De la sobreinformación sobre los cayucos a la ‘ignorancia’ sobre los viajes de vuelta
¿Qué conoce la ciudadanía navarra sobre los CIE? ¿Cuántas personas en situación administrativa irregular se localizan en la comunidad y son destinadas a uno de estos centros de internamiento para extranjeros? La asociación SOS Racismo Nafarroa y la plataforma Papeles y Derechos Denontzat, de la que SOS Racismo forma parte, se han sumado durante esta semana a una campaña realizada en diferentes países de Europa para denunciar el uso de los llamados CIE, los centros donde se interna a las personas en situación administrativa irregular a la espera, a menudo, de ser deportadas a sus países de origen. Una situación sobre la que, poco a poco, se conoce más información a pesar de que desde estas asociaciones denuncian la “opacidad” en su gestión.
Este lunes, precisamente, se celebra la jornada de oposición a los CIE, aunque SOS Racismo ha decidido en Navarra prolongar la programación hasta el viernes. Esta tarde, en el local Zabaldi, se ha proyectado el documental No Lager - Nowhere que muestra diferentes experiencias en torno a estos centros recogidas en ocho países (como Alemania, Reino Unido, Hungría o Australia), entre los que no está incluido España. No obstante, la representante de SOS Racismo en Navarra, Beatriz Villahizán, insiste en que es necesario conocer más sobre estos recintos, que no son penitenciarios, pero que Villahizán compara directamente con una “cárcel”, con privación de libertad (temporal) y escasa comunicación con el exterior. Aunque es ahora cuando, progresivamente, las asociaciones sociales empiezan a traspasar esa puerta para, a menudo, poder asesorar legalmente a las personas internas y evitar su “desatención”.
La Comunidad Foral no acoge uno de estos centros, pero la población detectada en controles en situación administrativa irregular, a la espera de que se tramite su caso o tras una condena en la cárcel, es enviada habitualmente a Madrid, al centro de Aluche. SOS Racismo denuncia que, en realidad, la situación es una falta administrativa, como si fuera una multa, en la que se impone la máxima sanción. Puede ser la privación de libertad durante un máximo de 60 días y, siempre, con el riesgo de ser expulsados, un viaje de vuelta para el que se organiza, según han denunciado diversos colectivos, macro vuelos que pasan por diferentes países para deportar a inmigrantes en situación administrativa irregular. Para la entidad, esto demuestra que las políticas migratorias se utilizan como un instrumento “más permeable o más estricto” en función de las necesidades laborales de cada país. Y, además, tras pasar esas fronteras, Villahizán recuerda que también “hay fronteras internas” como los CIE.
Más de seis de cada diez de las personas internadas en Aluche son expulsadas (un 62%), según los datos facilitados por el propio Gobierno al parlamentario Jon Iñarritu. Según esas estadísticas, recogidas por eldiario.es, en 2014 la mayoría de los ingresados en Aluche fueron ciudadanos marroquíes (427), seguidos de lejos por los senegaleses (139) y personas de Mali (127), Colombia (93) y Nigeria (86). Tras su paso por los CIE, pueden ser expulsados (ese 62%) o puestos con libertad con una orden de expulsión pendiente; de ahí que SOS Racismo denuncie que se trata de un sistema de control para amedentrar a las personas afectadas.
El programa
Villahizán lamenta que en casos como este la distancia adormece la sensibilización. No obstante, SOS Racismo ya ha participado en Navarra en eventos para recordar esta situación, como el festival No Racismo, impulsado por el grupo Benation (que contó con la colaboración de otros artistas, como Kutxi Romero, cantante de Marea) para recaudar fondos destinados precisamente a atender a personas internadas en los CIE. En el caso de esta semana, el programa incluye la proyección este lunes del documental No lager - Nowhere en el local Zabaldi, y los actos continuarán este viernes, a partir de las 19:00 horas en la plaza de Navarrería de la capital navarra, donde habrá música, poesía y monólogos, entre otras actividades. El objetivo es claro: acercar a la ciudadanía cómo es este proceso de internamiento y expulsión porque, como apunta Villahizán, “estamos acostumbrados a ver imágenes de balsas y cayucos en los medios de comunicación, pero no de las salidas de la población migrante a través de los CIE”.
