La UDL despega sin energía ni ideas
Los cohetes despegan sin dudas. A tumba abierta. Saben cuál es su destino y lo buscan desde que empieza la cuenta atrás. la Unión Deportiva Logroñés tenía los condicionantes, antes de comenzar la competición, para focalizar su objetivo. Lo tiene. El problema es que, por el momento, no ha arrancado con la ambición esperada o requerida después de una pretemporada inmaculada. El piloto de la nave ya viró el rumbo en la jornada inicial de manera incomprensible. En el debut en Las Gaunas introdujo cambios -Santamaría, Borja Sánchez y Ñoño por Bijimine, Olaetxea y Marcos André-, pero hasta hay que dar por bueno el empate ante un rival que metió el miedo en cuerpo en los primeros 15 minutos, que demostró que el centro de la defensa no está cohesionado y que supo hacer ante una UDL plana, sin profundidad, como excesivamente cautelosa, horizontal, parsimoniosa...
Algo falla cuando al organizador, Andy, se le nota encorsetado. Cuando Salvador pasa, en cuanto a presencia, a un plano muy secundario (tapar las arrancadas de Paredes y guardar siempre el sitio). Cuando los extremos no encaran, Borja Sánchez apenas dio pases hacia delante, y si lo hacen, caso de Ñoño, abusan de egoísmo. O al delantero, al que tiene que estar en el área para cazar remates, se le tiene para otros menesteres. Incluso si el hombre más desequilibrante, Rayco, no entra en escena hasta pasada la media hora y está más tiempo desaparecido que participando en el juego. Por no mencionar un centro de la zaga blando, poco consistente como exhibió en los primeros minutos del debut esta campaña en Las Gaunas, donde se concedieron demasiadas opciones al rival por falta de contundencia. Tampoco acompañaron las sustituciones, bien pensadas, pero que no aportaron lo deseado salvo algún destello de Marcos André.
El Barakaldo evidenció más ganas de partida. A los dos minutos Sergio Benito armó la pierna en soledad dentro del área, demasiada ventaja para un delantero. Además, encontró un punto débil de los logroñeses, el centro de la zaga. Por ahí, hizo daño el equipo de Aitor Larrazabal. Caneda y Santamaría aúnan experiencia, pero les faltó contundencia durante la primera mitad. Porque además del tanto encajado casi cuando los aficionados se estaban sentando es que el delantero visitante gozó de otra oportunidad a renglón seguido después de una diagonal de De Paula. Es más, el exblanquirrojo se encontró, al cuarto de hora, con Miguel en lo que pudo haber sido el 0-2.
Llegaron los primeros pitos de la temporada. Demasiado pronto. Con o sin razón, el caso es que la exigencia es máxima para una UDL plana, con poca mordiente y muy estática, como atesoró durante los 30 minutos iniciales. El Barakaldo manejaba los ritmos. Supo enfriar los tiempos y se benefició de un parón a la media hora por calor -nadie se lo creía, ni los propios interesados-. Cuerva, el sostén de los visitantes, dejó el partido por un golpe que recibió, lo que provocó que la UDL aumentara su dominio en la medular. Cuestión que se tradujo en una gran ocasión de Rayco, regateó a Viorel y se fue escorando sin llegar a tirar a una portería vacía. Cuando lo quiso hacer se le agolparon los defensores.
A raíz de ese momento, pasada la media hora, los de Sergio Rodríguez mostraron algo más de ambición, como un remate de cabeza del canario en el segundo palo tras un centro desde la izquierda o el tanto que certificaba las tablas antes del descanso. Un gol a balón parado por mediación de Santamaría.
Se esperaba más en la segunda mitad. Era obligatorio. Rayco cogió los galones y ganó en presencia en los primeros compases. Centro lateral desde la derecha y remate del canario que atajó Viorel. El Barakaldo quería quitarse la presión de los locales e intentaba, dentro de sus posibilidades, que no le quemara la pelota. Sergio Rodríguez pasaba a la acción. Un desactivado Ñoño dejaba su lugar a Marcos André -actuó por detrás de Ander Vitoria-, mientras que Borja Sánchez veía desde el banquillo que el desparpajo de Víctor López no se traducía en nada concreto. Sustituciones en aras de ganar en profundidad. No lo lograron. El Barakaldo visionaba el empate, la UDL ni se sabe.
Santos se estrenaba por Flaño -pitado en su estreno en Logroño-. Ni un centro al área, ni un remate digno en los minutos finales. Como sin pasión. Sin corazón. Todo en la línea de mantener el orden, que nada se resquebraje. Sin verticalidad, sin cambios de velocidad de juego en tres cuartos del campo... Con ese panorama y con dos empates en dos jornadas, toca pensar en la siguiente cita -primera ronda de la Copa del Rey en Langreo este próximo miércoles- en aras de que el equipo espabile.
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