Navarra y su Zeitgeist

“Eso que llamas el espíritu de otros tiempos no es más que el espíritu de aquellas personas en las que los tiempos se reflejan” Fausto - Goethe

Zeitgeist es una expresión alemana que significa 'el espíritu del tiempo', ideas que tienen fuerza en un tiempo determinado, pensamientos que influyen en la mayoría de la sociedad. El espíritu del tiempo refleja lo que como sociedad sentimos y pensamos, lo que nos preocupa y nos interesa.

Estos días atrás se ha formado en Navarra un Gobierno salido de la legitimidad de las urnas. Un Gobierno plural que aspira a ser fiel reflejo de la sociedad navarra. El nuevo Gobierno se sabe en minoría, pero puede conectar con la mayoría social si capta el Zeitgeist foral, si sintoniza con las principales tendencias que caracterizan a nuestra sociedad.

El Zeitgeist envía pistas y señala posibilidades. Varios son los valores que parecen percibirse, varios los mimbres que se intuyen, varios los consensos que parecen olfatearse en el sentir social de la calle.

Un valor hecho consenso es la ética de los cuidados. Entender la vida y la política como una estructura de cooperación constante. Visibilizar lo invisible. Reconocer los afectos, el apoyo mutuo y el abrazo fraterno. Lo dijo la presidenta Chivite en el discurso de toma de posesión de su Gobierno: “La responsabilidad que afrontamos supone mucho tiempo que restamos a nuestras parejas, nuestros hijos, nuestras madres y padres, nuestras abuelos y nuestros amigos. Ellos son parte importante de este proyecto también”.

Otra idea-fuerza es la centralidad. La centralidad no es el centro demoscópico, sino el espacio donde tiene lugar el pensamiento protagonista de la agenda política.

La centralidad suele ir unida a la moderación, al “elogio de la templanza” en palabras de Norberto Bobbio. La mesura y la cultura del respeto son clásicas demandas ciudadanas hacia la clase política. La transversalidad es otro activo político anhelado por una amplia mayoría de la sociedad navarra. Es decir, tener la capacidad para llegar a acuerdos con otros que no piensan como nosotros. Superar los bloques sociales, generar empatía, tejer complicidades y buscar itinerarios de convivencia. Recordando a Mario Gabiria: “Juntos, revueltos, libres e iguales”.

Y finalmente, el pragmatismo. Las convicciones hay que mezclarlas con pragmatismo para hacerlas prevalecer. Hacer política es mancharse de realidad y de paisaje, es enfrentarse a dilemas y contradicciones, es el manejo honesto del arte de lo posible. Lo otro es pureza moral que sólo se puede permitir una minoría.

Estos rasgos son algunos de los valores que ya están imbricados en nuestra sociedad. Anhelos y demandas transformadas en sentido común compartido. Es nuestro particular Zeitgeist. Es la materia prima que define el espíritu del tiempo.

Y ese nuevo tiempo ya se abre camino. El recién estrenado Gobierno de Navarra puede ser una experiencia hermosa con un enorme recorrido, pero es necesario tener conciencia de su fragilidad. Por eso, cuidarlo y fortalecerlo hacia el futuro es responsabilidad de esa mayoría social que apuesta por el progreso, la fraternidad y la convivencia.