¿Quién decide sobre la basura?

Mucho se está hablando estos últimos días de la posibilidad de que los residuos de Guipuzcoa lleguen al vertedero de Arnedo. Lo cierto es que, aunque en un principio se haya planteado como algo inadmisible, la gestión de residuos procedentes de otras comunidades no es ninguna novedad. De hecho, el propio Plan Director de Residuos 2016-2016 de La Rioja deja clara esta opción.

El consejero de medio ambiente, Íñigo Nagore, aseguraba que no podrían llegar a Arnedo los residuos sólidos urbanos de Guipuzcoa ni de ningún otro lugar sin autorización. Esto significa que no se podrán traer a La Rioja el contenido de los contenedores verdes de forma directa.

Sin embargo, desde el momento que esos residuos pasan por una planta de tratamiento, un ecoparque, la fracción resto no valorizable (basura con bajo contenido orgánico), se escapa ya de todo control administrativo y pasa a ser una cuestión puramente empresarial. Son las empresas las que deciden a dónde llevan esa basura.

Por lo tanto, resulta evidente que a Arnedo no llegarán los residuos sólidos urbanos de Guipuzcoa, ya que su gestión es exclusiva de los municipios. Pero sí podrían llegar los restos de bajo contenido orgánico si la empresa adjudicataria del servicio y el vertedero de Arnedo así lo deciden.

En La Rioja esos restos van a los vertederos de La Rioja Alta y de Arnedo, pero podrían ir fuera si resultara necesario. De hecho, La Rioja sí que lleva a otras Comunidades Autónomas otros residuos mucho más contaminantes, en concreto, el 40% de nuestros residuos peligrosos van a otras comunidades, como se refleja en el Plan de Residuos.

Algo muy parecido sucede con los residuos industriales.

Queda por tanto una duda, ¿a qué se debe esta polémica?, ¿por qué tanto debate si la normativa deja claro que a La Rioja no pueden llegar residuos sólidos urbanos de otras comunidades pero sí otros restos que gestionan únicamente las propias empresas?

INTERESES POLÍTICOS Y EMPRESARIALES

Todo apunta a que el conflicto de la gestión de residuos que arrastra Guipuzcoa desde hace algunos años está salpicando a La Rioja. En su día, el PNV dio luz verde a la puesta en marcha de una incineradora en Zubieta. Un proyecto controvertido que ha contado desde el primer momento con las críticas de varios grupos de la oposición y todos los colectivos ecologistas.

Con la llegada de Bildu, el proyecto se echó atrás y se comenzó a apostar por nuevos sistemas de gestión de residuos como la recogida puerta a puerta. El PNV llegó incluso a denunciar esta situación ante Europa que, finalmente, le quitó la razón. De hecho, el reto que se marca la Unión Europea es el cambio integral en esa gestión de residuos de forma que para el año 2050 no existan vertederos y se llegue al “residuo cero” como ya ocurre en países como Noruega.

Con este fin, en el año 2018 concluirán las ayudas que Europa concede a las incineradoras. Por tanto, hay que darse prisa. Con la vuelta al gobierno del PNV, el proyecto de la incineradora de Zubieta ha vuelto a ponerse en marcha con más fuerza que nunca y, curiosamente, una comunidad que hace apenas unos años era ejemplo a nivel europeo en la gestión de sus residuos, a día de hoy no tiene capacidad para gestionar todo lo que genera y tiene que llevarlo fuera.

Si la tramitación sigue su cauce, Guipuzcoa dará luz verde a la incineradora este mismo mes de diciembre, con una concesión a 35 años, generando una deuda pública, según señalan algunos colectivos, de 1.500 millones de euros, y con la contaminación que esto supone para el entorno.