Los 120 millones que el Real Madrid quiere ganar con los nuevos macroparkings públicos de Almeida
El subsuelo de Madrid empieza a convertirse en un espacio muy propicio para hacer negocios. El que rodea al Santiago Bernabéu acaba de entrar en el proceso para alojar dos grandes aparcamientos públicos de gestión privada, si prospera la iniciativa enviada por el Real Madrid al Ayuntamiento hace unos meses: horadar el terreno para construir 1.667 plazas de garaje, la mayoría de ellas pensadas para acoger los coches de los asistentes a los partidos y eventos celebrados en el estadio.
La operación urbanística se empezó a gestar en verano pero se mantuvo oculta hasta el pasado 20 de diciembre, cuando fue publicado el plan de construcción y privatización de ambos parkings en la página web del Ayuntamiento de Madrid. Junto a los detalles constructivos de la propuesta del club se adjuntaban los números de una operación millonaria que ya tiene el visto bueno de Almeida: 79 millones de euros en una obra que permitirá tres décadas de concesión privada y el plan de beneficios: 120,7 millones para el capital privado antes de impuestos al final del periodo de explotación, más allá del año 2051, según los documentos de la operación a los que ha tenido acceso este periódico.
El proyecto inicial, el número de plazas y el tamaño de los aparcamientos las ha hecho el Real Madrid. Incluso el periodo de concesión que tendrían y el canon anual que abonaría a las arcas públicas por su explotación: 200.000 euros. La legislación permite este tipo de propuestas privadas y el Ayuntamiento solo ha tenido que calcular los números del modelo económico-financiero y validar el resto, a falta de ver qué ocurre con las alegaciones presentadas por particulares y partidos políticos, que se han recogido hasta este jueves 20 de enero.
El aparcamiento más grande, que ya ha sido calificado de macroparking por la oposición, estará en la Castellana, frente al Bernabéu. Para construirlo habrá que levantar de nuevo la zona recién reformada dentro del plan que fue aprobado en 2017. Contará con 621 plazas en rotación y 494 en alquiler para residentes, distribuidas en 35.686 metros cuadrados de superficie. Además, el proyecto prevé la gestión de su superficie -llamada Plaza Castellana- con la que se ingresarían 300.000 euros al año.
El segundo de los aparcamientos será lineal y discurrirá a lo largo de la calle Padre Damián. Contará con 26.375 metros cuadrados y todas sus plazas de rotación, sin espacio para residentes. Serán 552, además de una plataforma logística y una zona para aparcamiento de autobuses con 12 dársenas. También incluye un espacio llamado kiss&drive bajo los centros educativos de la calle, en el que las familias podrán dejar a los alumnos bajo tierra y que servirá -asegura el texto de la propuesta- para evitar los frecuentes atascos a las entradas y salidas de clase, “eliminando los vehículos mal estacionados y facilitando la fluidez de la circulación”, reza el proyecto consultado por Somos Madrid.
Entre las virtudes de la infraestructura, el Real Madrid destaca que servirá para paliar “las necesidades de estacionamiento de los residentes y trabajadores de la zona”, o que su reserva prevista para carsharing “contribuirá a impulsar una movilidad limpia y sostenible”, entre otras ventajas.
Las obras tienen una duración prevista de algo más de dos años (28 meses si se cumplen los plazos previstos) y harán falta 15,6 años para el retorno de la inversión. Las cifras económicas que ha calculado el área de Movilidad de Almeida sobre proyecto establece 2037 como el año a partir del cual la gestión de los aparcamientos junto al Bernabéu se convertirán en una mina de oro: la empresa que los explote ganará casi cinco millones de euros anuales, una vez descontados los gastos de mantenimiento y los 234.516 € de canon anual que entonces estará pagando al Ayuntamiento por su explotación.
El volumen de beneficios a partir de esa fecha se incrementará exponencialmente hasta llegar a una ganancia total de 120,7 millones de euros, después de pagar los créditos y antes de impuestos. Es la parte más grande del pastel de una operación económica que dejará además 79,7 millones en contratación de obras y otros 49,5 millones en gastos operativos. Mientras, al Ayuntamiento se quedará con una pequeña parte de este enorme montante económico: 6,5 millones de euros en concepto de canon de explotación.
El formato de gestión de este proyecto propuesto por el Real Madrid es el de la creación de una sociedad agrupada en el llamado Clúster urbano Castellana – Bernabéu, que se encargaría de la construcción y explotación de ambos aparcamientos. La financiación llegaría “mediante un mix de capital de la Sociedad Concesionaria y deuda en esquema Project Finance (a riesgo proyecto)”, explica el texto publicado por el club de fútbol.
Al tratarse de aparcamientos de titularidad pública -se ejecutarían sobre suelos municipales- el consistorio deberá convocar un concurso para la explotación de esta millonaria actividad. Pero debido al carácter de la iniciativa, de origen privado, el Real Madrid partirá con ventaja para resultar elegido como concesionario: tiene derecho a un 5% adicional de puntos por ser la entidad que ha propuesto la idea, una ventaja sustancial frente al resto de posibles competidores. Y si no resultara ganador, tendría derecho a que se le abonaran los gastos incurridos en la elaboración del proyecto.
Más Madrid: “Los macroparkings atraerán más humo y contaminación”
El principal partido de la oposición en el Ayuntamiento, Más Madrid, presentó este jueves sus alegaciones al proyecto de construcción de los aparcamientos, que considera va en contra de la reducción de los coches en el centro de la ciudad, generando infraestructuras que “atraen” a estos vehículos. “Están incumpliendo el Plan A de calidad del aire, el de Madrid 360 y la propia Ordenanza de Movilidad Sostenible recién aprobada por Almeida”, denunció la portavoz de Medio Ambiente de la formación, Esther Gómez. La edil recordó además la existencia de dos aparcamientos cercanos en AZCA y en el Palacio de Congresos, a los que se sumará en breve el que el Real Madrid construye en la antigua esquina del Bernabéu, que contará con 400 plazas.
“Los macroparkings atraerán más humo y contaminación”, ha explicado antes de recordar que cerca de este punto se encuentra una de las estaciones que miden la polución en Madrid, la de Ramón y Cajal, la única que en lo que va de año ha superado los niveles máximos horarios permitidos de dióxido de nitrógeno. “Las obras van a perjudicar la zona verde central del Paseo de la Castellana”, añadió para defender el plan aprobado por el gobierno de Carmena en 2017, que contempló la eliminación del aparcamiento en superficie existente hasta esa fecha y que preveía que los accesos al estadio se hicieran en transporte público o a pie.
“Es contrario al sentido común, pero también a las normas existentes”, añadió la portavoz del partido, Rita Maestre, que denunció la falta de transparencia en todo el proceso y reclama los estudios de demanda y de viabilidad, así como los anteproyectos de los dos aparcamientos, que no se han hecho públicos. “Almeida quiere incentivar que se llegue a esta zona en coche, pero el plan tiene que desestimarse”, añadió antes de advertir que recurrirán a todas las herramientas a su alcance para que no se lleve a cabo: “De ninguna manera podemos aceptar que se vayan a construir. La ciudad no puede hacerse a golpe de las plazas que le interese vender a quien tiene interés en hacer parkings”.
El camino del proyecto todavía es incierto tanto en los plazos como en su forma final, aunque el Ayuntamiento de Madrid está dispuesto a llevarlo a cabo, según certificó el informe favorable de la Dirección General de Planificación e Infraestructuras de Movilidad el pasado 26 de noviembre. Después del trámite de información pública que acaba de terminar, queda responder a las alegación, redactar el proyecto, licitarlo y adjudicarlo antes de que empiecen las obras, informan fuentes del área de Movilidad del consistorio. Este periódico ha preguntado al Real Madrid varias cuestiones sobre su propuesta y el concurso, que hasta el momento el club blanco no ha contestado.
Volviendo al documento de la propuesta madridista, este concluye con un apartado dedicado a los “riesgos” de la idea, tanto a la hora del diseño como de la ejecución, y decide qué entidad -concesionaria o Ayuntamiento- debería intentar solucionar cada problema que puede aparecer. A uno de ellos lo llama Riesgo Socio-político, y el documento explica que se refiere a la “falta de aceptación social” ante el proyecto. El encargado de contrarrestar este posible contratiempo sería Almeida. Con la presión social tiene dos precedentes nada halagüeños: en el macroparking de Retiro, que provocó la caída del proyecto después de las críticas de Ciudadanos, y en los disuasorios de los barrios periféricos, que fueron retirados debido a la baja ocupación de los últimos construidos.
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