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Bilingüe o muerte

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Llega septiembre. Vuelta al cole. Qué tal las vacaciones. Se reparten los grupos por departamento y en el claustro inicial ya se hace una previsión de cuáles van a ser las clases que van a necesitar más apoyos, cuáles van a ser los cursos de 1º ESO que vienen con 'informes' desde Primaria, cómo se van a configurar los grupos no bilingües. Y empieza el rosario de lamentos entre el profesorado: esa clase va a ser imposible, pero estos dos no pueden estar juntos, vamos a tener problemas serios… 

Desde los equipos directivos se proponen medidas de refuerzo específicas que intentan paliar el desastre que se avecina: desdobles, apoyos dentro del aula, refuerzo fuera del aula (PT, AL, compensatoria). 

Los equipos de Orientación empiezan a facilitar propuestas de trabajo para adaptar exámenes, materiales, metodologías según nivel educativo y según necesidades específicas (dislexias, TEA, TDA y TDAH, discapacidades y trastornos…). 

Te preparas para recabar toda la información disponible y redactar todas las adaptaciones: color y tamaño de letra, explicaciones cortas, tiempo de trabajo guiado en clase, preparar materiales de lo que vas a dar adaptado a 3º, 4º, 5º de Primaria. Alumna con implante coclear (discapacidad auditiva), alumno con dificultades en la visión… hablar siempre de cara a la clase, explicación de todas las imágenes. Este año tengo que cambiar la forma de dar la clase.

Avanza el curso. Consigues que se sienten cuando llegas y que haya cierto silencio y cierto orden en la clase. Incluso se pide turno de palabra. Llegan las incorporaciones tardías, pero no pasa nada porque como hay absentistas, aunque falten sillas en clase nunca va a estar completa. Protocolos de absentismo activados. Tengo varios protocolos de autolisis. Hay una alumna con trastorno alimentario, seguimiento. Se ha activado un protocolo de acoso, seguimiento. Tienes alumnado nuevo que no conoce el idioma. ¿En tu centro hay aula de acogida? En el mío no. Seguimiento. Busca materiales para aprender el idioma desde tu materia. Quienes van mejor en clase van a tener que echarle una mano a las nuevas incorporaciones. Maestra, yo así no me entero de nada. Maestra, que se callen. Maestra, profesora.

Cuando desde el sindicato STERM comenzamos a escribir sobre segregación educativa en la Región de Murcia, hace unos meses, definimos ésta como concentración en un mismo centro de muchas personas con las mismas características, en cuanto a situación socioeconómica, origen, etnia o cultura, o nivel académico, ya que este último está conectado con las otras variables. La segregación también se da hacia dentro de los centros. Aulas gueto por nivel socioeconómico. 

Ya sabemos cuál es la 'variable' básica que se conecta con el rendimiento académico o 'school performance'. Es el nivel socioeconómico de la familia. Las familias con más recursos económicos y más formación tienen más tiempo y más dinero para poder acompañar a sus hijas e hijos en el proceso de aprendizaje. Hablamos de clases particulares, pero también de otras cosas que marcan la diferencia, como tener tiempo para acompañar en la realización de tareas o estudiar, viajes, lectura, cine, conversaciones. Tiempo y dinero, tiempo. La 'cultura difusa', que decía Cossío, no solo está en las ciudades más que en el rural, también está en algunas casas más que en otras. 

El programa bilingüe que se implantó con calzador y de forma obligatoria en los centros de la Región de Murcia tal vez haya mejorado nuestro nivel de inglés 'algo'. Al menos el de algunos. Pero seguro que el programa bilingüe ha hecho más cosas. Es prácticamente imposible organizar grupos heterogéneos en los centros, así que se agrupa por nivel académico: las mejores notas al bilingüe, el resto a los no bilingües. Hay clases que son las que absorben todos los apoyos, es verdad, porque agrupan a prácticamente todo el alumnado con algún tipo de desfase curricular, sea por el motivo que sea, y ponerlos juntos facilita cuadrar horarios en unos centros faltos de espacios y de profesorado.

Estamos llegando al último trimestre. Mucho de nuestro alumnado terminará el curso habiendo aprendido lo que tiene que aprender, pasará al curso siguiente con total normalidad y sin incidencias. Otra parte, ya lo sabemos, no estará en tan buena situación. 

Voy a terminar con esta frase: “Los mejores centros son los que defienden la equidad como estrategia planificadora, tal y como exige la ley. Educan mejor. El objetivo de la planificación de la red de centros, según la ley, debe obedecer a la cohesión social y la heterogeneidad como oportunidades educativas”.

Vamos a pensar muy bien la educación que queremos. Pública. Garante de los derechos de niñas y niños, que son, no nos olvidemos, personas menores de 18 años, tal y como recoge la Declaración de Derechos del Niño (y la Niña) que este país suscribe y donde se recoge expresamente: “Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad”. Pues eso.

Llega septiembre. Vuelta al cole. Qué tal las vacaciones. Se reparten los grupos por departamento y en el claustro inicial ya se hace una previsión de cuáles van a ser las clases que van a necesitar más apoyos, cuáles van a ser los cursos de 1º ESO que vienen con 'informes' desde Primaria, cómo se van a configurar los grupos no bilingües. Y empieza el rosario de lamentos entre el profesorado: esa clase va a ser imposible, pero estos dos no pueden estar juntos, vamos a tener problemas serios… 

Desde los equipos directivos se proponen medidas de refuerzo específicas que intentan paliar el desastre que se avecina: desdobles, apoyos dentro del aula, refuerzo fuera del aula (PT, AL, compensatoria).