En busca de garantías de seguridad para las nanopartículas
Raymond David, gestor de toxicología del grupo alemán BASF, considera que “a medida que la nanotecnología se hace más popular, surgen muchas preguntas entre los consumidores y las asociaciones que los representan sobre la seguridad de estos productos”.
BASF, que tiene ya en su producción pantallas y otros elementos con nanotecnología, se ha aliado con DuPont, el Consorcio Químico Americano y otros grupos industriales para respaldar un reciente informe del Consejo Nacional de Investigación que pide un esfuerzo para perfeccionar la seguridad de los nanomateriales.
Para David, es crucial que Estados Unidos lleve a cabo un procedimiento que avale la seguridad de los nuevos productos basados en nanotecnología, que implica la manipulación de materiales miles de veces menores que el ancho de un cabello humano.
“Despierta cierto miedo en el sector el riesgo de que este esfuerzo no sea bien recibido en la sociedad, o que vaya por el camino que han tomado los alimentos genéticamente modificados en Europa, realmente, eso es algo que queremos evitar”, indica.
Los cultivos transgénicos que se producen en muchas partes del mundo, y que constituyen la mayor fuente de soja, han contado con una fuerte oposición de los grupos de consumidores en el viejo continente, y los procesos de aprobación de estos alimentos están en punto muerto.
“Es lamentable que los alimentos genéticamente modificados no se hayan implantado como era de esperar. Queremos evitar que se vuelva a cometer un error similar”, aclara David.
La nanotecnología tiene aplicaciones potenciales en el diagnóstico de enfermedades, el diseño de nuevos medicamentos y la fabricación de tejidos impermeables, entre otras utilidades.
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