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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

AVE: la parte por el todo o el Estado soy yo

J. L. Vidal Coy

“L’état, c’est moi!”, la frase apócrifa del Rey Sol, Luis XIV, parece la guía de las actuaciones recientes del joven presidente de la Comunidad y de su socio, el gerifalte de los empresarios. “El Estado soy yo” viene a reflejar el sentido de estado que tienen, o se atribuye, a determinados líderes cuando se ven confrontados por la realidad. Albert Boadella, en su mejor época, hizo una lectura excelente del asunto con su aclamada primera versión de `Ubú president´, equiparando la actitud de aquel monarca absoluto francés con la del entonces molt honorable Jordi Pujol i Soley: “Cataluña soy yo”.

Ahora, desde hace unos cuantos meses vemos esa actitud instalada confortablemente en despachos políticos supuestamente `populares´ y empresariales en la Región. Tomando la parte por el todo, los defensores de la llegada-del-AVE-como-sea-y-cuanto-antes se subieron a la parra de las vías, dieron palos al por mayor, repartieron multas a discreción y encabronaron, con razón, a una buena porción de ciudadan@s… Todo indirectamente, claro.

Si esos irritados vecin@s son mayoría o no está reflejado ya en los escaños de la Asamblea y estará aún más en junio de 2019. Entretanto, queda tan claro que todo el millón y medio de murcianos no apoya al presidente López Miras como que la llegada del AVE soterrado no es ni será una bofetada a los intereses de la Región, según proclamó el duodécimo consejero del Apocalipsis.

Una bofetada, no. Deberíamos decir que la llegada del AVE será otro atraco al bolsillo común. Será la continuación de un camino ––ancho, eso sí–– de despilfarro e ineficiencia económica. O sea que habría que haber buscado otra vía más acorde con las necesidades sociales reales y las capacidades económicas del personal. Léase: desdoblamiento y electrificación de la línea Cartagena-Murcia-Albacete.

No lo digo yo, que no soy economista ni ingeniero. Pero como sé leer, a los informes publicados me remito. El último, hace apenas un mes, fue del Tribunal de Cuentas de la Unión Europea (TCUE), que puso en duda la rentabilidad económica y social del AVE, y denunció la falta de pasajeros, con estaciones fantasma, sobrecostes de unos 500 millones de euros en algunos tramos, etcétera.

¿Suficiente? No: para el TCUE, las inversiones mil millonarias responden a criterios políticos y no a la viabilidad social y económica. ¡Bingo, Contreras! Solo es indulgente con la rentabilidad de la línea Madrid-Barcelona, aunque critica que no llegue a ambos aeropuertos. Demasiadas incógnitas sobre una red que ha costado, hasta ahora, unos 50.000 millones de euros sin contar expropiaciones ni estaciones. Montante que pagamos entre todos los españoles, con grandes subvenciones comunitarias, porque aquello de “El Estado soy yo” hace tiempo que no rige.

Pero no era con ese informe cuando debíamos haber caído en la que nos han metido. En 2015 hubo un texto de Ofelia Betancor y Gerard Llobet para Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada, un nido de populistas irredentos, ecologistas perroflautas, anticapitalistas pringosos y rojos antiguos, como todo el mundo sabe), que dejó claro que ninguna red española de AVE cubrirá los costes de inversión iniciales y probablemente no se recuperará una parte significativa de la inversión inicial.

Este estudio está considerado el más completo realizado sobre la alta velocidad hasta la fecha. En su presentación, los autores expresaron su convicción de que el AVE no era entonces ––¿lo será ahora?–– rentable “ni para las empresas, ni para la sociedad”, como quedó reflejado en crónicas periodísticas de la época, antes de las cuales, en 2013, otras habían advertido de cuál era el pastel.

Pero el cúmulo de desatinos se hace inconmensurable, al menos en lo que respecta a la atención que determinados políticos prestan al común, si reparamos que en 2004 y 2008 sendos informes de Ecologistas en Acción (EeA) subrayaron el deterioro directo que la apuesta por el AVE causaba a la red ferroviaria convencional y la falta de inversiones en la segunda derivada de la primera. Resumen: “Mientras se degrada a marchas forzadas el servicio ferroviario convencional y asistimos a un rosario de accidentes, las inversiones se dirigen a las problemáticas líneas de alta velocidad”. Ahora esto nos suena en Murcia y Cartagena, ¿verdad?

Pues en esas estamos. Tendremos AVE soterrado en Murcia del Carmen, y no en superficie. Ya veremos en otros sitios. ¿Y todo lo demás? ¿Qué parte nos tocará de ese todo? Aventuro que poca, dado que la vorágine del AVE la inició el partido ahora gobernante en España en aquel año de fastos de 1992. Será, pues, lo que diga el Estado. Estamos pillaos.

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