El nuevo presidente del PP europeo rebaja el tono sobre la extrema derecha y los pactos de Feijóo con Vox

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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Cuando a Donald Tusk se le preguntaba por los pactos entre Partido Popular y Vox para gobernar Castilla y León, decía que suponía una “capitulación”, y que ojalá fuera “un incidente” y no “una tendencia”. Tres meses después, cuando el polaco Tusk ya no está al frente de la principal familia política europea y ha sido sustituido por el bávaro Manfred Weber, la respuesta es bien distinta.

Hasta tal punto es distinta, que Weber no sólo no menciona a Vox en su respuesta, sino que pide que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, responda por sus aliados de investidura.

¿Sigue pensando que los pactos con Vox son una capitulación como decía su predecesor en el cargo o está cambiando la posición del Partido Popular Europeo? “El criterio para todas las cooperaciones futuras con todos los partidos a escala europea es que se respete la perspectiva del Estado de Derecho. En cuanto a España”, responde Weber, “permítanme subrayar que Sánchez tiene que responder algunas preguntas. Él está trabajando con movimientos separatistas que no respetan la Constitución del país. Esto también es un debate en España”.

Eso sí, Weber ha defendido que el PP europeo es “el partido del Estado Derecho” y ha puesto como ejemplo la marcha del Fidesz de Viktor Orbán y la propia candidatura de Tusk contra el PiS polaco, principal aliado de Vox en Europa: “Estoy muy orgulloso de que hoy el PPE sea el partido del Estado de Derecho. Nosotros, Donald Tusk y yo como líder de grupo [en el Parlamento Europeo], hemos cerrado el capítulo Viktor Orbán. Y hay que mirar a Rumanía, a Croacia, a los países bálticos, Lituania, Letonia, estamos gobernando, y también en la República Checa, donde expulsamos a los corruptos. Y en Eslovaquia tenemos ahora a Eduard Heger como primer ministro, que quiere unirse a la familia del PPE. Y en Polonia Donald Tusk es el verdadero rostro de la oposición contra eso, no son socialistas ni liberales en los países del centro y el este de Europa quienes están en ello. Lo estamos haciendo como EPP, y me enorgullece. No hay debate para mí de que vamos a continuar así. Ese es también el criterio para todas las cooperaciones futuras con todos los partidos a escala europea, que se respete esta perspectiva del Estado de Derecho”.

Pero el 10 de marzo, cuando Tusk aún era presidente del Partido Popular Europeo fue muy claro al rechazar el pacto del PP con Vox en Castilla y León para un Gobierno de coalición. El ex presidente del Consejo Europeo aseguró que el acuerdo era una “capitulación” y que confiaba en que fuera “un accidente” y no una “tendencia”. Tusk hizo esas declaraciones tras una reunión de los líderes europeos de la organización, previa a la cumbre de la UE en Versalles.

“Para mí ha sido una sorpresa triste. Casado, nuestro colega, ha participado en la reunión, ha dimitido de su puesto”, dijo Tusk, “era una garantía personal de no llegar a pactos de Gobierno con la extrema derecha y preservar al PP español en el centro derecha, sin flirteos con la extrema derecha”.

“Esperamos que sea sólo un incidente o un accidente, no una tendencia”, ha dicho Tusk en relación con el acuerdo en Castilla y León: “Hay que combatir esos deseos, supone una capitulación”.

La derecha francesa y alemana ha renegado de forma habitual de pactos con la ultraderecha. La excanciller alemana Angela Merkel fue durante su mandato una abanderada de esta posición. Incluso llegó a renunciar a que su partido gobernara una de las regiones alemanas porque, para hacerlo, debían pactar con Alternativa por Alemania. Aquel Gobierno, del land de Turingia, acabó en manos de Die Linke, la izquierda alemana.

Ahora, sin embargo, el discurso de Weber se aleja del de Tusk en un momento en el que sus aliados en Francia y en Italia se encuentran en mínimos electorales y en los que la competición en la zona conservadora se produce entre varias extremas derechas. El PP europeo ya coló entre sus filas a Silvio Berlusconi después de que la Democracia Cristiana italiana implosionara.

¿Se encuentra Matteo Salvini más cerca del PPE ahora que Forza Italia está en horas bajas y que Fratelli d'Italia, aliados de Vox, le supera por la derecha? ¿Y en Francia? ¿Qué puede acabar pasando con Marine Le Pen, ahora que Les Republicains están de capa caída, ha cambiado el nombre de su partido y le ha salido un competidor por la extrema derecha como Éric Zemmour?