Un restaurante para que los sinhogar cenen gratis... y con cocineros de estrella Michelín

La Iglesia de San Antón es un hervidero de buenas ideas para combatir la desigualdad. Desde convertirla en un templo abierto las 24 horas para acoger a cualquier necesitado hasta a albergar donaciones de sangre. La última bombilla iluminada en la cabeza del Padre Ángel, su responsable, tiene que ver con la comida y se sustanciará este mes de noviembre, según ha anunciado la fundación que preside, Mensajeros de la Paz.

Su idea es abrir una cadena de restaurantes llamados Robin Hood que por la mañana y a mediodía funcionen como un local normal, abiertos a la clientela general y con precios de mercado, pero que por la noche sólo ofrezcan cenas gratuitas a las personas sinhogar. También se estudia que otros necesitados que no duerman en la calle puedan acceder a un menú de dos o tres euros.

El Robin Hood ya tiene una primera sede, que abrirá en los próximos días. Está en el número 7 de la calle Eguilaz, junto a la Glorieta de Bilbao. Pero la idea es que se convierta en una cadena de varios locales distribuidos por todo Madrid. En Eguilaz se empezará a dar el servicio que actualmente tiene lugar en la Iglesia de San Antón, donde Mensajeros de la Paz ofrece diariamente más de 200 desayunos y 200 bocadillos gratis para que cenen los sintecho.

En el nuevo restaurante se “dignificará” el servicio de cenas, para que los beneficiarios puedan tomar alimentos en caliente como si estuvieran en un restaurante, con su mantel blanco, servilletas de tela y cubiertos, y que les atiendan camareros de verdad. El objetivo es que en diciembre haya “cuatro o cinco” Robin Hood funcionando, bien como propiedad de Mensajeros de la Paz o a través de un convenio de colaboración, todos ellos con el mismo patrón.

Según ha explicado el Padre Ángel, está manteniendo conversaciones con cocineros de prestigio para que trabajen en Robin Hood al menos una vez al mes (aunque él quiere que lo hagan una vez a la semana), para que los sinhogar puedan “presumir de haber comido gracias a chefs con estrella Michelín”, explica el sacerdote. De momento, ya tiene lema para su local: “No queremos que se acaben los ricos, queremos que se acaben los pobres”, afirma.