Un estudio que acaba de publicar Recurrent Auto, compañía especializada en el análisis de datos de vehículos eléctricos, indica que es muy improbable que el usuario de un modelo de estas características se vea obligado a reemplazar la batería, que -como se sabe- es su elemento más costoso. Esa reparación, en caso de tener lugar, representa al menos el 30% del coste total del vehículo.
El equipo de especialistas en baterías de Recurrent ha analizado los casos de sustitución de estos dispositivos dentro de una comunidad que abarca más de 30.000 coches eléctricos. Su trabajo concluye que, considerando modelos de todo tipo y antigüedad -incluso de más de 10 años- y excluyendo las grandes campañas de revisión, solo se ha tenido que cambiar la batería de un 4% de los vehículos.
La cifra es superior a la del último estudio de la compañía, pero se atribuye al envejecimiento de los primeros vehículos eléctricos que se comercializaron. Para los modelos de primera generación (hasta 2016), la tasa de reemplazo ronda el 8,5%, según la investigación, mientras que para los de la segunda, como los primeros Chevrolet Bolt EV y el Tesla Model 3, es del 2%. En los eléctricos modernos, a partir de 2022, el porcentaje baja al 0,3%.
En los últimos años se han producido dos retiradas masivas de baterías, una en los Bolt EV y otra en los Hyundai Kona EV. Ambas se debieron a defectos en baterías del mismo fabricante, y las sustituciones fueron cubiertas por la marca (de coches). Sin embargo, el cambio de baterías en la mencionada comunidad de usuarios que hayan descrito “problemas recurrentes” es muy poco frecuente, afirma Recurrent.
La primera razón por la que habría que proceder a él sería un defecto de fabricación o un problema estructural, como ha sido el caso del Bolt y el Kona, o bien un fallo puntual de un vehículo específico. La mayoría de estos problemas se detectan antes de la venta del coche o al principio de su vida útil, y siempre están cubiertos por la garantía del fabricante.
En la mayoría de las ocasiones, la bajada de rendimiento de la batería se debe al paso del tiempo y a un deterioro que cabe considerar normal. Así como la batería de un móvil decae después de unos años, a la de un coche eléctrico le sucede lo mismo, pero mucho más lentamente, y lo normal es que aguante en buenas condiciones entre 10 y 20 años.
También es importante saber, señala el estudio, que en la mayoría de los vehículos eléctricos la garantía cubre el reemplazo de la batería si su capacidad cae por debajo del 70% durante el periodo de garantía. Esto no significa que la batería esté inservible; ese porcentaje “aún representa mucha energía, especialmente en baterías más nuevas con una capacidad promedio superior a los 90 kWh”.
No sorprende que los vehículos eléctricos de primera generación (los de 2016 o anteriores) registren la mayor tasa de sustitución de baterías debido a su deterioro o antigüedad. También se observa un aumento de los reemplazos en los modelos de Tesla producidos entre 2019 y 2021, si bien la marca optó aquí por montar baterías LFP actualizadas para asegurar una mayor vida útil.
Entre 2015 y 2024, el tamaño promedio de las baterías ha aumentado un 167%, lo que significa que las más modernas pueden perder más capacidad de almacenamiento de energía antes de necesitar un cambio. A medida que mejoren los sistemas de gestión de baterías y migremos a nuevas químicas de baterías, deberíamos ver una vida útil mayor y menos reemplazos en los eléctricos modernos, leemos en el informe.
Todo lo dicho hasta aquí no debe tomarse como una verdad incontrovertible, pues hasta la propia Recurrent reconoce que su comunidad no es representativa de todos los vehículos eléctricos en circulación debido a la conectividad limitada de datos para algunas marcas y modelos.
Eso sí, el trabajo realiza un seguimiento de los reemplazos de baterías a lo largo del tiempo basándose en el estado de las campañas de revisión, los informes de los propietarios adheridos y la observación de aumentos inusuales en la autonomía del vehículo, que suelen indicar la necesidad de sustituir la batería.
Generalmente, las baterías de iones de litio se degradan siguiendo una curva en forma de S. Cuando el dispositivo es nuevo, puede observarse una degradación perceptible mientras se estabiliza. Luego llega un largo periodo de envejecimiento lento y lineal, seguido de una caída brusca cuando la batería se agota.
Sin embargo, incluso en los vehículos que necesitan una batería nueva, es raro observar el fallo catastrófico que se espera al final de la vida útil de una batería de iones de litio. Casi todos los vehículos eléctricos que circulan actualmente se encuentran en su estado estable, asegura el informe.
Solo el tiempo lo dirá…
Acerca de la pregunta del millón -¿cuánto tiempo durará la batería de tu vehículo eléctrico?-, la investigadora que firma el estudio, Liz Najman, hace un alarde de sinceridad al escribir: “La verdad es que no lo sabemos. En general, los coches eléctricos no llevan el tiempo suficiente en el mercado como para saber cuánto duran, en parte porque están durando más de lo previsto. Lo mejor que podemos hacer es observar el desgaste que presentan”.
“Incluso las observaciones de vehículos eléctricos en el mundo real pueden ser un desafío -continúa-, ya que alrededor del 75% de ellos se vendieron en 2023 o después. Esto significa que son demasiado nuevos para presentar una degradación significativa y que la mayoría de los datos disponibles se inclinan hacia los modelos más nuevos”.