La mitad de los refugiados vive en ciudades
El 50 por ciento de los 10,5 millones de los refugiados que hay bajo la protección del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados [ACNUR] vive en ciudades de todo el mundo, y al menos el doble del número de desplazados internos y los refugiados que regresan a sus hogares viven en entornos urbanos, aseguró este lunes esta agencia de la ONU que ha pedido a autoridades estatales y locales que unan fuerzas y diseñen nuevas estrategias para responder a este desafío.
“Tenemos que abandonar la idea de que la mayoría de los refugiados vive en los campamentos de ACNUR”
, afirmó el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres durante su intervención en el 'Diálogo del Alto Comisionado', que este año se centra en los desafíos en la protección de los refugiados en el contexto de la urbanización.
Los refugiados se han trasladado a los centros urbanos, especialmente en los países en desarrollo, en una tendencia que se ha acelerado desde la década de los cincuenta. El número de personas que viven en las ciudades se ha cuadruplicado durante los últimos 60 años, desde los 730 millones en 1950 hasta los 3.300 millones en la actualidad.
De acuerdo con cifras recientes, la capital afgana, Kabul, se ha septuplicado desde el año 2001, y muchas de estas nuevas llegadas son antiguos refugiados que han regresado desde Irán o Pakistán, o desplazados que escapan de la violencia que aún existe en las zonas rurales del país.
Asimismo, la ciudad colombiana de Bogotá, o Abiyán han absorbido cientos de miles de víctimas del conflicto que se refugian en suburbios que carecen de servicios. En Oriente Próximo, Siria y Jordania también son países a los que se dirigen cientos de miles de iraquíes que se ven obligados a huir de su país.
La agencia indica que los refugiados tienen que luchar por sobrevivir en ambientes urbanos. “Obligados a vivir en suburbios superpoblados y chabolas, con poco o ningún acceso a la sanidad ni a los servicios sociales, la mayor parte está obligada a trabajar en el sector informal de la economía, donde están sujetos a la explotación”, indica el comunicado de ACNUR, que afirma que muchos de estos refugiados urbanos prefieren permanecer “invisibles” por el miedo a ser deportados, lo que dificulta el registro e identificación.
La llegada de números elevados de desplazados forzosos a las ciudades supone un desafío adicional a los recursos estatales como la sanidad y la educación, y puede llevar a un incremento en los precios de los productos básicos como los alimentos.
La presión cada vez mayor sobre las infraestructuras, los servicios sociales y de alojamiento en las comunidades que ya tienen dificultades puede crear tensiones entre las poblaciones locales y de refugiados y, en el peor de los casos, puede incrementar la xenofobia con resultados catastróficos.
Dentro de esta realidad, ACNUR se enfrenta con algunos desafíos básicos, como identificar y llegar hasta los refugiados. “Mientras que el problema es global, las condiciones varían en gran medida en cada región, y muchas dependen de la respuesta local”, afirmó Guterres.
En este documento, ACNUR afirmaba que la población de refugiados en las zonas urbanas no sólo se incrementa en el tamaño sino que cambia en su composición. En el pasado, indica, una proporción significativa de refugiados urbanos registrados con la agencia eran hombres jóvenes, mientras que en la actualidad hay números muy elevados de mujeres, niños y ancianos residen en zonas urbanas, especialmente en aquellos países donde no hay campamentos.
Así, ACNUR indica que trabaja con diferentes agencias de la ONU especializadas en menores y con ONG y organizaciones civiles para identificar, localizar y proteger a menores no acompañados que sufren un riesgo algo de ser explotados y convertirse en “niños de la calle”, un riesgo al que también se enfrentan las mujeres y niñas, a quienes se les conceden alternativas positivas para que no se vean obligadas a recurrir a la prostitución para sobrevivir.
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