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Los 'populares' europeos se encomiendan al alemán Weber ante “los populistas de derechas y el centro liberal”

Donald Tusk y el nuevo presidente del PPE, Manfred Weber, se abrazan en el congreso del partido en Rotterdam, el 31 de mayo de 2022.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
1 de junio de 2022 00:43 h

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Donald Tusk, hace tres años, con Viktor Orbán delante, hizo un alegato en el congreso del PP europeo en el que se coronó, en Zagreb, como presidente de la principal familia política europea un alegato del ordoliberalismo y el popolarismo. Tusk, como hizo hace dos meses al tachar de “capitulación” el pacto del PP de Alberto Núñez Feijóo con Vox para gobernar Castilla y León, describió los valores que, según él, deben guiar al PP europeo: “No es una coincidencia que una de las escuelas de pensamiento democristianas más importantes haya sido el llamado ordoliberalismo, que construyó una síntesis difícil pero posible de libertad, orden y tradición”. Y el popolarismo: “Estuve con el papa Francisco y me preguntó si éramos capaces de distinguir entre populismo y popolarismo. Creo que todos sabéis lo que tenía en la cabeza”.

Libertad. Orden. Tradición. Ante la extrema derecha. Ante las veleidades neoconservadoras en la familia popular. Una triada para hacer frente a los “miedos y temores de la gente”, descrito por Tusk, exprimer ministro polaco y expresidente del Consejo Europeo, como “el principal desafío del momento”.

“Me gustaría que terminemos lo más rápido posible con una conclusión obvia”, dijo Tusk: “No sacrificaremos valores como las libertades cívicas, el Estado de derecho y la decencia en la vida pública en aras de la seguridad y el orden, porque simplemente no hay necesidad. Porque no se excluyen entre sí. Quien no puede aceptarlo, de facto se sitúa fuera de nuestra familia política”.

¿Y cómo hacerlo? Tusk marcaba líneas rojas, aunque luego el día a día de la política nacional se difuminan: “Bajo ninguna circunstancia podemos regalar el marco de la seguridad y el orden a los populistas, manipuladores y autócratas, que llevan a las personas a creer que la libertad no puede conciliarse con la seguridad. Que proteger nuestras fronteras y territorio no puede conciliarse con la democracia liberal y el Estado de derecho”. Precisamente sobre fronteras ha hablado Weber, quien ha puesto como ejemplo al griego Kyriakos Mitsotakis, cuyo Gobierno ha participado en devoluciones ilegales de migrantes con Frontex.

Frente a este discurso de fondo político que buscaba marcar distancias con la extrema derecha, evidenciado en la expulsión del Fidesz húngaro de Viktor Orbán del PP europeo, el nuevo presidente de la familia popular, el bávaro Manfred Weber, elegido con 447 votos de 502, ha tenido este martes en el congreso de Rotterdam una intervención menos ideológica, y ha evitado la batalla política y cultural contra la extrema derecha. En su equipo ya no estará como secretario general Antonio López-Istúriz, en el cargo desde hace dos décadas: Weber ha elegido a un estrecho colaborador del primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, Thanasis Bakolas.

La pérdida del PP español de un puesto clave en el Partido Popular Europeo ha intentado ser compensado con una vicepresidencia para Esteban González Pons. Hubo un momento en el que la anterior dirección de Pablo Casado pensó que López-Istúriz podría relevar a Tusk en la presidencia del PPE, y en esa batalla relegó la posibilidad de que González Pons alcanzara la presidencia del Parlamento Europeo. Al final, ni lo uno ni lo otro.

Capítulo de Orbán

Weber también es el jefe de filas de los populares en el Parlamento Europeo, y ha intentado levantar algunas bandera políticas en su discurso: “Somos el partido del Estado de derecho en Europa. Bajo tu fuerte liderazgo [ha dicho dirigiéndose a Tusk], hemos cerrado el capítulo de Viktor Orbán. Y hoy llevamos la bandera de la democracia, la independencia judicial y la lucha contra la corrupción”.

Y, ante el reconocimiento de la crisis política –“seamos honestos, no estamos en el mejor momento de nuestra historia”, ha dicho Weber–, ha lanzado un desafío: “¿Cómo podemos librarnos de la presión entre los populistas de derecha y el centro liberal?” Y, para ello, ha tirado de tecnocracia más que de principios políticos e ideológicos. “Los tiempos políticos críticos no son tiempos de ostentación sino de responsabilidad, credibilidad, determinación y las mejores ideas para el futuro. Son tiempos para el PPE”; “EEUU es el mejor amigo que tenemos en el mundo. Sin seguridad no hay libertad. ¡Invirtamos en nuestra amistad! ¿Quién más que nosotros, el EPP, puede hacerlo?”; “sólo el PPE garantiza la economía social de mercado en Europa y en el mundo. Somos la roca de Europa. Somos la roca del mundo”, ha dicho Weber.

El alemán, además, ha lanzado varias críticas a Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español, hasta el punto de pedir una amonestación por parte de la Comisión Europea, presidida por otra compañera de su partido hermano, la CDU, Ursula von der Leyen: “¿Ya ha olvidado Europa la última crisis económica? La estabilidad fiscal es una condición previa para un futuro estable En España, Alberto Núñez Feijóo sabe que los socialistas son buenos gastando dinero, pero no en generar esperanza. No acepto este reparto de tareas, en el que los socialistas gastan dinero sin cuidado y dejan que el EPP recoja los pedazos cuando la economía se derrumba. Así fue en España con Mariano Rajoy y en Grecia con Kyriakos Mitsotakis. Lo siento, pero esto ya no es aceptable. Y por eso la Comisión Europea tiene que sacar tarjeta roja a Sánchez ahora si quiere evitar un desastre económico en España. La prueba de un buen gobierno no es cuánto dinero puede gastar, sino cuánto puede crear. Y eso es lo que puede hacer el EPP”.

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