Un corazón ilusionado guiará al Haro

Un corazón ilusionado guiará al Haro

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Simón Lecea ha sido el último en llegar. Es riojano, de Sotés, y procede del Betis, que lo ha cedido para que continúe con su progresión en el Haro. Un cuadro blanquinegro que está completando su plantilla en vísperas del debut en la categoría tras el ascenso logrado hace unos meses. Será el domingo (18.00) frente al Bilbao Athletic en El Mazo, un campo -de los pocos de hierba artificial del grupo- que debe ser fundamental para que los chicos de Aitor Calle logren el único objetivo marcado: la permanencia. No va a resultar sencillo en un grupo II donde la inclusión de los conjuntos castellanos leoneses ha aumentado el nivel medio competitivo. De hecho, sólo hay tres recién ascendidos, la citada escuadra jarrero y los filiales de Osasuna y Alavés.

Las pruebas ya han terminado, pese a que Martín Gómez todavía no conoce su destino. Arrancó la pretemporada y sigue a prueba. Después de varias semanas parece que cuenta con la aprobación del cuerpo técnico, donde el exjugador Txejo se ha unido, pero las fichas senior están completas, por lo que deberá esperar su oportunidad o buscar un hueco en otro lugar en modo de cesión. Al menos ya se ha disipado que tanto Ander Aldary como David Subías no seguirán en el club. La buena noticia para Aitor Calle es que la mitad del equipo ya estuvo el curso pasado a sus órdenes: Fermín, Javi Ibáñez, Pirri, Mikel Bueno, Joseba, Unai, Facu Ballardo, Óscar Loza, Javi Duro, Iván Arana y Josua.

El resto son nuevos: el portero Imanol Elías, con experiencia en la división de bronce; el lateral derecho Kevin Calle, un experto en jugarlo todo; el delantero Txema Pan; el extremo zurdo Aimar Gulín, que regresa a las filas blanquinegras por tercera vez; el centrocampista Armando Corbalán, que viene del Rapido de Bouzas; el medio Esteve Monterde; y los sub’23 Edu Medrano, lateral zurdo cedido por la UDL; el lateral diestro Simón Lecea y los atacantes Ibrahima Dieng y Álex Valiño.

Veintidós futbolistas, a expensas de que haya o no movimientos, con los que Aitor Calle quiere que el Haro continúe su periplo en la categoría. ¿Cómo? Siendo fiel a lo que ha sido el club en los últimos tiempos: ilusión, corazón y hambre por querer hacer cosas. Bases con las que formar una unidad que aporte más que cualquiera de las individualidades. En este sentido, el club es honesto, no puede dar más de lo que da y quiere que el salto después de más de una década no sea algo efímero. La intención, casi una obligación para alcanzar el reto, pasa por competir en cada partido, por hacerlos largos, por pelear cada balón como si fuera el último, por no regalar al oponente e intentar que los duelos se decante por detalles.

Un ejemplo de todo esto han sido los siete amistosos disputados: cuatro triunfos, dos de ellos por la mínima (1-2 al Varea y 0-1 al Alavés B) y otros dos por dos goles de margen (1-3 al Náxara y 2-0 al San Ignacio); dos derrotas -curiosamente los dos últimos encuentros, ambos por 0-1 ante Deportivo Aragón y Gernika-; y un empate (1-1) ante el que será el primer rival de la temporada 2019/20, el Bilbao Athletic. La pretemporada ya es historia, en el horizonte el duelo del domingo. Hay que olvidarse de las lesiones y las molestias que han obligado a Aitor Calle a mimar a muchos de sus futbolistas. Todo por lograr los primeros puntos de una campaña ilusionante en la que se asume que habrá que sufrir para ganar cada punto. Pero eso también se disfruta, sobre todo, si se actúa como un bloque engrasado, donde todas las piezas sumen en aras del colectivo. Eso no quita para que haya jugadores que tengan que asumir la responsabilidad, por experiencia, por jerarquía o por calidad para tirar del carro en determinados momentos.

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