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Lunes de calma tras la tormenta de fin de semana en el botellón de Madrid

Imagen de archivo de un control policial en el Parque del Oeste de Madrid. EFE/Mariscal/Archivo

Víctor Honorato

12 de octubre de 2021 09:46 h

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A pesar de ser víspera de festivo, la noche del lunes fue plácida en el parque del Oeste de Madrid. El lugar quedó prácticamente vacío al caer el sol, tras haber sido escenario el sábado de un botellón multitudinario que derivó en altercados, robos y enfrentamientos con la policía. El saldo de los disturbios fue de 60 detenidos y una nueva ocasión para el ataque de los gobiernos local y autonómico al estatal, a cuenta del supuesto poco celo represivo de la Delegación del Gobierno. 

“Está todo mucho más tranquilo”, explicaba un agente de la policía local hacia las 22h en el dispositivo montado a la entrada del parque, junto al intercambiador de transportes de Moncloa. Decenas de agentes, de uniforme y de paisano, furgonetas y coches de la policía local y nacional vigilaban el principal acceso al recinto. Pero esta vez, al contrario que durante el fin de semana, no hubo convocatorias por WhatsApp o Telegram y los miles de jóvenes cargados de botellas no hicieron acto de presencia, si acaso algún pequeño grupo desviado convenientemente y sin incidentes. A medianoche el parque estaba desierto. En el trecho de calzada asfaltada aún se apreciaban los restos de vidrios rotos de dos días antes. 

Como durante el botellón del sábado se produjeron robos y agresiones a algunos de los participantes, además de enfrentamientos con la policía, el PP recuperó la tesis de que detrás del fenómeno hay un asunto de seguridad ciudadana, más que de salud pública. Así, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dijo que el botellón como tal no es el problema, sino los oportunistas “que se aprovechan” de la concentración de personas para dedicarse al vandalismo, y pidió apoyo policial a la delegación del Gobierno. El alcalde capitalino, José Luis Martínez-Almeida, aseguró, a su vez, que había bandas organizadas detrás de los disturbios. 

La delegada del Gobierno, Mercedes González, puso en duda lo anterior y afirmó que los implicados no respondían a la estructura y jerarquía de lo que en términos policiales se considera una banda. “Podremos sacar todos los fines de semana a miles de agentes a la calle, pero tendremos que abordar de una vez por todas cómo están saliendo los jóvenes de esta crisis después de haber estado casi dos años con restricciones a su movilidad y cómo niños están consumiendo alcohol a unas horas en que deberían estar en sus hogares”, apuntó, según recoge Europa Press. El botellón está prohibido en la Comunidad de Madrid por ley desde 2002, cuando gobernaba Esperanza Aguirre, aunque la efectividad de la norma ha sido oscilante a lo largo de los años.

El dispositivo policial del lunes no se vio en absoluto desbordado. “Algunos se colaron por la tarde, pero como ven que no hay nadie, se aburren y se van”, razonaba un agente municipal. Había muchos funcionarios, pero pocos infractores, de modo que la policía se dedicaba a disolver, linterna en mano, los mínimos grupos refugiados en la oscuridad del primer tramo del parque. Fue el caso de tres jóvenes sentadas en un banco, cuchicheando, sorprendidas por los faros de un coche patrulla. 

Lo anterior no quiere decir que en esta víspera de festivo no corriese la bebida. Al otro lado de la calle Princesa, junto al McDonald’s de Moncloa, cuatro jovencitas con la característica bolsa de supermercado llena de botellas de alcohol y refrescos explicaban que su plan era empezarlas y terminarlas “en la cola de la discoteca”. De la escandalera del fin de semana no se habían enterado. 

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