La historia de Marino, el centenario logroñés que nunca estuvo triste una mañana

Marino cumplió cien años en septiembre y está ingresado en el hospital Valvanera de Logroño. Sus vivencias y su interesante conversación han atraído al periodista Juan Cruz, que le ha dedicado un artículo en El País.

El cronista le aplica la frase de Hemingway: “conoció la angustia y el dolor pero nunca estuvo triste una mañana”. Moisés Marino Ibáñez se crió en un asilo del que apenas salía porque le tuvieron que amputar la pierna por un accidente cuando tenía sólo siete años. Es viudo y lector de libros y de prensa con una lupa enorme. Así, nunca está solo: “¡Tengo los libros, la música, los periódicos!”

Marino habla con entusiasmo de Shakespeare, Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán y, sobre todo, del Quijote: “entraña una buenísima literatura y muchas enseñanzas, como que no hace falta ser grande para ser feliz. Don Quijote no quería sino tener un caballo y hacer el bien”.

Y es que los libros son mejores que la vida. Marino se queja de la situación actual, “a España la veo un poco triste”.