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“Animalario, como las viejas causas, nunca morirá”

El director teatral y actor Andrés Lima / Foto: Luis Castilla.

Garikoitz Montañés

“No hay mayor dolor que el amor”. Andrés Lima (Madrid, 1961) repite a menudo que esta es una de las frases que más se le han quedado grabadas de la obra de Séneca sobre Medea. El actor y director teatral lleva este sábado (a partir de las 22:30 horas) hasta el Festival de Teatro Clásico de Olite este clásico sobre lo más bonito y lo más cruel del ser humano, desde el amor y la creación hasta la destrucción. Lima, uno de los referentes del proyecto (que ya no funciona como tal) Animalario, repasa gracias a esta obra la tragedia, el papel de la mujer y la guerra. Y, en esta entrevista, habla también de la función de los clásicos, del teatro actual e, incluso, de la telebasura. Porque este exitoso director teatral no evita la reflexión y ninguna pregunta.

¿De dónde surge su interés por Medea?Medea

Medea es uno de los grandes personajes y simboliza lo más brutal: una madre que mata a sus hijos. Se trata de una mujer que, por desamor, trama una venganza contra Jasón, que es el hombre que la deja, y de ahí esa locura. Esto es lo más memorable de Medea, y precisamente lo memorable es lo que caracteriza a los clásicos. Para mí simboliza muchas cosas en muchos planos. Me interesa mucho el mensaje de la obra de Séneca, que ocupa mucho de la función aunque esté actualizada, que habla sobre cómo es el ser humano, y no sólo sobre cómo es una madre. Sobre cómo una persona tiene en su mano tanto la creación como la destrucción.

En Medea, está claro, el interés está en su protagonista. Y, en este caso, en una mujer protagonista, que no es lo habitual en el teatro.Medea

Sí, y fíjate que el teatro griego y otros pensadores dieron relevancia al papel de la mujer: Electra, Antígona, incluso Yocasta en Edipo… son personajes enormes. Y en este caso Medea no es uno más, sino que resulta muy interesante desde el punto vista femenino y feminista, aunque se trate de alguien muy contradictorio. Es una mujer tomando decisiones nefastas y, en muchos casos, la pasión femenina está muy bien identificada.

¿No se corre el peligro, en esta obra, de reducir ese papel de la mujer al cliché de la persona vengativa por desamor?

Es un juicio mediocre, sí. En la cultura del entretenimiento estamos acostumbrados a decir quién es el bueno y quién es el malo, y Medea para los ojos del canal Disney es la mala, pero para los griegos no es ni la buena ni la mala, sino un ser humano complejo.

¿Qué supone para usted dirigir a Aitana Sánchez-Gijón?

Para mí Medea es ella. Todo gira en torno a ella. Y, en mi caso, adopto la voz masculina [Lima es el narrador e interpreta en la obra a Jasón y Creonte], porque creo que en cualquiera de los casos es simplemente la de alguien que está rechazando a Medea. Esto es Medea contra el mundo.

Usted también sale en este caso de esa parte más oscura que es la dirección y la compagina con la interpretación.

Para mí es apasionante. Yo quería contar este cuento, porque me siento muy identificado con él, y hacerlo de una forma sencilla, simplemente con una voz.

Dada su trayectoria, basada en el teatro, quería preguntarle también por cómo ve la situación de los escenarios en la actualidad. Usted aseguró que el teatro español se encuentra en un momento excelente.

España ha salido de un periodo de oscuridad tremendo, y le ha costado recuperarse mucho, pero durante ese tiempo se ha generado un arte muy fresco, libre, y siguen surgiendo creadores muy interesantes. Aunque resulte muy difícil ejercer el teatro. Yo soy muy defensor del teatro público, pero ahora cada vez tiene más presión, más dificultades para acceder a una compañía, para hacer un trabajo de creación o representar por ejemplo Antígona, más allá del entretenimiento puro y duro.

El actor Carmelo Gómez, a quien usted dirigió en la obra Elling, visitó la semana pasada Olite y aseguró que se estaba alejando del cine porque él no servía solo para entretener. Pero acudir a ver una obra y, básicamente, no pensar, también es algo que atrae al público.Ellingla semana pasada

Sí, a mí me encanta. Llego de trabajar y desenchufo poniendo en la tele cualquier tontería.

De hecho, leí que usted es seguidor de Supervivientes. ¿Es así?Supervivientes

(Ríe). Sí, sí, Supervivientes me flipa. Es un programa deleznable, muy inteligentemente hecho. Habría que hacer una obra de teatro sobre ello, pero desde todos los lados, no solo el que vemos desde televisión.

¿Verlo no es dar de comer a la bestia?

Posiblemente. La televisión tiene mucho que ver con esta sociedad, con el impulso de una economía neoliberal, y con cómo las televisiones forman parte del entramado de poder y generan una cultura de la basura, aunque tampoco quiero entrar en guerras con nadie.

Ahora que habla en clave más política, una pregunta obligada es qué pasa con Animalario.

Animalario fue un grupo de personas que somos amigos [Alberto San Juan, Guillermo Toledo, Javier Gutiérrez…], que nos unimos bajo ese nombre para hacer teatro y cada uno ahora hace su propio proyecto pero seguimos colaborando. Ese nombre nos dio mucho y representa una manera de entender el teatro. Animalario, como las viejas causas, nunca morirá.

Animalario siempre estará asociado a los premios que cosechó, pero también a sus posicionamientos políticos.

La política siempre interesó en Animalario. Posiblemente se trataba más del mundo que nos rodea que de la política en sí, pero es verdad que nos ha preocupado mucho la política de derechas en este país, encarnada en el PP. Eso nos inquietó y así surgió el montaje Alejandro y Ana [el título completo, con referencias a la familia Aznar, fue Alejandro y Ana: lo que España no pudo ver del banquete de la boda de la hija del presidente], y después cada uno de sus miembros ha manifestado sus ideas con tranquilidad y han apoyado la causa que creía conveniente.

Cuando habla de manifestar con tranquilidad, ¿se refiere también a Guillermo Toledo?

Willy es un ser al que respeto mogollón y es verdad que en este país cuando alguien dice lo que piensa, mucha gente se sigue escandalizando. Él tiene sus ideas y lo que pasa es que las dice de una forma muy vehemente, y eso hay gente a la que le pica. Pero, estés de acuerdo o no, hay que dejarle hablar y el que se pica, ajos come.

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