La crisis que nos quita el sueño

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Como recomienda Joaquín Terán, neumólogo de la Unidad del Sueño del Complejo Hospitalario de Burgos, “es necesario reconocer a la somnolencia en general como un factor de riesgo tan relevante como el alcohol o la conducción de vehículos de forma imprudente”.

Los españoles dormimos regular, tirando a mal. “Aproximadamente igual de mal que el resto de países desarrollados, aunque personalmente creo que un poco peor debido a que nuestros horarios nos llevan a dormir algo menos que nuestros vecinos europeos”, afirma el Presidente de la Sociedad Española del Sueño (SES), Francisco Javier Puertas.

La última encuesta nacional de salud del Ministerio de Sanidad y Consumo muestra que un 14% de la población toma hipnóticos y ansiolíticos, y este porcentaje se acerca al 20% en población de más de 45 años; además, se revela que al 11% le cuesta dormirse y el 20% se despierta varias veces por la noche la mayoría de los días.

Esta encuesta es de 2006, por lo que la situación posiblemente sea peor en estos momentos; en opinión Puertas, “es probable que las preocupaciones derivadas de la delicada situación económica y el aumento del paro afecten negativamente a la calidad y cantidad del sueño de los españoles”. De la misma opinión es Egatz, para quien “cualquier situación de estrés laboral, social o familiar aumenta los niveles de ansiedad de una persona, lo que hace que relajarse y desconectar de su rutina diaria sea más difícil y, por lo tanto, no pueda conciliar y mantener el sueño correctamente”. La buena noticia, según destaca Terán, es que “todos los trastornos del sueño pueden diagnosticarse y tratarse”.

Las causas de los accidentes son variadas, pero el factor personal es fundamental. Una causa frecuente de fatiga es el insomnio, que padece más de un 15% de la población. La falta de sueño y el consumo de hipnóticos muchas veces asociado alteran la vigilancia y de la capacidad de reacción. En la era del coche y del consumo masivo de fármacos es importante conocer los efectos que tienen sobre la capacidad de conducir.

APNEA

Cuando estamos despiertos la garganta permanece abierta y el aire entra sin dificultad para permitir respirar normalmente. Sin embargo, cuando dormimos, esta tiende a cerrarse con la inspiración. Esto es normal y el organismo dispone de unos reflejos para evitar este colapso. No obstante, en algunas personas estos reflejos, bien por depósito de grasa o por otros factores, no funcionan correctamente y durante el sueño pueden llegarse a producir asfixias periódicas que obstruyen la respiración de manera repetida denominadas apneas del sueño. Estas obstrucciones, que pueden ocurrir hasta cientos de veces cada noche, condicionan un sueño de mala calidad, no reparador. Las apneas del sueño son causa de somnolencia durante el día y cansancio crónico, y se ha demostrado que son una causa potencial de accidentes de circulación y de trabajo.

El 25% de la población adulta y el 1-3% de los niños sufre apneas del sueño, aunque se sabe que únicamente se diagnostican y tratan menos del 10% de los casos graves. La apnea de sueño, en sus formas más graves, afecta al 5% de la población; este trastorno se asocia con un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, siendo una causa principal de accidentes de trafico, absentismo laboral y pérdida de calidad de vida. Las apneas del sueño presentan una asociación causal con accidentes de tráfico por excesivo sueño diurno, que se estima en un 5% de los casos.

La obesidad es el factor responsable más habitual de las apneas pero también otros factores, como ciertas anomalías cráneo-faciales, tal y como apostilla Joaquín Terán, “es falso que sólo tienen apneas del sueño los obesos”.

Esta enfermedad, según han demostrado grupos de investigación fundamentalmente españoles, incrementa el riesgo de accidentes entre 3 y 7 veces, es decir, un 300%. “Si hay alguna enfermedad que incrementa el riesgo de accidentes de tráfico, y que es tratable, esta es la apnea del sueño”, sentencia Terán. Se calcula que el tratamiento de los pacientes con apneas de sueño evita más de 500 accidentes/ año, lo que equivale a un ahorro neto de 7,9 billones de dólares.

Otro trastorno característico del sueño, con una alta incidencia de padecer accidentes de tráfico, si bien mucho menos prevalente que otras enfermedades del sueño, es la narcolepsia, enfermedad en la que aparecen ataques de sueño de forma brusca e irrefrenable en cualquier momento Aunque todavía son escasos los estudios epidemiológicos extensos sobre la narcolepsia en España, las estimaciones apuntan a una prevalencia similar a la registrada en otros países occidentales: entre 20 y 40 narcolépticos por 100.000 habitantes. El problema, como señala el Dr. Puertas, “es que se trata de una enfermedad que puede pasar desapercibida y tardar años en diagnosticarse”.

También paradigmático es el caso del síndrome de piernas inquietas, un trastorno neurológico que empeora la calidad del sueño y que afecta al 10% de la población. Se caracteriza por la necesidad irresistible de mover las piernas y por manifestar sensaciones desagradables y/o molestas en las extremidades inferiores, sobre todo en situación de reposo al final del día, que ceden o mejoran al moverlas. Según destaca la Dra. Egatz, “esta patología representa el 25 % de todo el insomnio diagnosticado, por lo que hay que tenerla siempre en cuenta en un paciente que refiere problemas de sueño”.

“La inmensa mayoría de las personas con un síndrome de piernas inquietas desconocen que padecen este cuadro, ya que bien ellas o sus médicos suelen atribuirlo a problemas de circulación, enfermedades reumáticas, estrés o depresión”, subraya el Dr. Puertas. Actualmente, sólo unos pocos reciben el tratamiento adecuado. En concreto, Renata Egatz recuerda que “aproximadamente un 2-3% de las personas que tienen este trastorno requieren tratamiento farmacológico, siendo en estos casos absolutamente necesario ya que los síntomas sensitivo-motores ocurren durante el sueño y fragmentan la estructura del mismo”.

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