Descubren el inhibidor de una proteína que reduce el crecimiento tumoral
Investigadores del CIBIR, pertenecientes al equipo de investigación en angiogénesis que lidera el Dr. Alfredo Martínez, han participado en el descubrimiento de un nuevo inhibidor de la proteína Haspina que abre las puertas a su posible utilización como base para un nuevo medicamento antitumoral.
El estudio acaba de ser publicado el pasado día 1 en la prestigiosa revista científica ‘Oncogene’, perteneciente al grupo ‘Nature’ y en él han participado además del grupo riojano, sendos equipos del IDIBELL de Barcelona y de la empresa Chroma Therapeutics, del Reino Unido.
El hallazgo ha consistido en la identificación de una molécula que inhibe a la Haspina, una proteína con funciones importantes en la división celular; la molécula identificada permite, por tanto, reducir o disminuir la actividad de la Haspina en el proceso de división celular, logrando una reducción del crecimiento del tumor en modelos animales.
El trabajo publicado sigue la línea marcada por las recientes aprobaciones de medicamentos contra el cáncer que, al igual que sucede con este nuevo inhibidor de Haspina, se basan en inhibidores de la función de las proteínas relacionadas con las histonas.
Las histonas son proteínas que se asocian íntimamente al ADN y regulan qué regiones del genoma se expresan o dejan de hacerlo en un momento determinado. Recientemente se han aprobado varios medicamentos contra el cáncer basados en inhibidores de la función de proteínas asociadas a las histonas, como es el caso de los inhibidores de deacetilasas de histonas (HDAC) para el tratamiento de varios subtipos de linfoma.
La Haspina es una proteína kinasa que fosforila las histonas como un paso necesario para que se produzca la división celular. En este estudio se ha identificado una molécula que inhibe a la Haspina y que puede ser utilizada como la base para un nuevo medicamento antitumoral.
Este compuesto hace que las células tumorales detengan su crecimiento en mitosis y que entren en apoptosis (muerte celular programada). Además, hace que se reduzca la angiogénesis tumoral (crecimiento de vasos sanguíneos necesarios para que crezca el tumor) y, por lo tanto, que se reduzca el crecimiento del tumor en modelos animales. Ahora toca hacer los estudios preclínicos para poder llegar a los ensayos clínicos con pacientes.
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