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Maruja Torres: “Los fascistas están muy crecidos”

La periodista y escritora Maruja Torres, en su casa

Raquel Ejerique

La periodista y escritora Maruja Torres, una mujer del “show business”, como ella misma dice, ha dejado definitivamente Barcelona para instalarse en Madrid después del procés. Se siente aliviada aunque decepcionada con los políticos, a los que pide “sensatez, que tiene mérito que lo pida la loca de Maruja”. Dejó El País en 2013, donde había pasado gran parte de su vida y aboga por un periodismo que se pague y que invierta en reporteros. Un mundo que, según lamenta, ha desaparecido.

Usted se reinventa cada siete años, según dice. Se acaba de reinventar mudándose a Madrid. ¿Qué prepara para los 84?

Prepararme para morir, supongo (risas).

¿Es de las que brindó el jueves pasado cuando exhumaron los restos de Franco?

Yo brindo siempre, porque me tomo un whisky todas las noches, y no me voy a tomar más, ni tampoco menos, por la exhumación. Soy de esa generación que piensa que está mejor fuera que dentro y me gustó ver el Valle de los Caídos desde arriba, con esa perspectiva, sin Cuelgamuros amenazando a los ciudadanos, que era la intención cuando se construyó.

Esto debería ser el tapón para desatascar las múltiples exhumaciones y solicitudes de perdón pendientes. Sobre todo, es importante que no haya muertos en las cunetas y que esta gente esté cada vez más aislada. Ese es mi deseo, pero la realidad es otra, y es que los fascistas están muy crecidos. Y en España por una vez somos uno más en el carro de Europa y el mundo, porque esto va de Putin a Trump o Bolsonaro. Aquí hay que rezar para que el ejército no se crezca. Yo tengo ese recuerdo de cuando nos daban miedo.

Bueno, hoy el ejército es otra cosa, ¿no le parece?

Sí, claro, han viajado, las misiones de paz... todo eso amplía la mente un poco.

¿Qué tal su peor enfermedad, la misantropía aguda?

Desde que estoy en Madrid, mejor. En Barcelona tenía mucha misantropía por el monotema, propiciada porque en Catalunya es duro vivir si no piensas igual que los independentistas... Aunque si piensas igual, también, porque están jodidos. Aquí me divierto más, siempre me he divertido más. Mi misantropía pervive porque no creo en el género humano, creo en personas concretas que te dan las ganas de vivir. Ahora mismo cuando preguntas en Catalunya '¿qué tal estás?' la respuesta empieza por un suspiro. La pobre Barcelona se ha puesto muy triste.

¿Quién tiene la culpa de esa tristeza?

Todo el mundo, pero estoy contra el nacionalismo. Yo soy de un tipo de gente que creemos que no hay fronteras. El nacionalismo ha tenido buena acogida últimamente porque iba disfrazado con la palabra república. Pero fíjate que Bélgica es una monarquía constitucional y ahí va la gente a refugiarse [en referencia a Puigdemont]. Lo malo son las intenciones y las intenciones de estos señores eran anular la Constitución y organizar un sistema que todavía no sabemos cuál era.

¿No puede haber nacionalismo de izquierdas?

Es imposible. Es como racismo de izquierdas. El nacionalismo en el fondo nace de la idea de que el otro es peor.

¿Cómo agrava el conflicto la violencia que hemos visto en las calles?

Un país se destruye con tanta facilidad... Si sigue habiendo movida en las calles, la derecha se va a poner feroz. Y no vamos a tener otro tema, que es lo que quieren los que favorecen la movida en las calles. Quieren ser el único tema y obligar a que por fin este país demuestre que es una dictadura feroz como la China. Hong Kong y Cataluña hermanados. ¿De verdad? Y Guardiola president, y Sergi López vicepresident. O que vuelva el primer Pujol, que robe lo que sea.

¿La sentencia del Tribunal Supremo por sedición le parece justa?

Puede que sea justa, pero no me parece oportuna. Fue un disparate desde el principio. Fue la idea del rajoyismo judicializarlo. El disparate fue no empezar a hablar enseguida con los que podían ser más sensatos, porque esto está ahora lleno de locos. ¿Ahora con quién hablas? ¿Con el pingüino de Batman? Mientras ERC no se atreva a pillar la sensatez... Pero hay un estigma que funcionó primero para nosotros los que no somos independentistas: traidor, botifler, en mi caso pijaprogre... Pero cuando se lo dicen entre ellos les parece el horror. Mira Rufián el otro día, que se lo dicen y continúa andando con la cabeza baja, bebiendo de su propia medicina. Tienen que recuperar la sensatez, y eso pasa por ampliarles la autonomía lo más que se pueda. ¡Pero si esto es casi un Estado federal!, pues hagámoslo. Pero claro, con esta derecha que tenemos...

Y la izquierda, que está a golpes...

La izquierda está preciosa (risas). Tendrían que calmarse todos. No hace falta quererse, besarse, ni meterse la lengua. Ambos, PSOE y Podemos, tuvieron responsabilidad en el pacto fallido, porque además son dos machos cabríos y tienen alrededor una cohorte que les dice lo que quieren oír. Y los que estaban dispuestos a pactar, como Errejón, se van y forman otro partido... ¡Cómo le gusta a la izquierda dividirse! Es algo casi genético, se van soltando moléculas, se van destruyendo alegremente... Pero qué bien que soy el jefe de un sitio con dos personas.

¿Ve esperanza en el futuro político?

Tengo que distinguir entre mis deseos, mis esperanzas y mi pesimismo democrático. Sigo pensando que no tenemos gente a la altura de lo que hay que hacer, tampoco en las empresas periodísticas, sobre todo, en las tradicionales. Echo en falta, sin ser nostálgica, que exista ahora gente con sensatez y ganas de sacar el país adelante. Fíjate, la loca de Maruja hablando de sensatez.

Socialmente hemos avanzado desde los 60. Entonces había una vida social larvada y los políticos no tenían más remedio que seguirnos y, además, había miedo al partido comunista. Lo de ahora es muy cortoplacista y tenemos el problema de las elecciones permanentes. Somos más partidos y no se acaban de habituar. ¡Y los jóvenes se enfrentan más aún que los viejos! ¿De dónde han sacado ese odio al contrario, cuando nacieron en otros tiempos? Tengo amigos de derechas, conservadores, pero que no son fascistas. Aquí la derecha es fascista. A mí me gustaría más que fuera una derecha como el PNV.

¿Le parece más divertido leer el BOE o volver a una redacción periodística?

Leer el BOE. De hecho, Eva Belmonte lo hace y yo la leo. El periodismo ha perdido reporteros porque son caros. Se hacen reportajes de alivio de luto, muy rápidos. La gente también se ha vuelto más perezosa para leer, se han acostumbrado a las redes sociales, tuits... Yo cada vez leo más libros, la prensa no se me interesa tanto. Además soy antipapel, he hecho una renuncia, como con el sexo. Regalé mis libros a las bibliotecas de Barcelona.

¿No volvería a trabajar en una redacción?

No volvería atrás nunca. Ni a hacer reportajes. Si tuviera cuerpo, me gustaría dedicarme a lo que he hecho siempre, conflictos internacionales o entrevistas con gente que me interesa o me repugna. Pero no tengo cuerpo ni hay dinero. Sin embargo, por las noches cuando me duermo sí sueño a veces con que me llaman para cubrir un conflicto. Tengo unos sueños francamente divertidos. Sobre escribir columnas y opinar, tampoco me interesa... ¡Hay tanta gente opinando! Me gusta más Twitter o colaborar en el programa de Buenafuente, donde han tenido la gentileza de pensar en una anciana.

¿Qué cosas urgentes tiene que resolver el nuevo Gobierno?

La memoria histórica, los malos tratos, la no discriminación LGTBI, revertir la reforma laboral y la ecología. ¡Es que es muy urgente todo! Y por encima de todo eso tenemos la economía. ¿Tú ves que ellos son capaces? Salvo que haya unos segundos o terceros que no hemos visto...

¿Se identifica como feminista?

El movimiento del 'Me too' me parece espléndido, sobre todo si han conseguido que este tipo de tíos tengan miedo, que nadie te pueda tocar una teta... A mí me ha pasado, claro, pero recibí la educación de 'nena, tienes que aguantar, esto es lo que hay'. Estamos hablando de hombres y poder, que se aprovechan para que tú, trabajando para ellos, aguantes sus comentarios de 'qué guapa has venido' o 'qué buenas tetas tiene fulana'. Pero las chicas de ahora salen distintas, y se quejan enseguida y hacen muy bien. Más vale que caiga injustamente uno a que haya chicas sometidas, qué le vamos a hacer...

Al principio de la transición hubo otro momento feminista, se pusieron de moda las mujeres columnistas, por ejemplo, pero enseguida se bajó la guardia. Si ahora se baja la guardia, habrá una recesión, aunque de alguna forma es un camino sin vuelta atrás.

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