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¿Amnistiará algún día la derecha a la sociedad española?

Los miembros del PP en el Poder Judicial y la Asociación mayoritaria de la Magistatura se unen a medios y políticos para defender los postulados del Partido Popular

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El problema está mal planteado: quien encarcela y enclaustra es la derecha española. En sus esquemas rancios, su odio y sus trampas. Y su víctima es toda la sociedad. Por no entenderlo, nos vemos igual durante décadas. Chocando contra un muro, agarrados a los barrotes gritando a veces libertad, mientras ellos se la toman a placer, con sus jueces y sus medios, y un uso libérrimo del dinero de los ciudadanos.

Si es de habitual penoso aguantar las faenas de la turbia derecha española, en estos tiempos de fracaso universal de los Derechos Humanos se hace doblemente duro. Ni en casa tenemos paz, ni justicia, ni decencia, por la impronta que marcan los agresores todos, dueños del matonismo. Porque la derecha españolísima está que se sube por las paredes de ira al ver escaparse la llave de la caja fuerte y del poder que creían segura. No en vano trabajaron a fondo por la causa con todas sus armas lícitas e ilícitas. Creyeron hasta sus propias mentiras. Pero se les fue de las manos y se quedaron en puertas.

Apoyados en la experiencia insisten, sin embargo, porque saben que el uso de todos los brazos de su empresa -mediático y judicial, sobre todo- pueden darles resultados. Si las urnas fallan, hay otros métodos menos democráticos -nada democráticos incluso- que poner en marcha. Y ahora mismo se han activado al máximo. Sectores potentes de la justicia se lanzan a una actividad política descarada en favor de las tesis y de las aspiraciones del PP. El poder mediático no le anda la zaga, coordinadas sus mentiras con las de los políticos.

Y aquí estamos en pleno espasmo de la desvergüenza viendo a un Consejo General del Poder Judicial, caducado desde hace cinco años por la empecinada negativa del Partido Popular, operando fuera del ámbito de sus competencias en este momento para atacar una ley que será del Parlamento y no está ni formulada todavía. Son los vocales nombrados por el PP. Sin disimular prioridades, no parece primar ser jueces al servicio de la justicia y los ciudadanos.

O a la asociación mayoritaria de la magistratura, la conservadora APM, que ha lanzado un comunicado incendiario con insultos al Gobierno en funciones -dicen que no tiene ni ética, ni principios- y un argumentario idéntico al de PP y Vox. De auténtico sonrojo.

A lo largo de estos meses desde las elecciones nos hemos cansado de informar de la situación real de aquella condena desorbitada a los miembros del procés que no comparte Europa. Y de todas las amnistías, cesiones y trampas protagonizadas por quienes hoy gritan más fuerte: Felipe González y José María Aznar en concreto. Lo ocurrido en este país a lo largo de décadas es de tal calibre que resultan inadmisibles sus protestas. España amnistió completo un golpe de Estado y una dictadura de 40 años. Aún tienen bajo secreto de Estado lo que hicieron los políticos “de la democracia” en la Transición, como será lo que ocultan. Pero la derecha, esta derecha que nos avergüenza, no tiene otro bocado en el que hincar sus fauces y desbaratar un gobierno encabezado por Sánchez y con otras fuerzas políticas que no son PP y Vox. Dado que nadie más quiere pactar con ellos. Los demócratas negocian y buscan acuerdos, para formar gobierno incluso. La derecha agrede e insulta e intenta conseguir lo que no tiene aunque sea por la fuerza.

Les gusten o no, los aliados potenciales de Sánchez son fuerzas democráticas aceptadas por el ordenamiento español en este momento. Habría que plantearse, por el contrario, si las amenazas de la derecha, si estas maniobras para un golpe institucional, merecen algún tipo de sanción, incluso de inhabilitación.

Es sobrecogedor oír los bramidos de José María Aznar, por ejemplo. Que el señor de las Azores, de las inexistentes armas de destrucción masiva, de la invasión de Irak que fortificó el terrorismo yihadista, de cuanto condujo al 11M que encima trató de enmascarar para escarnio mundial, se atreva a decir que Sánchez es un peligro para la democracia demuestra el nivel de desfachatez que soporta este país. Y que llame a actuar como solo un golpista sabe hacerlo no es precisamente libertad de expresión.

En la España que controlan se pueden soltar tales felonías, sin consecuencias. Estas que se añaden a muchas otras, durante semanas, durante meses, años, la mayor parte de nuestra historia. Esa condena maldita que tiene España con esta derecha que solo se homologa con las peores, más sucias y menos democráticas del mundo.

La exigencia de una amnistía, perfectamente asumible en ordenamientos jurídicos de la Europa democrática -¿no ven que no les hacen ni caso a los requerimientos de la española?- es una exigencia de los socios, sí. Lo mismo que el PP ha cedido en mandar al cuerno la violencia de género y otros muchos logros sociales que le ha pedido Vox. Y nos ha llenado de ultraderecha cerril las instituciones.

Dejen de hacer el fariseo con la unidad de España, la única patria que le importa a esta derecha es el dinero y con él les da lo mismo de una pieza que zurcida o cosida con remate de festón. ¿No se han fijado en cómo han engrosado sus propias cuentas corrientes y patrimonio estos patriotas?  

No me cabe la menor duda de que las sentencias del procés fueron desproporcionadas e injustas, pero sobre todo creo que cualquier gobierno es preferible a uno de PP y Vox. No tienen más que ver la calaña que han demostrado estos meses.

El problema es siempre la sociedad que se come sus trampas como churros en el desayuno, sin pensar en la grasa que ingieren y el daño que les causa si se atiborran de ellos. Y cuando oímos las barbaridades que profiere Feijóo en su desesperación de gerente coyuntural de PP S.A. no acertamos a ver de entrada que, si las dice sin rubor, es porque les funcionan en el PP.

Hay millones de personas convencidas de que Feijóo ha rechazado pactar con “separatistas” y “terroristas” y la pura verdad es que ni los independentistas catalanes ni nadie, nadie, más que Vox, UPN y CC, le han dado la mínima oportunidad. Porque esta derecha es mucha derecha. Es la que ya pudre las entrañas de varios países de Europa y del mundo. Y sin embargo sus fieles se lo han tragado. Les comen lo que les sirven en sus medios. Hace unos días pude comprobar estupefacta que hay quien cree que el dinero que han regalado Ayuso, Moreno Bonilla, y López Miras a lobbies proisraelís -no solo les dan medallas de la ciudad como Almeida- es una generosa donación de sus propios bolsillos. No dinero público que restan de otros servicios a los ciudadanos. No creí que se pudiera llegar a ese extremo de estupidez. Pero, sí, porque también he podido constatar -a través de médicos de Atención Primaria de Madrid- que en consulta atribuyen las carencias del servicio “a que Sánchez no le da dinero a Ayuso”.

Es imprescindible rescatar de la desinformación a personas que son potenciales víctimas de las malas políticas. Les han envenenado ahora con el rechazo a la amnistía, mientras quieren condenarles a privaciones de todo tipo hasta de la verdadera dignidad. Y de la tranquilidad que precisamos, sin duda. Lo que demuestra sus verdaderas intenciones. Estar inquietando a toda una sociedad por lograr sus intereses no tiene perdón. Jalear golpes de mano bajo el pretexto falso de que una amnistía quiebra el Estado de Derecho y es el fin de la democracia es una operación política de enorme gravedad que están animando hasta miembros conservadores de la judicatura.

No hay derecho a esta sucia campaña, eterna en la derecha española. Toda persona con sensibilidad está sobrecogida con lo que está ocurriendo en Gaza, y en ese mundo que se lava las manos con total hipocresía. No nos faltaba más que los chantajes y las trampas, las amenazas, de esta derecha incapaz de reciclarse siquiera en humanidad, ya no digamos en decencia. Sin piedad ni para los crédulos que les sustentan y que parecen no llegan a enterarse ni de quiénes les dañan.

El problema real no es un gobierno progresista u otro que les incomode, les molestan todos. Es que esta derecha lleva décadas con la sociedad española aprisionada en sus esquemas que cercenan hasta la libertad de pensamiento. Y, sin duda, de progreso.

¿Concederá la derecha alguna vez la amnistía a la sociedad española? Ése es el problema, germen de muchos otros. Son demasiados años enjaulados bajo este yugo. De ahí que no compense jamás facilitarles el poder que no les han dado las urnas.  

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