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La horizontal resiste a la vertical

Un hombre pasa por delante de un edificio dañado por los bombardeos en Chernígov, Ucrania, el 7 de abril de 2022.
8 de abril de 2022 22:27 h

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Con un ejercito regular, y apoyo de voluntarios, Ucrania, con tácticas ampliadas de guerrillas está resistiendo el embate ruso. La defensa horizontal de los ucranianos ha aguantado la estrategia vertical de los rusos. O, como lo presenta Azeem Azhar (exponentialview) la defensa en red ha aguantado hasta ahora el ataque jerárquico. El historiador británico Niall Fergusson habló en libro de mismo título de la lucha entre “la plaza y la torre”. Ucrania es plaza, horizontal, y convertida en red; Rusia es, vertical, jerárquica, torre. 

Ambos practican la guerra híbrida, pero de forma distinta. Ucrania lo hace en los campos de batalla, en las ciudades, en la guerra de la información y la desinformación, para la que se ha movilizado y ha logrado acorralar a los rusos en este terreno. Incluso en la guerra empresarial que está detrás. El presidente Zelinski no deja de señalar a empresas concretas para que dejen de operar en Rusia cada vez que se dirige a un legislativo extranjero amigo, incluido el español.

Los militares rusos, con su verticalidad, se han topado con graves problemas de todo tipo que han frenado sus avances e incluso les han obligado en ocasiones a retroceder. Ucrania está siguiendo más la doctrina estadounidense que ha ido girando en los últimos años de una centralización y jerarquización a una doctrina más reticular. Aunque EE UU perdió en Afganistán, e incluso en Irak tras su victoria inicial, frente a una resistencia en red. Se asemeja a las tácticas y estrategia de la guerra de guerrillas, del débil contra el fuerte que han sido evidentes en el caso de Kiev. La resistencia para defender a la capital empezó en el aeropuerto de Hostomel, a las afueras, que los rusos no consiguieron tomar, evitando así que llegaran las fuerzas aerotransportadas atacantes. Los rusos nunca han llegado a controlar el esencial espacio aéreo en torno a la capital, pues los ucranianos concentraron sus defensas aéreas allí. Y conocen bien la fuerza área rusa: tienen los mismos tipos de aviones y se han formado en sus doctrinas tácticas. Y en tierra, los ucranianos han volado sus propios puentes y presas para provocar inundaciones en torno a la ciudad. Multiplican las líneas de ataque, allí y en otros lugares.

Aunque esta no parezca una guerra de alta tecnología, en realidad sí lo es. Por detrás se está librando una ciberguerra, que afecta también a las fuerzas aéreas y terrestres. Es también horizontal, frente a la vertical. Como lo es la dimensión moral. 

La guerra es siempre camaleónica, como escribió hace tiempo Raymond Aron. Esta no es una guerra revolucionaria para los ucranianos, sino esencialmente nacional. De una guerra de resistencia nacional, en 1808-1811 frente a los franceses, nació en España el término y el concepto de guerrilla. Aunque Rusia acabará hablando de terrorismo, cuando es ella la que intenta aplicar el terror y el horror en la población que va ocupando. Véase Bucha.

Es famosa la conclusión de Clausewitz de que la guerra es la continuación de la política por otros medios. Esta reflexión llevó al general prusiano a considerar que el punto de encuentro entre la política y la estrategia es el acto por el cual la defensa decide su “centro de gravedad” (la capital, el territorio, la opinión pública) y fija así el precio de la guerra -y de la eventual paz- para ambas partes. En este caso para los ucranianos, Kiev es uno claro centro de gravedad. La parte del Donbás que controlan, otro. El propio Zelenski, también. Y la opinión pública nacional e internacional, que el presidente ucraniano sabe cultivar, pese a que una parte importante del mundo vea esta guerra como un conflicto en Europa entre europeos más EE UU.

Ahora bien, claramente, los ucranianos no resistirían si no recibieran importantes cantidades de armas por parte occidental sobre todo antitanques, antiaéreas (contra aviones y misiles), pero no de ataque, ni tanques ni aviones, pues eso podría llevar a una escalada de la guerra de Rusia contra la OTAN. En el fondo el tipo de ayuda recibido ha llevado a los ucranianos a una defensa más horizontal. A ello hay que sumar el flujo de información que reciben de la inteligencia occidental sacada de satélites, de patrullas aéreas y de servicios de escucha con Inteligencia Artificial

La lucha, la guerra, entre la horizontal y la vertical no está acabada. Una red puede causar graves problemas a una jerarquía, pero está por aún demostrar que, en este caso, la plaza pueda echar abajo la torre.

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