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Ana Santos asegura que “la Biblioteca Nacional ”pelea“ por recuperar su antiguo estatus”

Ana Santos asegura que "la Biblioteca Nacional "pelea" por recuperar su antiguo estatus"

EFE

Madrid —

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La directora de la Biblioteca Nacional de España, Ana Santos, afirma que, desde esta institución, se está “peleando” para que recupere su antigua categoría de dirección general, aunque lo importante es que tenga “el espacio de dignidad que le corresponde dentro de la sociedad española”.

“El Museo del Prado no es una dirección general y el Reina Sofía tampoco lo es, y son dos instituciones culturales incuestionables en la sociedad española”, afirma Ana Santos en una entrevista con Efe.

Una entrevista que se produce cuando lleva cien días al frente de esta institución tricentenaria que alberga 31,5 millones de documentos, entre ellos 15,6 millones de libros y folletos y 50.000 manuscritos.

Ana Santos, que ha vuelto a una casa que conoce muy bien, ya que fue directora Cultural durante cinco años, siendo directoras de la institución Rosa Regás primero y Milagros del Corral después, confía en que la nueva ley de la BNE esté aprobada “en esta legislatura”, y que ella se defina a la Biblioteca como “una institución cultural de primer orden”.

Desde su despacho del emblemático edificio del madrileño Paseo de Recoletos, sede la BNE, Santos insiste en la necesidad de poner en marcha el depósito legal electrónico, porque “todo lo que está en soporte digital, si no se preserva, desaparece”, y señala que la sociedad española “debe sentirse de alguna manera deudora de la Biblioteca Nacional y debe devolverle algo”.

“Tenemos que convencer a las grandes empresas y fundaciones de que invertir en la Biblioteca Nacional puede ser tan rentable o más que en una actividad deportiva”, afirma Ana Santos, que antes de regresar a la BNE dirigió la red bibliotecaria de la Universidad Complutense y, en 2012, las bibliotecas y archivos del Ayuntamiento de Madrid.

Los tres meses que lleva al frente de la BNE han sido “muy intensos” y de trabajo “apasionante”. Se ha sentido “muy bien acogida por la gente” y ha tenido “la suerte” de poder involucrarse pronto porque conocía “previamente el día a día de esta institución”.

Ha llegado en una época de sucesivos recortes presupuestarios y sabe que las “circunstancias no son fáciles en la Biblioteca ni en ningún otro sitio de la Administración”.

Pero también sabe que la gestión interna “se puede mejorar” y ese es, de entrada, uno de sus principales objetivos: “Con lo que tenemos, hacerlo mejor”, asegura Santos, que es “muy consciente” de que va ser difícil contar con más presupuesto público, aunque confía que en los de 2014 no disminuya la partida destinada a la Biblioteca Nacional.

Lo primero que ha hecho ha sido “reforzar el equipo directivo”, y ese ha sido “el punto de partida para tomarle el pulso a la institución”, algo que es “fundamental para mejorar la gestión interna”.

El otro objetivo es “poner en marcha la tramitación de la ley”, que podría aprobarse “dentro de esta legislatura”.

Esa norma “es fundamental” para definir qué papel debe jugar en la sociedad española la Biblioteca Nacional, la institución que, “por ley, debe reunir, conservar, difundir y transmitir el patrimonio bibliográfico español, en cualquier soporte que se encuentre”.

En mayo de 2010, el gobierno de Rodríguez Zapatero suprimió, argumentando razones de ajuste presupuestario, el estatus de dirección general a la BNE y la rebajó a subdirección, una decisión que motivó la dimisión de Milagros del Corral, por entonces directora.

Ana Santos afirma que, con la nueva ley, la Biblioteca aspira a recuperar su antigua categoría y asegura que “hay receptividad por parte del Ministerio para que la BNE tenga el espacio que le corresponde dentro de la sociedad española, como institución cultural de primer orden que es”.

“Desde la Biblioteca estamos peleando para que así sea, y desde luego la Secretaría de Estado de Cultura nos apoya en todo. El problema es que estas decisiones, dentro de la Administración, no solo afectan a un ministerio o a un organismo concretos, sino que luego la tramitación administrativa es complicada”, reconoce la directora.

Si la futura ley le da a la BNE “los instrumentos jurídicos suficientes para poder gestionar mejor y para poder poner a esta institución en el sitio que le corresponde la denominación de la dirección no es tan importante”, subraya.

“Lo que quiero es que la Biblioteca Nacional tenga el espacio de dignidad que le corresponde dentro de la sociedad española. Que sea tan importante que sea incuestionable”, insiste Ana Santos, para quien la diferencia de sueldo entre un director general y un subdirector “es ridícula”.

“Lo que ocurre es que en la Administración pública muchas veces se toman decisiones injustificables económicamente. No busquemos lógica”, apostilla.

Tras la aprobación de la ley, vendrá el estatuto que la desarrolla y en el que deberán quedar definidos “los presupuestos públicos mínimos para garantizar la estabilidad de la Biblioteca Nacional”.

“Somos muy conscientes de que no somos el Museo del Prado y que nuestra generación de ingresos no puede seguir el camino que han seguido otras instituciones culturales, pero también lo somos de que, para cambiar un poco la inercia que hasta ahora se ha tenido respecto de lo que era la Biblioteca, tenemos que demostrar la misión que tiene dentro de la cultura española”, afirma Ana Santos.

El patrocinio, asegura la directora, “es fundamental” para el desarrollo de diferentes proyectos. “Sin la ayuda de Telefónica nunca hubiéramos tenido la Biblioteca Digital Hispánica”, para la que se han digitalizado ya más de cien mil obras.

En la BNE también se ha estudiado la posibilidad de cobrar una cierta cantidad por los carnés o por otros servicios, como hacen, por ejemplo, en la Biblioteca Nacional de Francia, pero, de momento, no se cobrará “si no es absolutamente imprescindible”.

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