Entre Cañete y yo hay algo personal

He visto, he leído y he oído decenas de declaraciones machistas, humillantes hacia las mujeres, degradantes e insultantes. En el peligroso Twitter y en el bar de mi barrio.

Me he indignado muchas veces con situaciones muchos más graves, de violencia de género, de las situaciones de las mujeres en los países africanos. Se me han saltado las lágrimas por las niñas de Nigeria.

Pero, intentado no caer en demagogias, la insolencia del candidato del PP, Miguel Arias Cañete, al justificar su actuación en el debate con la candidata del PSOE, Elena Valenciano, me ha superado.

No se puede ser más cobarde, más lerdo y más machista (lo mismo, también vienen a detenerme). No se puede caer más bajo.

Las declaraciones de Cañete vienen a decir que le mandaron leer (y lo aceptó) porque si me hubieran dejado “a mí esa rubia me dura dos telediarios”.

Las declaraciones de Cañete vienen a decir que no tiene el menor respeto a una mujer, aunque sea su adversaria política del primer partido de la oposición.

Las declaraciones de Cañete vienen a decir que la política es cosas de hombres y que, como dijo, si hubiera estado enfrente Rubalcaba lo hubiera pasado por encima. Entre hombres, es otra cosa.

Las declaraciones de Cañete vienen a decir que estamos a años luz de una igualdad real entre hombes y mujeres, y que a estos señores de la derecha se les escapan sus verdaderos propósitos en cuanto se descuidan.

Otros temas podemos discutirlo, pero en este asunto, como cantaba Serrat, entre Cañete y yo hay algo personal.