“Cuando murió David me acordé mucho de una foto de cuando éramos niños. A finales de los ochenta se celebró en Artajona un torneo de fútbol sala entre pueblos (...) y en una de las fotos se veía a David sentado en la grada con su libreta y su boli, tomando notas. De pequeño el fútbol no era su fuerte, él no quería jugar, lo que quería era contar las cosas”, recuerda el periodista y amigo Gabriel González. Al hablar con compañeros y familiares de David Beriain, todos coinciden en señalar esa dedicación absoluta al periodismo como su rasgo distintivo.
Esa vocación lo llevó hasta Afganistán, Irak, Colombia o Libia para, en palabras de sus allegados, “mirar a los ojos a las fuentes” y contar historias destinadas a perdurar. A lo largo de su carrera, se adentró en tribus, cárteles y mafias. Ahora, cuatro años después de su asesinato, amigos y familiares buscan honrar su memoria mediante la creación del Premio Internacional de Periodismo David Beriain.
Quienes lo conocieron lo recuerdan fiel, cercano y auténtico. “La misma autenticidad que ponía tomándose una cerveza a la puerta del bar en Artajona, hablando con cualquiera del pueblo e interesándose por sus vidas, era la que ponía con talibanes en una cabaña en Afganistán”, relata González. Desde joven le apasionó perseguir historias allá donde estuvieran. En sus primeros años tras finalizar sus estudios en la Universidad de Navarra, recorrió Irak, Afganistán, Sudán y Marruecos como periodista.
“Para David el periodismo era una forma de vivir, de estar en el mundo, de respirar”, recuerda Rosaura Romero, viuda de David. Durante toda su trayectoria, el periodista navarro se empeñó en contar historias poniendo siempre en el centro a las personas. En esa línea, Miguel Ángel Jimeno, profesor de la Universidad de Navarra, destaca que Beriain encarnaba “el periodismo que piensa en los derechos humanos, el que mira a las fuentes a los ojos, informa sin juzgar y escucha de verdad”.
Este estilo único de hacer periodismo marcaba profundamente a quienes lo conocían. Romero asegura que su impacto era notable y perdurable: “David es grande, porque dejó huella allá por donde pasaba. Y todo el que le conoció, hoy en día se reconoce mejor persona y mejor profesional gracias a él. Y no lo digo por haber sido su mujer. Lo digo por escuchar y leer a gente que a veces ni conozco. Nunca dejará de sorprenderme. Creo que David no era consciente de la marca que dejaba”.
Mikel Ayestarán, periodista y corresponsal en Oriente Medio, destaca dos virtudes que recuerda de David y que considera “superimportantes”: “Una es la persistencia, porque cuando se le metía algo en la cabeza, lo acababa. Y la otra es la fidelidad. En este mundo de egos y envidias en el que nos movemos, él era fiel. Y eso es importantísimo, sobre todo para trabajar en los sitios donde trabajaba él”. El mejor ejemplo es su productora, 93 Metros, fundada cuando tenía 35 años. Con ella dio vida a historias como ‘Clandestino‘, una de sus series más emblemáticas en la que David siguió la pista de las mafias y los grupos armados más peligrosos del planeta.
Ayestarán recuerda la “obsesión” de David por hacer proyectos que perduraran en el tiempo: “Tenía la necesidad de hacer un producto que fuera a durar. Él siempre buscaba dar un paso más allá de las crónicas del día a día y por eso estaba contento con toda esta serie de reportajes que acabó haciendo con su propia productora, porque parecían que iban a permanecer en el tiempo”.
En búsqueda de un proyecto trascendental, David Beriain fue asesinado el 26 de abril de 2021 en Burkina Faso, junto al cámara Roberto Fraile y el conservacionista irlandés Rory Young, mientras rodaban un documental sobre la lucha contra la caza furtiva en el país. Cuatro años después, la investigación sobre su asesinato permanece estancada en la Audiencia Nacional.
Miguel Ángel Jimeno, profesor de David durante su etapa universitaria y también amigo, afirma recordar “perfectamente” el momento en el que se enteró del fallecimiento del periodista navarro: “Estaba solo en casa a la hora de comer y me llamó por teléfono Mikel Ayestarán. Me dijo ‘Son ellos’ y yo pregunté ‘¿Quiénes?’. Ahí me acordé y dije ‘¿Los dos periodistas que estaban desaparecidos en Burkina Faso eran David y Roberto?’ Y me dijo ‘Sí, los acaban de encontrar muertos’”.
Jimeno explica que sintió inmediatamente la necesidad de preservar su memoria: “Se me cayó el alma a los pies, pero desde ese momento tuve claro que había que mantener vivo su legado y que mi trabajo, hasta que me jubile o hasta que tenga fuerza, será defender y difundir el legado de David”.
Motivados por ese propósito, Jimeno, González y otras personas cercanas al periodista navarro impulsaron la creación del Premio Internacional de Periodismo David Beriain, anunciado oficialmente el pasado viernes 9 de mayo. El galardón, según Jimeno, busca reconocer “a alguien que encarne los valores que David representaba”.
El premio será entregado cada dos años, alrededor del mes de octubre y elegido por un jurado formado por diez periodistas estrechamente vinculados a David tanto personal como profesionalmente. Entre sus miembros se encuentran Rosaura Romero, Mikel Ayestarán y Marc Marginedas. Romero, presidenta del jurado y viuda de David, destaca que este premio debe honrar un periodismo “que ponga en valor la empatía y el saber escuchar sin juzgar. Un periodismo valiente, honesto, humilde, y cercano. Que sepa ver las historias más grandes en los sitios más pequeños.”
“Los periodistas, alumnos y la sociedad en general, necesita referentes. Y David es un referente periodístico extraordinario. Un tío que a base de amar este trabajo, de hacer las cosas bien, de pensar en una buena historia y de respetar a la fuente se ha convertido en una joya de la corona”, subraya Miguel Ángel Jimeno, destacando así la razón de ser de este galardón: “David va a seguir vivo siempre que nosotros hablemos de él”.