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Los recortes pasan factura al personal, los horarios y el material en las bibliotecas

Una persona lee un libro electrónico en una biblioteca.

Garikoitz Montañés

Bajas que no se cubren, horarios más reducidos y menos presupuesto para adquisición de material. Este es el complicado panorama que la oposición, en bloque, ha pintado este martes en el Parlamento foral de la situación en la red de bibliotecas públicas de Navarra. Los grupos han pedido al Gobierno Foral que ponga remedio a esta situación en un elemento clave en el acceso a la cultura y que, sin embargo, se está viendo afectado de forma grave por los recortes presupuestarios. UPN ha defendido el esfuerzo realizado por la Administración para intentar mantener este servicio, pero se ha quedado solo en esta postura.

La Asociación de Bibliotecarios de Navarra ya denunció que en estos centros hay bajas (como reducciones de jornada, maternales o por enfermedad) que no se cubren, la falta de personal obliga a reducir los horarios de apertura al público y el personal en activo se siente “sobrecargado y sobrepasado”, según apuntó la presidenta del colectivo, Asun Maestro. La sensación de estos trabajadores es que, en la actualidad, este trabajo no puede ofrecerse con “dignidad”.

El Parlamento ha vuelto este martes a abordar este tema, a propuesta de Bildu, Aralar-Nabai e Izquierda-Ezkerra, en la comisión de Cultura. La parlamentaria de la coalición abertzale Miren Julia Aranoa ha recordado que, a este panorama, se suma además la privatización de servicios como la sala infantil de la Biblioteca General de Navarra o la antigua biblioteca general de la plaza de San Francisco de Pamplona. “El Gobierno Foral debería cubrir todas las bajas, temporales o permanentes, y dotar a la red de bibliotecas de medios humanos y materiales para un servicio de calidad”, ha expresado.

En este último sentido, grupos como Aralar o Izquierda-Ezkerra han recordado que las partidas presupuestarias destinadas a la compra de nuevos materiales se han reducido “casi al mínimo”. El colectivo de bibliotecarios y bibliotecarias ya apuntó, a este respecto, que desde 2013 se destinan 50.000 euros al año para adquisiciones en la Biblioteca General y otros 50.000 para el resto de la red, cuando en 2008 se invertián 187.000 y 900.000, respectivamente.

UPN se queda solo

Tanto PSN como PPN se han sumado a esta exigencia de ofrecer un servicio “más razonable” en las bibliotecas. UPN se ha quedado solo en la defensa de la gestión actual. El parlamentario Ramón Casado ha venido a reconocer que, debido a los recortes que han tenido que hacer las instituciones, esta situación ha afectado al servicio (sobre todo teniendo en cuenta su importante extensión), pero ha subrayado que el compromiso del Gobierno Foral ha sido, al menos, cubrir las bajas de larga duración.

Estas explicaciones no han contentado al resto de los grupos, que a través de la moción aprobada en la comisión de Cultura han pedido una mejor atención para este recurso, cubriendo todas las bajas y las reducciones de jornada, así como dotándolo de los medios necesarios para atender a la ciudadanía. No obstante, el parlamentario de Izquierda-Ezkerra Txema Mauleón también ha reconocido su escasa confianza en que el Gobierno haga caso de este tirón de orejas: “Está claro que al consejero de Cultura (Juan Luis Sánchez de Muniáin) le importa un rábano lo que ocurra con las bibliotecas”.

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