Mata a su tía abuela por golpear a unos gatos
El acusado de matar a su tía abuela en junio de 2008 en su domicilio en Santiago de Compostela, José Manuel G.P., reconoció este miércoles en el juicio que le provocó tres “cortes” con un cuchillo, al intentar que “parara” de golpear a unas crías de gato que se encontraban en el patio de la vivienda porque le pareció “una locura”.
En la primera sesión del juicio que se celebra en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de La Coruña, con sede en Santiago, el acusado, que se entregó al día siguiente del crimen y confesó lo ocurrido, declaró que “todo fue muy rápido” y justificó que había estado bebiendo antes y después de los hechos y que no se acuerda “de nada más” de lo que sucedió tras clavarle el cuchillo por tercera vez.
El procesado explicó, asimismo, que su tía abuela, tras las dos primeros “cortes” recibidos, apareció con una palo en la mano gritando “Xosé, te mato”. “Todo fue muy rápido, cogí un cuchillo y se lo volví a clavar”, relató sobre el crimen que costó la vida a Manuela B.V., que tenía 83 años de edad.
En el relato que realizó el procesado a preguntas del fiscal, José Manuel G.P. recordó que la mañana del día de los hechos se encontraba en su casa y, tras haber discutido con sus padres, había ingerido alcohol. “Necesitaba ayuda para ir a un psiquiatra”, dijo, tras lo que añadió que acudió al mediodía a la casa de su tía abuela, con la que estuvo hablando y viendo la televisión.
“Al cabo de un rato me levanto y voy a la placa --patio de la casa--. Cogí una botella de whisky y le di unos tragos”, admitió, tras lo que comentó que escuchó el maullido de unos gatos, hecho del que informó a la víctima. “Tan pronto los vio cogió un palo y empezó golpearlos. Le dije: para, sabes que me gustan los gatos”, declaró.
Posteriormente, señaló que “había un cuchillo en un arcón” con el que le propinó “un pinchazo del cual no se enteró” y, después de que le diera otro golpe a los gatos ,reconoció que le dio “otro corte en la zona del cuello”, tras el que la mujer se cayó y se formó un charco de sangre, según concretó. “Me asusté y salí al salón”, sostuvo y añadió que cogió “una botella de brandy” y empezó a beber. “¿Que he hecho?”, dijo que se preguntó en ese momento.
“Al cabo de un rato mi tía abuela apareció gritando: Xosé, te mato.
Todo fue muy rápido, cogí el cuchillo y se lo volví a clavar“, indicó, tras lo que aseguró que siguió bebiendo en el lugar de los hechos. ”Y no me acuerdo de haber salido de la casa y de nada más“, concluyó en su explicación de los hechos ocurridos en la casa en la que residía la víctima en la calle Basquiños el 29 de junio de 2008.
“ME PARECIÓ UNA LOCURA”
A preguntas del fiscal, durante su declaración en el juicio que se celebra con jurado popular, José Manuel G.P. comentó que cuando sucedieron los hechos estaba desempleado desde hacía un mes porque lo había despedido por un incidente en el trabajo, tiempo en el que, para tener dinero, se lo “sacaba” a sus padres sin que lo supusieran “para tomar algo por ahí”.
Además, admitió que en el último año, antes de suceder los hechos, “tomaba cocaína”, pero desde finales de mayo no la consumía, tras quedarse sin trabajo.
Preguntado por el Ministerio Fiscal por su relación con la víctima, apuntó que los primeros años de su vida los pasó en su casa con sus hermanos y padres. “Era como si fuera una madre para mí”, aseveró y recordó también que Manuela “siempre tuvo gatos”, pero desconocía que la gata estuviera embarazada.
Después de señalar que su tía abuela acertó a darles a los gatos en el primer golpe, dijo que los oyó “maullar quejándose”. “Me pareció una locura”, resaltó y precisó que no vio en el lugar a la gata que había parido a las crías.
DISCUSIONES
Posteriormente prestó declaración, a petición del fiscal, Juana R.D., una auxiliar de ayuda a domicilio que fue la que llamó al 061 tras ver la puerta abierta del domicilio y a la mujer tendida en el suelo cuando iba a visitar, por su trabajo, a la vecina del piso superior de la víctima que, además, era cuñada de la fallecida.
Además, declaró, a petición del fiscal, el policía que llevó la investigación, y, a petición de la defensa, la madre del acusado, Jesusa P.B., quien corroboró que su hijo tenía problemas con el alcohol y que eran frecuentes las discusiones con su marido y ella.
La madre de José Manuel G.P. comentó, asimismo, que cogió la ropa mojada que su hijo había dejado debajo de la cama la noche anterior --cuando sucedieron los hechos-- y la puso a lavar al día siguiente.
ATENUANTES Y EXIMENTES
En declaraciones a los medios de comunicación previas a la celebración de la vista, que comenzó tras proceder las partes a seleccionar el jurado durante dos horas, el abogado de la defensa, Alfonso López Menduiña, aclaró que, en contra de lo que sostiene el fiscal, el crimen debe ser tipificado de homicidio (penado con entre 10 y 15 años de prisión) y no de asesinato, por el que el Ministerio Fiscal solicita 17 años de cárcel (para este delito se estipulan penas de 15 a 20 años).
El letrado de la defensa, que ratificó que el procesado “asume desde el primer momento la autoría” de los hechos ya que se entregó al día siguiente y cooperó con los agentes --a los que incluso hizo un croquis de la vivienda donde ocurrió el crimen-- agregó que concurren “atenuantes e incluso alguna eximente”, ya que su defendido padece “un grave trastorno esquizoide”.
De este modo, argumentó que informes médicos y psiquiátricos del propio centro penitenciario de Teixeiro --cárcel coruñesa en la que se encuentra internado desde que se entregó-- “llevan a esa línea argumental” de que “sufría una patología previa agravada por el consumo abusivo e incontrolado de alcohol”.
En su turno de alegaciones antes de la declaración del acusado, el abogado defensor expuso que, en contra de lo que sostiene el fiscal, “no hubo sorpresa” en la comisión del delito porque la mujer “apareció con un palo amenazándolo” y los hechos fueron motivados, a su juicio, por una discusión previa “en la que pretendía evitar que se matara a unas crías de gatos”. “No puede haber sorpresa cuando hay una discusión previa”, apostilló dirigiéndose al jurado.
En este sentido, consideró que “la agresión es imprevisible” y subrayó que el acusado “se volvió loco” en ese momento, por lo que apuntó que solicitará la eximente completa --que supone condena cero-- y conlleva el internamiento “en un centro adecuado para su curación”.
ALEVOSÍA
Finalmente, tras incidir en el “consumo masivo e incontrolado” de alcohol que hacía el agresor, recordó la “confesión y arrepentimiento” del acusado que, recordó, “asume su culpa” de un “homicidio”, alegando el alcoholismo como atenuante.
Frente a lo considerado por la defensa de que “no puede tildarse la conducta como alevosa para calificarla de asesinato”, el fiscal explicó que si bien no hubo ensañamiento “sí alevosía” al producirse por “sorpresa” porque “la clave está en que la víctima no tiene capacidad para defenderse eficazmente”. “Es lo que le pasó a Manuela”, sentenció en su turno inicial de alegaciones.
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