Descartado un riesgo de los embriones congelados
Un estudio presentado en Barcelona desvela que los embriones congelados y descongelados antes de un tratamiento de fertilidad tienen como resultado niños con mayor peso al nacer. Los niños nacidos tras la transferencia de un embrión previamente congelado y descongelado tienen un mayor peso al nacer que aquellos nacidos de la transferencia de embriones frescos, según datos presentados por Anja Pinborg, del Hospital Universitario de Copenhague Hospital Rigshospitalet (Dinamarca) en el encuentro anual de la Sociedad Europea de Embriología y Reproducción Humana.
La investigación también ha registrado un promedio de embarazos más largos en este grupo de madres, y ha descartado mayor riesgo de malformaciones congénitas.
Se analizaron las historias de 1.267 niños nacidos tras la transferencia de embriones congelados (FER). Se dividió a los pequeños en tres grupos y se recurrió a los registros de nacimientos de niños nacidos a raíz de un tratamiento de FIV/ICSI con embriones frescos (más de 17.000 casos) para establecer un grupo de control.
La congelación de embriones permite a las parejas someterse a varios ciclos de tratamientos de fertilidad a partir de una misma extracción de óvulos. Se descongelan posteriormente y se reimplantan entre tres y cinco días después de la ovulación, exactamente igual que si se utilizaran embriones frescos. Esta técnica ayuda a reducir el número de veces que hay que estimular los ovarios y extraer óvulos.
Previamente se había expresado preocupación sobre la seguridad de la congelación y descongelación de embriones, pero este estudio la ha descartado, afirman los científicos. “Hasta ahora disponíamos de muy pocos datos”, dice Pinborg. “Sólo existe otro estudio de envergadura realizado a partir de un registro civil – el de Suecia- que arroja resultados similares a los nuestros.
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