Este artículo es publicitario
Este artículo quiere publicitar el mismo mensaje de otros redactores y colaboradores de este diario: no puede haber opinión libre ni información profesional si no la financiamos de un modo o de otro. Así pues, no tratará de la política del Ministerio del Interior hacia la mujer, parte de un plan de conjunto de este Gobierno que intenta devolver a las mujeres a la cocina con la pata quebrada y a su condición de mamíferas sin control sobre su propio cuerpo; tampoco tratará de la estrategia de los poderes para que el PP conserve el Gobierno a través de dos medidas: una, forzar la fusión de “Ciudadanos” y UpyD, para que el partido resultante sea la pata que sostenga la mayoría del PP en peligro y, dos, que el Gobierno robe el poder cambiando la ley electoral en vísperas de las municipales ( ya pretendieron robar el poder engañando tras los atentados del 11-M en Madrid); tampoco tratará de los negocios de la familia Pujol, que acabará inspirando alguna película...
Cualquiera de esos temas merecen comentario y dar pie a artículos como los que solemos escribir en este espacio y que son buscados por los lectores, pero este artículo trata de la necesidad del periodismo, así que no va a ser de los que merezcan muchos links ni comentarios.
Precisamente eso quería decir, que no podemos centrarnos únicamente en lo urgente, que nos arrastra sin resuello, y que también necesitamos el periodismo que investiga un asunto, lo elabora y nos lo da interpretado, y también opinión que no sólo diga lo que queremos leer, lo que muchas veces nos confirma en lo que ya sabemos (Aunque es cierto que todos necesitamos saber que hay quien piensa como nosotros, que no estamos locos, que no estamos solos y que estamos acompañados). Los medios en Internet, como éste, están naciendo urgidos y tratan lo urgente, pero además nacen como una reacción a los medios tradicionales.
Hoy no es posible la inocencia que nos hizo creer a muchos que los periódicos contaban lo que había ocurrido, sabemos que las empresas de comunicación son parte del poder establecido e instrumentos decisivos para que se mantenga ese orden. Conforme ha ido acelerando y cambiando la vida, los medios han ido perdiendo el peso y la independencia que pudieran haber tenido: empresas de comunicación, poder político y poder financiero son lo mismo. Los nuevos medios en la Red nacen precisamente por ese hueco que dejaron los tradicionales: cuentan lo que los otros ocultan o dan una interpretación a los hechos alternativa a la que dan los medios tradicionales.
Creo que estos nuevos medios traen su pecado original, al ser reactivos a lo establecido nacen parciales aunque no lo quieran. Aunque hagan el periodismo más profesional no pueden dejar de ser un instrumento de los descontentos, el lugar donde se encuentran quienes rechazan lo establecido. Los propios links de los lectores, ¿no marcan la tendencia, no presionan al periodista y al medio para que mantenga una posición determinada?
Y si tienen una definición ideológica tan marcada, ¿es posible el debate de ideas, el contraste de criterios? ¿Lo permiten los propios lectores? Cuando escribía en periódicos en papel tuve la oportunidad de contrastar mis opiniones con personas que opinaban lo contrario, porque es cieto que hace años algunos periódicos permitían cierta variedad de opiniones. Eso se acabó, como hemos señalado aquí reiteradamente y ha llegado a la unanimidad (y si no repárese en la posición de todos la prensa madrileña sobre la política económica del Gobierno, el proceso político catalán, Israel, EE.UU., Afganistán, Ucrania...), sin embargo esos debates de opinión son necesarios. Es necesario el contraste libre de opiniones, para que la ciudadanía pueda extraer sus conclusiones sin sectarismo fanático.
Y, otra cosa, ¿es posible en un medio como éste escribir sobre algún asunto que no sea urgente pero que es necesario? ¿Es posible escribir con serenidad y calma, incluso divagando y dejándose llevar por los meandros del asunto y de la vida? Porque la vida no puede reducirse a vivir bajo la pulsión dramática ni el periodismo de opinión a ser un sermón semanal que nos reconforte y nos reafirme en nuestras ideas previas. No podemos reducirnos a hinchas ansiosos.
Hace veintisiete años que publico opinión en prensa, compruebo como cambian cosas y yo mismo cambio llevado por el tiempo, pero mientras este periódico digital ejemplar me lo permita intentaré seguir opinando unas veces respondiendo a lo urgente y otras veces demorándome algo en lo importante. Sé también que, por la naturaleza del lector de este medio, hay artículos en los que critico la política antisocial y antidemocrática de esta derecha que merecerán aprobación y que cuando disienta de la idea de España establecida merecerán discrepancias y generarán descalificaciones, incluso insultos. Intentaré no decaer y seguir siendo impertinente, también con artículos como éste.
Porque creo que el periodismo es un alimento imprescindible para la ciudadanía y, por ello, hago publicidad hoy de la necesidad de apoyar de todos los modos a medios como éste, que me permiten opinar libremente.
Salud.