Un riojano en “El Canto del Loco”
No le gusta alardear de ello. Intenta tomárselo con calma. Es prudente. Isaac lleva ya años en esto de la música. Comenzó hace más de una década en Zaragoza, la ciudad que le acogió como estudiante de Derecho. Abogados hay muchos, pero teclistas de “El Canto del Loco”, sólo uno. Dani Martín y compañía buscaban a un músico polivalente y se encontraron con este riojano.
Desde que firmó en abril el contrato con ECDL, ha estado en programas como No disparen al pianista. Si, es ese de la gorra que se encuentra frente al teclado. Después de la actuación, Isaac bromeaba diciendo que iban a tener que cambiar el nombre del programa por todo lo contrario. También ha estado en Buenafuente. Pero el bombazo lo dieron hace poco, en la Eurocopa. Esto sólo es el principio. Si todo va bien, como hasta ahora, este riojano se recorrerá Sudamérica en la próxima gira de este famoso grupo.
Isaac emprendió su carrera musical en Zaragoza con “Desfinters”. Un inicio que le llevó a tocar por todos los bares y garitos de la capital aragonesa. Luego decidió componer en solitario y eligió para ello un nombre curioso, ReNé, que, por supuesto, tiene su historia detrás. Así le iban a llamar a su padre pero, en aquellos tiempos, la Iglesia Católica estaba en aquello de “por qué ponerle un nombre tan raro, pudiendose llamar Jesús”. Finalmente, Carlos es el nombre del padre de Isaac, pero la paradoja viene ahora. Con ReNé llegaron los primeros reconocimientos.
En el año 2000 ganó el primer premio del concurso de maquetas de Club de Ocio y Cultura de la FNAC. Un concurso que le valió para conseguir grabar su primer disco y hacer su primera gira por todas las ciudades españolas donde se encuentra esta tienda.
Seis años después, editó una maqueta él mismo, sin sello discográfico detrás, pero con un aval de la talla de “Tam Tam Go!”. Por su buena relación con Nacho Campillo, consiguió un sonido pulido y trabajado en los estudios de grabación de esta veterana y prestigiosa banda de música.
Un riojano joven, con talento y además trabajador. De estos, que se lo han currado y que poco a poco se van haciendo más y más grandes, aunque, probablemente, siempre lo fueron. Como diría la abuela, “un chico de provecho”.
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