De cuando el fútbol merece la pena

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El Getafe, uno de los modestos del fútbol español, estuvo a punto de seguir haciendo historia y puso en evidencia al gigante alemán, el Bayern de Múnich, que jugó 115 minutos con un hombre más y sólo en el último de ellos y, por valor doble del gol fuera de casa, consiguió eliminarle de la Copa de la UEFA.

Mermado desde el quinto minuto, cuando el árbitro suizo Massimo Busacca expulsó a Rubén de la Red por una entrada a Miroslav Klose, -una decisión muy protestada por los jugadores y la afición locales- el Getafe no se amilanó en ningún momento, puso contra las cuerdas al rival multimillonario, aguantó su reacción y estuvo muy cerca de noquearlo.

Hay muchas diferencias entre el Getafe y el Bayern y no sólo que los españoles juegan al sur de Madrid y los bávaros al norte de Múnich, en Froettmaning, donde se encuentra el Allianz Arena -del que es copropietario el otro club muniqués, el 1860-, con capacidad para 66.000 espectadores (todo cubierto), que fue inaugurado a finales de mayo de 2005.

El moderno estadio, escenario de la inauguración del Mundial de Alemania 2006, cuyo coste fue de 280 millones de euros, tiene 11.000 plazas de aparcamiento, siete mil menos que el aforo completo del Coliseum Alfonso Pérez, cuando fue construido, en 1998, costó 5,4 millones de euros y que lleva el nombre del jugador más famoso nacido en Getafe, que jugó en el Real Madrid, el Barcelona y el Real Betis.

Donde hoy, rozando el lleno, el Getafe completó su duodécimo partido en competición europea, frente a los 329 que lleva el conjunto con mejor historial del fútbol alemán, que, entre otros muchos títulos, detenta cuatro de campeón de Europa.

El club que preside Angel Torres tiene un presupuesto que ronda los 18 millones de euros, siete menos de lo que pagó esta pretemporada el Bayern por uno de sus fichajes estrella, el internacional Franck Ribery, al que hoy se le había visto bien poco hasta que, a falta de dos minutos, igualó el marcador y forzó una prórroga que se antojaba letal para los intereses hispanos.

El equipo madrileño cayó, pero después de torear al alemán. Al filo del descanso, el rumano Cosmin Contra, el héroe del Allianz Arena, había repetido proeza, provocando con su golazo el delirio en las gradas de un Coliseum presidido por el Rey Juan Carlos y el Príncipe Felipe, que aplaudieron de pie el tanto del '2' azul.

No le sonaba el Getafe a Franz Beckenbauer, máximo mandatario del Bayern, que en alemán significa Baviera: el equipo que no lleva la 'n' final es el de Leverkusen, patrocinado por una conocida marca de aspirinas, que hoy cayó eliminado por el Zenit de San Petersburgo, próximo rival del equipo muniqués.

Y es extraño que un consagrado analista futbolístico como el 'Kaiser' -campeón mundial como jugador en 1974 y como técnico en 1990- no hubiera visto el gol que le marcó la temporada pasada el argentino del Barcelona Lionel Messi, tanto que dio la vuelta al mundo, por su similitud al que le endosó el inigualable Diego Armando Maradona a Inglaterra en el Mundial de México'86.

Más aún, choca que Beckenbauer no se enterase de que en la vuelta de esa semifinal de la Copa del Rey, el Getafe remontase el 5-2 encajado en la Ciudad Condal y se plantara en la final tras doblegar a los blaugrana por un más que contundente 4-0. Dirigido por su compatriota Bernd Schuster -que a fecha de hoy entrena al Real Madrid, el líder de la liga española-. En un Coliseum que botó en más de una ocasión. Y que hizo la ola.

El Getafe, que jugó la última final de la Copa del Rey (perdió 1-0 ante el Sevilla) y la semana que viene optará de nuevo a este título, ante el Valencia, y dirigido por el danés Michael Laudrup, también mostró entereza mental. Afrontó la prórroga sin complejos. Y en los tres primeros minutos de la misma, dos goles de Casquero y Braulio minimizaron al poderoso. Pero dos goles del italiano Luca Toni impidieron que Oliver Kahn se despidiera de la competición internacional en una ducha getafense.

David no pudo con Goliat. Porque el fútbol es, muchas veces, un deporte injusto. Dos años y cuatro meses después, el Getafe cayó en una eliminatoria. Se acabó el sueño europeo. Pero se reabre el de la Copa del Rey. Y en Baviera ya no se olvidarán nunca de la pesadilla que le provocó el equipo madrileño.

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