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Una respuesta imparable

Se dice que cuando la tiranía es ley, la revolución es orden y mucho hace falta de ese choque de conceptos en estos tiempos convulsos que llegan.

La ley emana directamente desde el poder, pero no siempre cambia si no es justa, no siempre se revierte, no siempre se transforma. El poder, a veces, hace de la ley su estandarte y de aquellos que la critican, sus enemigos. Por tanto, hay ocasiones en las que contravenir la ley supone ir contra el poder, engendrar una idea libertaria de destrucción del poder que destruya a su vez la estructura implementada de dominantes y dominados.

Sin duda alguna, el 'pin parental' supone una de esas leyes injustas, pues no deja a los niños ser sujetos de derecho y por tanto, pasan a ser propiedades, un objeto más en manos de la manipulación del poder. Pero ante esa amenaza no se puede responder desde el poder, pues la ley ha sido impuesta por el mismo.

Hay que encontrar entonces una manera de romper con esa ley injusta y por tanto, hay que enfrentarse al poder. El primer paso es la desobediencia absoluta a la ley por parte de todos los docentes de Murcia, provocando así una respuesta imparable que sacuda los cimientos del poder y ponga en jaque a la ley. Después, hay que generar un movimiento libertario que ponga a los niños como sujetos de derecho por delante de su utilización como sujetos vulnerables a la dominación. Por último, debemos impulsar una conquista de la inocencia a través de la colaboración entre iguales para establecer pautas en la educación.

Con esta triple respuesta se puede dar un puntalazo al poder y podemos conseguir la derogación de una ley que pone en continuo cuestionamientos a los niños como sujeto de derecho y a los docentes como profesionales.

Aun así, temo que esta respuesta no se busque. Las dinámicas que vamos a ver van a buscar el reconocimiento del poder. Por tanto, los actores políticos van a preferir salvaguardar la comodidad de sus sillas a provocar una respuesta que pueda revertir en su contra quitándoles ciertos privilegios.

Hemos aprendido a funcionar con las reglas del poder cuando queremos ser críticos con el mismo. De esta forma, por mucho que se puedan cambiar o evitar leyes como el 'pin parental' desde la política y el poder, seguirán quedando rastros de su paso. El dolor que provoca cada día una situación cómo está y la insistencia en poner en cuestión cada paso en contra del poder, que muestra mayor fiereza en cuanto más se le contesta, solo puede provocar la infelicidad.

Por ello, si mañana despierto con la noticia de una respuesta como la que espero, estaré ahí apoyando a mis compañeros, desafiando la lanza del poder. Hasta entonces, desde esta guarida, seguiré trabajando para alzados la vista por encima de las trincheras de la revolución.

Se dice que cuando la tiranía es ley, la revolución es orden y mucho hace falta de ese choque de conceptos en estos tiempos convulsos que llegan.

La ley emana directamente desde el poder, pero no siempre cambia si no es justa, no siempre se revierte, no siempre se transforma. El poder, a veces, hace de la ley su estandarte y de aquellos que la critican, sus enemigos. Por tanto, hay ocasiones en las que contravenir la ley supone ir contra el poder, engendrar una idea libertaria de destrucción del poder que destruya a su vez la estructura implementada de dominantes y dominados.