Liberación de Jacinta Francisco
El gobierno mexicano ha reconocido que nunca existieron evidencias que justificaran la sentencia de Jacinta Francisco y su condena a 21 años de prisión por secuestro, según ha hecho público la directora del Programa Regional para América de Amnistía Internacional, Kerrie Howard.
Tras celebrar esta decisión, Amnistía Internacional reivindica una compensación por los tres años de prisión injusta que ha sufrido Jacinta Francisco, que ingresó en prisión en 2006 acusada de un delito de secuestro del que ella siempre se ha declarado inocente. Finalmente, será puesta en libertad.
Jacinta y su familia han perdido tres años de su vida mientras ha permanecido en la cárcel. Para AI es “vital” que los responsables de esta injusticia sean llevados ante los tribunales, la organización había adoptado a Jacinta como presa de conciencia y han recogido más de 24.000 firmas reclamando su liberación.
La puesta en libertad de Jacinta Francisco tiene lugar tras una apelación que la acusada ganó a comienzos de 2009. La Procuraduría General de la República anunció que dejaba el caso de Jacinta por falta de pruebas, y acto seguido, el juez tomó la decisión de sacar a esta mujer de la cárcel.
El 26 de marzo de 2006 tuvieron lugar los sucesos que hicieron que la indígena Jacinta Francisco hoy esté en la cárcel. Su delito: estar en el mercado central de Santiago Mexquititlán [México] en el momento en que se produjo una revuelta contra seis agentes de la Agencia Federal de Investigaciones que decían realizar una operación policial de búsqueda de drogas.
Los agentes intentaron confiscar productos del mercado, y se desató una revuelta contra ellos por parte de vendedores y clientes de las tiendas. Este suceso se solucionó ese mismo día, pero esa noche, los agentes presentaron una denuncia ante la Procuradería General de la República, en la que alegaban que los participantes en la protesta les habían tenido secuestrados varias horas.
Más de cuatro meses después del incidente, Jacinta Francisco fue detenida. En el momento de su arresto le dijeron que “iban a hacerle unas preguntas sobre un árbol cortado”, según informa Amnistía Internacional. Cuando la inculparon del secuestro de los policías, la única prueba presentada en su contra fue la fotografía de un periódico local en la que se la veía detrás de un grupo de gente que protestaba en el mercado de Mexquititlán. Después, numerosas personas han testificado que Jacinta no participó en la revuelta.
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