agenda mundial en este primer semestre de 2011 que está a punto de concluir. Dos acontecimientos de calado, que han determinado incluso el devenir de los gobiernos occidentales y, por supuesto, el de alguno de los implicados en la cumbre del G-8. Tales son los casos de Merkel, a quien le ha costado algunos gobiernos regionales su negativa a participar con el resto de la Alianza Internacional, y por ende socios europeos y de la OTAN, en la operación para liberar a la población libia de Gadafi. Las revoluciones de la primavera árabe. Y, por supuesto, la crisis de Fukushima, que ha castigado a Naoto Kan con un duro varapalo en las urnas japonesas amén del hundimiento económico nipón y su replanteamiento energético. Una bofetada antinuclear, que se ha extendido hasta el corazón de Europa. Las idas y venidas de la canciller Merkel en su programa nuclear no gustó a los alemanes y castigaron a la coalición liberal conservadora, que gobernaba en Baden-Württemberg por el primer gobierno Verde del país.
Sobre la mesa del G-8 se debate este viernes la ayuda práctica que necesitan los países implicados en las reformas de la “primavera árabe”, que ya se trató en la cena de noche. En ella se habló del norte de África y Oriente Medio. Una cuestión que se ha retomado esta mañana con la presencia del presidente de la Liga Árabe, Amro Musa, y representantes de Egipto y Túnez, países donde la primavera llegó a buen puerto, al menos de momento.
El presidente de EEUU, Barack Obama, busca el respaldo de los países del G-8 a su plan de apoyo a la transición en los países árabes, pero no espera compromisos monetarios específicos.Se espera que plantee un plan de apoyo económico y político a los países de Oriente Medio y el norte de África que adopten reformas democráticas, una iniciativa que incluye 2.000 millones de dólares en condonación de deuda y garantías de crédito.
Según medios franceses, la declaración final de la reunión de Deauville incluirá el compromiso de construir un “partenariado duradero” con Túnez y Egipto, con cuyos primeros ministros se reunirán hoy con los dirigentes del G8. No hay que olvidar, de todos modos, que las ayudas a estos países, como ha recordado Barroso, dependerán en gran medida del grado de cumplimiento de las reformas encaminadas a la transición democrática.
Además, Barroso dijo que la Unión Europea ha incrementado en 1.200 millones de euros la dotación para donaciones en su Política de Vecindario hasta 2013, con una cantidad global de 7.000 millones de euros. Parte de ese dinero irá al mundo árabe y parte a los países al este de Europa.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, también ha intervenido en esta cuestión advirtiendo que “el objetivo es responder a las aspiraciones democráticas” de los pueblos. Se espera que el texto final que adopten los dirigentes mundiales puede incluir también una condena al régimen libio de Muamar al Gadafi y referencias a los movimientos a favor de reformas en países como Yemen y Siria.
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